En Almería, la Navidad no es
solo luces, escaparates, belenes o villancicos industriales; es también un
latido profundo que recorre plazas, museos y templos. Es la música que nos
conecta con los recuerdos de la infancia, con los pueblos de la provincia y con
la memoria de quienes, durante generaciones, hicieron de estas fechas una
celebración de comunidad, fe y tradición. Es la música —esa música nuestra,
heredada, áspera y hermosa— la que nos vincula con quienes nos precedieron.
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| Concierto de la Cuadrilla de Ánimas El Saliente en el Museo Doña Pakita en 2019 / Loa |
Porque la Navidad almeriense no se entiende sin los aguilandos, las cuadrillas de ánimas, los trovos, las seguidillas, las parrandas, las jotas, los fandangos o las auroras. Melodías que formaron durante siglos la banda sonora de las Pascuas en nuestra tierra y que parecían destinadas a silenciarse, pero que distintas iniciativas —públicas y ciudadanas— han ido devolviendo a la vida. Entre ellas, los conciertos impulsados por Acción por Almería desde mediados de la pasada década y, más recientemente, el Grupo Municipal de Folclore Virgen del Mar. En Alcolea, el Grupo Zaharagüi mantiene viva esta tradición con breves conciertos.
Las Cuadrillas de Ánimas:
origen y tradición
En el sureste español —y por
supuesto en Almería— existieron desde al menos el siglo XVII las Cuadrillas de
Ánimas, agrupaciones de músicos de cuerda vinculadas a las Hermandades de
Ánimas. Su misión era humilde y esencial: el entierro de los pobres y la
aplicación de misas por su eterno descanso. Para financiarlo, dependían de las
limosnas que recaudaban durante la Navidad y la Pascua, cuando recorrían casas,
calles y cortijos cantando.
Al frente marchaba un
mayordomo y un guión o cantor, que entonaba las coplas mientras la cuadrilla
repetía los dos últimos versos. Estos aguilandos o coplas de Ánimas,
acompañados por guitarras, bandurrias, panderetas y percusión, componían un
sonido inconfundible. Hasta los años cuarenta del siglo pasado existieron
cuadrillas incluso en la capital, como las de La Cañada de San Urbano y Los
Molinos.
Hoy subsisten con fuerza en
Los Vélez, Oria, Albanchez, Laujar, Fondón o Abla. Verdaderos bastiones de una
tradición que testimonia nuestra identidad colectiva. Estas expresiones
musicales son memoria viva, y el interés renovado por ellas demuestra que la
Navidad almeriense no solo se contempla: se escucha y se siente.
Rescatando la tradición:
Acción por Almería y los primeros conciertos
El año 2015 marcó el renacer
contemporáneo. El 18 de diciembre, Acción por Almería organizó un concierto
gratuito en la Plaza de las Velas, junto al árbol de Navidad. Guitarras,
bandurrias y panderetas se mezclaron con las voces de cuadrillas de la provincia
que interpretaron aguilandos, auroras, parrandas y seguidillas. La plaza se
llenó de curiosos y de almerienses que intuían que aquella música formaba parte
de su memoria más profunda. La Navidad almeriense recuperaba su propia voz.
En 2016, la iniciativa se
trasladó al corazón de la ciudad, instalándose en la Plaza Marqués de Heredia.
Música y baile tradicional llenaron el centro con malagueñas, trovos y
fandangos que devolvieron a los almerienses la esencia de unas Pascuas auténticas.
El público respondió: la gente quería escuchar su música, reconocer sus raíces
y sentirse parte de una historia compartida.
Doña Pakyta: un museo que
escuchaba villancicos
En 2017, el Museo de Arte Doña
Pakyta acogió la tercera edición de “Nuestras Pascuas Almerienses”. Fue un
acierto absoluto. Cuadrillas de ánimas y aguilanderos interpretaron jotas,
malagueñas, parrandas y coplas trovadas, llenando las salas de un ambiente tan
cálido como histórico. El museo se quedó pequeño: gente en los pasillos, en la
escalera, en la antesala. Era evidente que Almería quería escuchar aquello.
