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La Rambla huele mal

Javier Salvador
Director de Teleprensa

Supongo que muchos se han dado cuenta, porque lo que se dice cantar, canta de lo lindo, pero parece increíble que a estas alturas de la película y con la de años que lleva La Rambla terminada, nadie encuentre una solución al problema de los fétidos olores que desprende la zona de ocio insignia de la ciudad en su parte más baja, es decir, junto a la Autoridad Portuaria y que, mira por donde, es el primer lugar que se encuentran esos turistas a los que tanta importancia damos porque vienen nada menos que en crucero, aunque luego gasten una media de 25 euros. Vamos, que como un nativo en rebajas no hay nada para quitarles el mal sabor de boca a los comerciantes de la ciudad.

Pero vamos al asunto de los olores. Almería no es una ciudad muy limpia que digamos por mucha escoba de plata, platino o diamantes que se compre el concejal del asunto de las basuras, pero hay cosas que podrían estudiarse, enmendarse y hasta solucionar, como el caso de los malos olores que hay en la rambla.

Resulta un poco lamentable ver a la gente cruzar hacia el Paseo Marítimo, desde el puerto, tapándose la nariz por un olor nauseabundo, con una mezcla entre huevo podrido y algo totalmente indescriptible pero enormemente desagradable. Ese olor es tan duro, que cuando vas en moto casi lo masticas, y hasta en los coches, como te quedes parado en el semáforo justo en el puente de la rambla, tienes un rato de pestilente recuerdo que te obliga a mirar a los acompañantes por si alguno se ha puesto colorado. Pero no, no es nada corporal, es estrictamente municipal.

Almería ha gastado algo más de treinta millones de euros en obras pagadas por el Gobierno de España en arreglar calles, plazas y espacios públicos, principalmente de la zona centro, pero se ha olvidado de cosas tan elementales como esos malditos olores.

Los almerienses ya no piden que funcione el géiser que se supone debía culminar la gran obra que cambió la ciudad, que no es otra que La Rambla.

Esa es una batalla perdida, pero es de suponer que alguien debe tener una solución para un problema de este tipo, porque las nuevas tecnologías avanzan y si hace años se enviaban postales, ahora se suben vídeos a youtube, y qué va a ser de nosotros como el siguiente paso sea trasladar por la red olores, - seguro alguien en algún lugar trabaja para codificarlos en números binarios-, porque esa puede ser nuestra perdición y la excusa perfecta para decir que ese es el motivo por el que no funcionan las atrocidades cometidas para la promoción de la ciudad. Perdón, quería decir actividades.

Pero ya puestos un poco serios, alguien debería tomar cartas en el asunto, porque parece que algunos políticos se han acostumbrado tanto a escuchar eso de que Almería huele mal, que automáticamente responden que más se llevaron los otros, pero esta vez no hablo de tufillos administrativos, sino de pestazos reales que, supongo, alguna solución tendrán. Los otros tufillos sabemos que vienen con el particular sistema político que hemos adoptado como menos malo.
(Publicado en teleprensa.es)

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