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El GEM, ante los residuos agrícolas

Grupo Ecologista Mediterráneo
de Almería
 
La falta de una gestión eficaz y una eliminación limpia de los residuos agrícolas en la provincia de Almería se ha convertido ya en un problema crónico para el campo almeriense que amenaza como una espada de Damocles su competitividad en los mercados europeos. Así lo valora el Grupo Ecologista Mediterráneo (GEM), que alerta de cómo, cincuenta años después de iniciarse en nuestra provincia la producción intensiva de hortalizas bajo plástico, la situación está prácticamente en el mismo punto de partida, y eso a pesar de haberse creado varias plantas de reciclaje –en El Ejido, Níjar y La Mojonera- y sucesivos planes de higiene rural.

La prueba la hemos tenido este mismo verano con el delirante episodio vivido en la planta de El Ejido, en la que se han estado quemando durante dos meses de manera incontrolada los residuos que, teóricamente, debían tener como destino el reciclaje, ante la inacción de todos. La combustión de los restos vegetales ha mantenido a la población ejidense y de toda la comarca de Poniente bajo una evidente contaminación atmosférica y un ambiente por momentos irrespirable.

Por si fuera poco, los miles de agricultores de la zona han pasado las primeras semanas de inicio de campaña sin tener a dónde llevar los residuos por saturación de la planta, con el consiguiente riesgo de ser multados y de acumular restos que favorecen las plagas. Lo paradójico de esta situación es que todos y cada uno de los productores pagan obligatoriamente su cantidad correspondiente a la recogida y gestión de unos residuos que –las evidencias así lo señalan- no se están ni gestionando ni reciclando.

Las consecuencias de que las administraciones –locales y autonómica- no tomen medidas contundentes ante esta situación pueden llegar muy lejos. A los evidentes daños sobre el medio ambiente y sobre la salud de las personas se sumarán, antes o después y si nadie lo remedia, las repercusiones sobre la comercialización de las frutas y hortalizas de Almería en los mercados agrícolas de los países europeos, principales clientes de las producciones almerienses.

Los agricultores almerienses, quizá mejor que nadie, saben muy bien qué ocurre cuando en otros países comienzan a propagarse comentarios sobre los aspectos negativos de las condiciones de producción en Almería y las cadenas de distribución empiezan a retirar sus pedidos y contratos con las comercializadoras almerienses. Ha ocurrido con las varias crisis de los residuos de fitosanitarios en las hortalizas y también con la limpieza del campo.

Pero, además, en la coyuntura actual de mercado, en el que las agriculturas de terceros países, fundamentalmente Marruecos, compiten cada vez más con las de Almería en las mismas fechas y con unos costes mucho más bajos, una de las mejores bazas que tiene la almeriense –señalada así por expertos y responsables de las administraciones- es la de ‘vender’ calidad y excelencia, tanto de los productos en si como de las condiciones de producción.

Sería injusto no reconocer que en los últimos años se ha avanzado algo en el camino de la higiene rural. Si a principios de los años 90 la mayor parte de los ayuntamientos de la principal comarca productora, el Poniente, carecían de ordenanzas municipales, hacia finales de esa década ya prácticamente todos las tenían. Otro cosa es su aplicación, muy deficiente, según puso de manifiesto el extenso y documentado informe que el Grupo Ecologista Mediterráneo elaboró en 1999 sobre la gestión de los residuos en el Poniente almeriense. Desde entonces, han cambiado algunas cosas, como el hecho de que ahora el coste de la gestión recaiga en los propios productores y que se hayan creado algunas plantas de reciclaje.

Sin embargo, lamentablemente, varias de las propuestas que entonces se hacían siguen absolutamente vigentes:
- La realización de un Plan de gestión integral de los residuos agrícolas y que se haga a nivel provincial o comarcal. En la realización de este Plan deberían de implicarse, por lo menos, los agricultores a través de las Asociaciones Agrarias, los Ayuntamientos, la Diputación Provincial y las Consejerías de Agricultura y Pesca, de Ordenación del Territorio y de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía.
- Sería deseable la existencia de una normativa general para la recogida y tratamiento de este tipo de residuos, que unifique las distintas normativas (bandos, ordenanzas, etc.) existentes en la actualidad.
- Existe un decreto que limita el crecimiento de la superficie invernada en el Poniente y en el Campo de Níjar, que debería de hacerse cumplir e insistir sobre el principio de cambiar el aumento de la producción por un aumento en la calidad del producto final y en los procesos tecnológicos.
- Es preciso que los procesos de recogida se hagan de manera selectiva de manera que se pueda facilitar el reciclaje, y se ahorren costos.
- A medio plazo, se debería tender a reconvertir el modelo almeriense, de manera que se asemejase al holandés. Es decir, ya que los invernaderos necesitan accesos rodados, agua corriente y electricidad, así como un sistema que evite la contaminación del suelo y los acuíferos (alcantarillado), se deberían ordenar los cultivos existentes al igual que se hace con los polígonos industriales, dotándolos de los servicios necesarios. En este sentido las figuras de ordenación del territorio y planeamiento urbanístico deberían de regular las zonas de invernaderos para ir consiguiendo, a medio plazo, un cambio de imagen en la zona. Esto redundaría, de forma muy positiva, en la imagen de los productos de la zona.
- Para hacer posibles muchas de las campañas de higiene rural, en las que se han embarcado los municipios de la zona, es necesario realizar una campaña de educación ambiental que explique claramente la situación, los efectos que produce y plantee la necesidad de tomar medidas, buscando, si es posible, la implicación de los afectados. Dada la importancia de la agricultura en la zona, estas campañas deberían de comenzar en los centros escolares, ya que los hijos de los agricultores serán, con toda seguridad, los futuros agricultores, y continuar hasta implicar a toda la población de la zona.

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