El objetivo era “llevar a la
capital algo que en muchos pueblos aún se vive”, y se cumplió. Las melodías
antiguas resonaron con fuerza en un espacio que parecía hecho para ellas.
La iniciativa se repitió en
2018 y 2019, consolidando al Museo Doña Pakyta como un escenario de memoria
musical. Incluso fue necesario retransmitir el concierto por streaming ante la
gran afluencia de público. La tradición ya no era un recuerdo marginal: había
vuelto al corazón cultural de la ciudad.
Silencio y renacer: la Misa de
Aguilandos de 2022 y 2023
Las restricciones sanitarias
impidieron la celebración de conciertos en 2020 y 2021. Las plazas quedaron en
silencio, pero el silencio no apagó la tradición: solo aguardó, esperando el
momento de volver a sonar.
En 2022, la ciudad recuperó su
Navidad más auténtica. La Catedral de la Encarnación y el Ayuntamiento de
Almería organizaron una Misa de Aguilandos acompañada de pasacalles. La
Cuadrilla del Saliente llevó por el entorno del templo, trovos, fandangos y aguilandos
que recordaron que estas tradiciones no pertenecen solo a los pueblos: también
laten en la ciudad. Fue un acto solemne y profundamente almeriense, un puente
entre el pasado y la vida contemporánea.
En 2023, esa senda iniciada el
año anterior tuvo continuidad. En la víspera de la Navidad, volvió a celebrarse
la Misa de Aguilandos en la Catedral y, a su término, una cuadrilla de
aguilanderos devolvió a la plaza los cantes tradicionales
Villancicos y folclore en la
Plaza de las Velas: 2024
En 2024, el Grupo Municipal de
Folclore Virgen del Mar ofreció un concierto navideño en la Plaza de las Velas.
La ciudad escuchó piezas de toda la provincia —de Los Vélez a Alcolea, Bayárcal
o el Cabo de Gata— que componían un mapa musical de Almería. “Cantos de
Aguilandos”, “Los ángeles por los aires”, “Campanilleros del Cabo de Gata” o
“Despertar de la aurora” resonaron como fragmentos de la propia historia
regional, que el público recibió con calidez, demostrando que la música
tradicional sigue emocionando.
2025: un nuevo concierto para
mantener viva la herencia
El 21 de diciembre de 2025, la
ciudad volverá a escuchar esa música. El Grupo Municipal de Folclore Virgen del
Mar regresará a la Plaza de las Velas con villancicos y repertorio tradicional
de Almería. Esa jornada será más que un concierto: será un recordatorio de que
Almería conserva su identidad porque la canta, la escucha y la transmite.
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| Baile de música tradicional en la Plaza Marqués de Heredia en 2016 / Loa |
Lo que escucharemos será más que música: será un hilo que une generaciones, un puente entre pasado y presente, un recordatorio de que Almería mantiene viva su identidad, su memoria y su espíritu comunitario. Es una escena en la que la música actúa como escuela y como abrazo, como memoria que se transmite de voz en voz. Por eso, cada concierto es también una lección de identidad y pertenencia.
Más allá de las luces y los
adornos
Porque más allá de las luces,
los belenes o las pistas de hielo, lo que realmente ilumina la Navidad
almeriense es su música. Cada aguilando, cada trovo, cada fandango es un
homenaje a la tierra, a la región y a la ciudad que late al ritmo de su propia
historia.
Almería no solo se viste de
fiesta: canta, escucha y revive su memoria. Mientras parte de nuestra cultura
permanece olvidada, y corre el riesgo de desaparecer, iniciativas como las de
Acción por Almería o los grupos de folclore permiten que este legado siga vivo.
Almería y su cultura interesan a los almerienses. Hay que reivindicar nuestras
raíces y devolverles el esplendor que tuvieron, por encima de modas importadas
que no cuentan nuestra historia.
Porque la Navidad almeriense —cuando se escucha— realmente vuelve a ser lo que siempre fue: un latido propio.



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