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A propósito de los premios ‘Levante’


Emilio Ruiz
@opinionalmeria

➤➤➤ La celebración cada año en alguno de los pueblos de la comarca de los premios ‘Levante’, que organizan La Voz de Almería, la cadena Ser y Los 40, se ha convertido en el acontecimiento social más importante del Levante almeriense. No recuerdo ningún otro evento periódico en la comarca –creo, sinceramente, que no lo hay- que sea capaz de reunir en torno a él a casi medio millar de personas, entre las que destacan políticos provinciales y comarcales, un selecto grupo de vecinos galardonados y, también, ciudadanos de a pie inquietos por el devenir de su tierra.

Galardonados este año en los Premios Levante (La Voz)

Los organizadores, en esta ocasión al igual que en otras, han elegido como espacio para el desarrollo del evento los jardines de El Palmeral, de Vera, un escenario que traslada a los asistentes a un lugar paradisiaco más propio de un sueño que de la realidad. Cualquier evento que tiene como escenario El Palmeral veratense tiene una porción importante de su éxito asegurado.
El reconocimiento de méritos siempre es digno de agradecimiento hacia quien lo promueve, pero también hay que estar seguros de que estas personas en el futuro seguirán interesándose por su quehacer con el mismo ahínco que lo han hecho hasta ahora
Si importante fue el continente del acto –impecables iluminación, puesta en escena, sonido…- no menos importante fue el contenido. La Voz, la Ser y Los 40 aciertan al hacer despertar, para dar a conocer a la opinión pública provincial, a personas emprendedoras de la comarca, muchas de ellas escondidas en su actividad cotidiana sin pretensión alguna de proyección. El reconocimiento de méritos siempre es digno de agradecimiento hacia quien lo promueve, pero también hay que estar seguros de que estas personas en el futuro seguirán interesándose por su quehacer con el mismo ahínco que lo han hecho hasta ahora. Aunque no reciban otro premio distinto del aprecio, el reconocimiento y la aceptación de sus vecinos, que, por cierto, son los premios más importantes que se pueden recibir.

La edición del jueves de los premios ‘Levante’ contó con una amplia representación política de todos los pueblos de la comarca y también de representantes con responsabilidad provincial a nivel de partidos o de instituciones. Sobresalieron de forma particular personas allegadas al Partido Popular y escasearon, incomprensiblemente, dirigentes provinciales del otro gran partido provincial, el Partido Socialista. El PSOE tiene dificultades para descifrar la importancia de los eventos para ver donde es precisa su presencia. También fue significativa la presencia de dirigentes de Ciudadanos. Los otros dos grandes partidos de carácter nacional, Podemos y Vox, siguen en su tónica de vivir al margen de los intereses de la sociedad almeriense, pues en actos como éste, de gran calado social, casi nunca suelen estar y tampoco se les espera.

Los lectores que hayan tenido la paciencia de llegar a la altura de este momento del artículo habrán observado que no pueden ser más halagüeñas las palabras que salen por mi boca para calificar el mismo como muy importante para el Levante. No obstante, creo que es preciso sacar a relucir algunas palabras de objeción, algún “sí, pero”. Los vecinos del Levante tenemos que aprovechar actos tan importantes como éste para vivir momentos festivos y de reencuentro comarcal. Los premios ‘Levante’ fortalecen ese sentimiento. Pero son también –deben serlo y en ocasiones lo han sido- una plataforma excelente de exposición de las carencias comarcales. No para airear nuestros defectos, que los tenemos como en todas partes, sino para recordar a todo el mundo que el Levante almeriense es una comarca que está por hacer en muchos aspectos.
Los premios ‘Levante’ deben tener también un tono de reivindicación comarcal que el jueves se echó de menos
Los premios ‘Levante’ deben tener también un tono de reivindicación comarcal que el jueves se echó de menos. Mientras muchos oradores ensalzaban, y con razón, las virtudes de esta tierra, la triste realidad nos transporta a otros lugares donde las carencias son notables y donde las exigencias deben ser permanentes. A pocos metros del lúdico y festivo acto de El Palmeral aún persiste una carretera Vera-Garrucha paralizada desde hace meses. Aún muestran su crudeza la insuficiencia de infraestructuras, que se pone de manifiesto con los continuos accidentes y cada vez que caen cuatro gotas. Aún sigue el AVE sin dar señales de vida. Aún la escasez del agua se ensaña con el futuro de nuestra agricultura. Aún el estado de las playas clama una inmediata inversión. Aún nuestro único hospital sigue padeciendo la carencia de especialistas… De esto poco o nada se dijo.

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