Fausto Romero-Miura Giménez
Abogado
Fracasó el buen sentido, y se abrió la barra libre con café para todos, en palabras del mismo, aciago y converso Clavero. Y, claro, todos –incluidos los no amantes del café- se cafeinaron -“y yo, no menos que tú”- y así hemos llegado al caos a que hemos llegado: de los 600.000 funcionarios de 1977 –amanuenses, sin informática, para 37.000.000 de habitantes- hemos pasado a 3.500.000, 600.000 de ellos en Andalucía, para 46.000.000 de habitantes, con todo informatizado; y no para hacer cosas distintas, sino la misma para el Ayuntamiento, la Diputación, la Autonomía y el Estado; 6.536 empresas y entes públicos, de los que el 94% corresponde a las autonomías, que gastan el 55% del presupuesto: teniendo en cuenta que la Seguridad Social se lleva el 30%, el Estado –digamos, nuclear- sólo puede disponer del 15% en beneficio de todos los españoles. Es lo que queda de Estado: el 15%. Y multipliquemos todo por 17: Defensores de cada pueblo, Parlamentos, Gobiernos, Agencias de publicidad televisiva (Televisiones autonómicas)… Y sin límite: asesores, enchufados, contratados, estómagos agradecidos… Y sin que nadie lo controle ni les pida cuentas: los políticos actúan con el convencimiento de su total impunidad: son omnipotentes.
Y, ¿lo más grave? Que nuestro destino está en sus manos y no en las nuestras. ¿Por qué no reaccionamos y lo recuperamos? La locura idiota de los pinganillos del Senado deben abrirnos los ojos. ¡Si somos un buen pueblo…! ¿Por qué dejarnos avasallar por los malos, los peores, señores?
(La Voz de Almería)
(La Voz de Almería)
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