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Crónica nocturna de la generación del desencanto

Miguel Ángel Blanco Martín
Periodista

Son los años ochenta, el gran tiempo de la Transición democrática, contemplados desde la barra de un club nocturno. El periodismo protagoniza su particular visión de la realidad. Y desde la mirada periodística surgen los acontecimientos de una actualidad histórica, social, cultural, económica y política, impregnada por la evolución de la vida cotidiana. Este encuentro entre actualidad y vida cotidiana, desde la actitud del periodista es lo que marca la trayectoria de una generación joven que vivió los años ochenta, con un inevitable pensamiento crítico, hasta desembocar en el desencanto pero sin arrepentirse de lo acaecido. La radiografía de aquellos años y su tránsito es lo que ha escrito el periodista Carlos Santos (fue director de La Voz de Almería en los inicios de la Transición, redactor-jefe en Cambio 16 y finalmente en Radio Nacional) con la peculiar novela-crónica Avión Club. Una Historia de los 80 (La Esfera de los Libros, 2017), que sólo podía haber escrito un periodista. Y lo ha hecho desde un lugar singular, un club nocturno madrileño (Avión Club), de aquellos años, donde periodistas, políticos, escritores, cantautores, funcionarios, empresarios, profesores…, son testigos, desde la noche, de la realidad en transformación, con el fondo de la música del pianista del club.

Carlos Santos, en RNE

Precisamente lo peculiar de esta crónica novelada es la observación que hace Carlos Santos de un elemento clave, la figura del pianista, César Martínez, quien durante cuarenta años ha desplegado su música en todas las direcciones en el club nocturno; es la referencia del interés que produce en todos los visitantes del club adonde se acude después de la jornada de trabajo a tomarse un cubata, un gin-tonic, un wiskey… Son las horas nocturnas lo que justifican el sentido de la vida. En el club se habla, se observa, se discute, se analiza la información sin contemplaciones, se descubren nuevas amistades, se establecen relaciones. Y el contexto político, cultural y social, está presente en la atmósfera que se va configurando, entre realidad y ficción. Entre personajes reales e imaginarios, pero que forjan lo que siempre es real. Para ser finalmente, todo realidad. Y en medio de todo, explicando hechos, justificando el método, está el periodista Carlos Santos, principal observador y testigo en la barra del Avión Club, Con la banda sonora que proyecta cada día el piano de César.
El sentido documental de la crónica se complementa con el seguimiento que el autor hace de los personajes y sus relaciones
En la crónica-novela y viceversa, permanecen los grandes momentos, el declive de UCD, el gran triunfo abrumador del PSOE con Felipe González, Alfonso Guerra, Tierno Galván… Aparecen los nombres que han estado presentes en la Transición de los ochenta, los comentarios sobre la huelga general contra Felipe González, los desencantos que fueron surgiendo en torno al gobierno del Partido Socialista. El significado de los medios de comunicación, el fulgurante momento de TVE. Y como uno de los hilos conductores, los momentos más cercanos de los personajes, César, Julia, Javier, Dami… Los periodistas que descubren su libertad personal en la nocturnidad forjada en el amplio noticiario y controversia que en todos los órdenes rodean con sentido crítico los tiempos de las mayorías absolutas de Felipe González y sus enormes contradicciones. La política de lo inesperado.

El sentido documental de la crónica se complementa con el seguimiento que el autor hace de los personajes y sus relaciones. Anécdotas y confesiones. Y sobre todo, el enigma que acompaña la historia y vida del pianista, que se convierte así en objetivo periodístico para un reportaje imposible, que nunca verá la luz.

El final de la crónica, con la mirada puesta en torno al pianista y su lento final, convierte la novela en un espacio vital donde la melancolía aporta su sentida atmósfera, ante el destino incierto de los personajes, perdidos en su declinar, cuando ya el periodista, los periodistas de aquel tiempo han terminado su periplo y ahora contemplan con pesar lo irremediable de su personal memoria histórica.

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