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El Poniente necesita un tren de carcanías

Rosa Ortiz
Periodista

El debate sobre la necesidad de que la comarca del Poniente cuente con un tren de cercanías que una localidades como El Ejido o Roquetas con la capital está más cerca que lejos de plantearse. La espita la abrió ayer Andrés Sánchez Picón, catedrático de Historia e Instituciones Económicas de la UAL. Este destacado miembro de la Mesa del Tren abordó la necesidad “urgente” de tratar un problema que se manifestó con crudeza este fin de semana y que volverá a hacerlo en fines de semanas consecutivos hasta que terminen las obras de la variante de Aguadulce, en Roquetas: el colapso de las comunicaciones entre el Poniente y la capital si se cierra, aunque sea de forma temporal, la Autovía del Mediterráneo.

"El futuro ha llegado" (Sánchez Picón)

Según señaló ayer Sánchez Picón “el futuro ha llegado, está ya entre nosotros y nos plantea un problema sobre el que hay que empezar a reflexionar”. “Creo que llegamos tarde. Hemos podido hacer el experimento con el Cañarete y con lo que ha pasado este fin de semana y el problema es acuciante. Los responsables políticos del Poniente y de la capital deberían empezar a acordar algo al respecto porque la complejidad administrativa y técnica es importante. No imagino la Almería de 2050 sin un corredor ferroviario para la movilidad de los habitantes como mínimo entre El Ejido y la capital”, planteó este experto.

El tema, con todo, no está entre las prioridades de la Mesa del Ferrocarril. Por ahora, la posibilidad de un tren de cercanías que una el Poniente y la capital ha ocupado poco espacio en las reuniones de este foro, aunque a través de Califal sí se ve viable organizar una mesa de debate ciudadano con vecinos de El Ejido y Vícar que ya se han manifestado a favor de esta iniciativa y estudiar así cómo pueden resolverse los problemas de movilidad interna y de conexión en la comarca. 

Lo que está claro, apunta este experto, es que hay un evidente “cuello de botella” entre la capital y el Poniente de la provincia, demostrado con los problemas de tráfico que causaron las obras primero en la carretera del Cañarete y ahora en la A-7. “Debemos plantear el cercanías como una propuesta de futuro. Significa también un cambio en la cultura de la movilidad y darnos cuenta de que hay que simultanear el uso del coche privado con el transporte colectivo. A vuelo de pájaro, que haya medio millón de personas es suficiente masa crítica para plantearse este sistema de transporte”, señaló.

La cuestión es saber si los municipios afectados -desde Roquetas a Adra, pasando por El Ejido o Vícar- han previsto en sus respectivos PGOUs esta posibilidad, ya que también se trata de un proceso complejo con incidencia en las previsiones a futuro a nivel urbanístico. Además, en la terna debería entrar también el Ayuntamiento de Almería para resolver por dónde entraría un tren de cercanías que, apunta Sánchez Picón, debería llegar hasta la Universidad, que también plantea problemas de congestión. “Es un asunto que debe abordarse en cualquier planificación estratégica más pronto que tarde”, aseveró el catedrático de la UAL.