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Atentado en la muralla almeriense

Pedro Mena Enciso
Profesor de Historia

Desde hace treinta y cinco años convivimos en una democracia con lo que ello supone para la libertad y la posibilidad de ejercer la crítica constructiva sin miedo a la represión. Pues bien, últimamente el rodillo de la administración pública se ejerce de tal manera que incomoda a intelectuales y ciudadanos libres. Da la sensación de que los que intentamos transmitir ilusión y esperanza a los almerienses para que luchen por su futuro saliendo de nuestra tradicional pasividad y ejerciendo su derecho a opinar con independencia del poder político comenzamos a ser molestos y se intenta disfrazar la realidad para acallarnos y convertirnos en una masa de borregos silenciosos que se limiten a inclinar la cabeza ante los que dirigen.

Los que tienen el poder y sus atláteres aceptan muy mal la crítica y pretenden anular el pensamiento. Este es el caso que nos ocupa hoy porque, cuando leo las declaraciones de la responsable de Cultura de la Junta de Andalucía en Almería (“nos encontramos ante una cuestión subjetiva más próxima a la estética que a lo patrimonial”), pienso que efectivamente se ha perdido el rumbo y poco importa ya aquello del Arte por el Arte.

Estimada Delegada, por muchos criterios científicos de conservación y acuerdos internacionales de restauración que se hayan seguido, lo que se ha hecho con la Muralla de la Hoya no tiene nombre y no es cuestión de gustos sino de la más mínima sensibilidad, de estética artística y respeto a un Patrimonio que data del Siglo XI y que no se puede restaurar con la destrucción de lo original ya que el respeto y la conservación de nuestro Patrimonio Histórico-Artístico es obligación de todos y con más razón de los que tienen responsabilidades políticas. Por otra parte, sabemos del interés de la Delegada por la cultura y también del buen trabajo del arquitecto en otros proyectos, por lo que resultan más sorprendentes todavía sus argumentos. ¿Se imaginan ustedes, por citar un ejemplo, una actuación semejante en la Alhambra? Yo no soy arquitecto, pero es evidente que, para detener el daño estructural que sufre la muralla, existen otras alternativas.

Recojo el sentir de muchos intelectuales, y particularmente de personas vinculadas al mundo del Arte y de la Historia del Arte, en este fragmento de un artículo publicado por el ilustre escritor almeriense Juan José Ceba y titulado ”El Grito de La Hoya”:

Empezó el año con todas las alarmas activadas, por otra nueva aberración contra el patrimonio. En esta ocasión, la Consejería de Cultura golpeaba de manera alarmante sobre el mismo corazón de la Alcazaba, en las murallas de Jayrán, con un doble encajonamiento horrendo de acero oxidado; agresión incomprensible en unas obras de restauración que, hasta el momento, se sucedían de manera aceptable. Por ello, el grito de las fingidas torres oxidadas rompe, con su ataque de notoriedad, la unidad bellísima, la secuencia armónica, los ritmos, el encanto del tiempo detenido y un fondo de poesía acumulada, que establecía un diálogo vivísimo entre las torres y muros defensivos de La Alcazaba, La Hoya y los altos de San Cristóbal. Destrozar ese abrazo, esa fusión delicada, acaso no figure en las pisoteadas leyes del patrimonio, pero es un delito contra la hermosura poética de un espacio, que nos adentraba en el alma verdadera de la ciudad. Los añadidos y postizos son una mentira, una impostura, manchas oscuras que abofetean el tapial; y con las lluvias y humedades ya están cubriendo de óxido los muros, evidenciando lo desafortunado del ataque”.

Como sabemos la muralla fue construida por los musulmanes y desde Puerta Purchena nos adherimos a todos los que quieren mantener vivo nuestra Arte y nuestra Historia. Por eso, estoy seguro de que se eliminará el acero corten y nunca más se producirán atentados contra el Patrimonio.

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