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Abusos y privilegios socialistas

Rosario Soto
Portavoz del PP de Andalucía
 
En política, como en la vida misma, hay algo peor que equivocarse: no rectificar. Y eso es lo que está haciendo el presidente andaluz, José Antonio Griñán en relación al caso Chaves: siendo grave su primera equivocación, no abrir un expediente ni investigar la no inhibición de su predecesor en la concesión de un incentivo a la empresa donde trabajaba su hija, más grave aún es no hacer caso al Tribunal Superior  de Justicia, que sí ve pertinente la apertura del expediente y que ha anulado el acuerdo del Gobierno de Griñán por el cual se eludía expedientar a Chaves.

Nos encontramos ante un caso de doble abuso y de un privilegio: abuso es que el entonces presidente Chaves se saltara a la torera la Ley de Incompatibilidades, que él mismo aprobó y no se ausentara del Consejo de Gobierno durante la aprobación del incentivo a su hija.

Y abuso es que el señor Griñán, que aún no se ha pronunciado  públicamente sobre este varapalo de la Justicia a su forma de gobernar, se escude en la presentación de un recurso para seguir resistiéndose a la apertura del expediente.

Y respecto al privilegio, ambos comparten uno: no sé por qué extraño poder, la ley en Andalucía no es igual para todos. Para los ciudadanos y para los gobernantes.
En el Partido Popular consideramos esta decisión como muy grave. No sabemos con qué cara el Gobierno de Griñán puede sancionar, en base a la Ley de Incompatibilidades, a cualquier andaluz

Los socialistas siguen considerándose ciudadanos de primera categoría, una casta privilegiada. No tienen el menor reparo en considerarse, e incluso exhibirse, como  inmunes a la crítica.

El caso Chaves no es otra cosa que una demostración más del doble rasero y del permanente abuso en el que se ha instalado la cúpula socialista  tras 30 años de poder
Griñán  ha desaprovechado la oportunidad de alejarse de los tics de prepotencia y demostrar que hay transparencia en la gestión pública y que la Ley es de obligado cumplimiento para todos caiga quien caiga.

La consecuencia política de este escándalo es que  Griñán está acumulando, bien si por voluntad propia o por órdenes superiores, la misma o mayor responsabilidad que su antecesor en la presidencia al no incoar el expediente.

No es presentable que los mismos que  gastan el dinero de los contribuyentes en costosas campañas publicitarias para mejorar la imagen de Andalucía y de los actúen luego com  típicos "señoritos," dañando la imagen que quieren mejorar.

Los privilegios son para ellos; las obligaciones para los demás. Yo no quiero una Andalucía en donde algo así pueda darse. Y estoy segura de que ustedes tampoco.

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