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El que alarma es el Gobierno

Javier Aureliano García
Secretario General del PP de Almería

En estos días de alarma decretada, los españoles sentimos con todas sus consecuencias nuestra condición de rehenes preferenciales, tanto de cualquier colectivo profesional como del propio Gobierno, que ha preferido que el conflicto con los controladores estallase en mitad de un puente, despreciando las consecuencias que esta situación podría provocar para miles de familias españolas, para intentar dar un golpe de efecto y autoridad que se resume en una llamada de socorro al Ejército. Pero, al margen de estos cuestionables gestos de cara a la galería, convendría repasar qué es lo que ha hecho, o mejor dicho, no ha hecho el Gobierno de Zapatero para evitar este tipo de inadmisibles conflictos laborales. Y lo cierto es que en los últimos seis años el Gobierno de Zapatero no ha sido capaz de acordar un nuevo convenio colectivo con los controladores que sustituya al que finalizó en diciembre de 2004. Es decir, que una vez más los españoles hemos de pagar las consecuencias del habitual estilo de gestión del señor Zapatero: pasividad, desidia y no hacer nada.

Lo cierto es que mientras el ministro Blanco no hacía más que anunciar buenas nuevas que nunca llegaron, los controladores iban cumpliendo las horas que se les habían fijado en febrero, sin que nadie en el ministerio de Fomento adoptara medida alguna para atajar el problema que se avecinaba al acabar su tope de horas anuales antes de que acabara el año. Una nueva falta de previsión que intentaron paliar con un exceso de torpeza y así aprobaron deprisa y corriendo un nuevo decreto ley con otra regulación del horario laboral de los controladores. ¿Tenía que ser precisamente en vísperas del puente más importante y más seguido durante todo el año? Y así, con una situación que se les escapaba de las manos, con las terminales de los aeropuertos llenas de pasajeros desesperados y con las agencias de viajes y los hoteles desconcertados por el destino de sus reservas, el Gobierno del señor Zapatero no vislumbró más salida que la declaración oficial del estado de alerta. ¿Acaso puede haber mayor demostración de incapacidad? Esta declaración, que probablemente fuera la única solución posible después de haber dejado pasar el tiempo sin actuar certeramente, equivale en mi opinión a una admisión pública de impotencia, y sienta un precedente a la hora de abordar futuros conflictos.

Me pregunto qué hubiera pasado si un gobierno del Partido Popular, superado por los acontecimientos, hubiera tenido que recurrir al auxilio de los militares. No dudo de que buena parte de los que ahora señalan como muy juiciosa y razonable la actitud de Zapatero estaría llamando poco menos que golpista o cuartelero al presidente del Gobierno que hubiera llegado al extremo de poner a militares a dar órdenes a personal civil.
En resumidas cuentas podríamos decir que el verdadero factor de alarma y sobresalto en el panorama nacional lo ocupa por mérito propio el Gobierno que todavía preside el señor Zapatero, que se ha convertido en una auténtica amenaza para el futuro de España. No olvidemos que este conflicto, que con otro Gobierno estoy seguro de que hubiera podido preverse y evitarse, ha producido un enorme perjuicio a cientos de miles de ciudadanos, cuyos derechos se han visto pisoteados. Ha causado un daño extraordinario a todo nuestro sector turístico y ha supuesto un grave deterioro de la imagen de nuestro país. Y es que cada vez está más claro que el despegue de la situación de España no podrá llevarse a cabo mientras el señor Zapatero esté al frente de la torre de control del Gobierno. Esa presencia sí que supone caos, retraso e incertidumbre.

1 comentario:

  1. Y ustedes asustan, por irresponsables y oportunistas.

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