Tongo en Almería

Javier Salvador

Director de Teleprensa

Al final parece que la situación política de la capital se va a poner caliente. El grupo socialista del Ayuntamiento de Almería parece haber comido guindilla de la buena y ha redoblado su actividad, y empiezan a denunciar lo que toda la ciudad murmura, que hay tongo en Almería. Las cosas se ponen complicadas para el equipo de gobierno, porque ya se sabe, todo empieza con unos trabajadores interinos denunciando un presunto enchufismo en las oposiciones y al final aparecen papeles a lo wikileaks sobre extraños contratos y empresarios que están cansados de tanta altanería y atropello.

Al alcalde de la ciudad ya no le va a servir guardar silencio como lo hizo con el caso de su concejala de Cultura, que durante años ha estado contratando sin medida alguna a la empresa fundada por su marido y ella misma. Claro, que esa estrategia es la misma que le sirvió para que los medios amigos no le recuerden que mientras que en cualquier ciudad o comunidad, todo político al que se le pilla conduciendo borracho dimite, en Almería se le asciende y se le convierte en chico para todo, como es el caso de Francisco Amizián, que aún con su condena y retirada de carné, sigue tan pancho por el mero hecho de que él ha hecho y hace lo que los demás no quieren hacer.

Esta vez tampoco vale eso de hacer creer a los ciudadanos que el hecho de que el Ayuntamiento de Almería aparezca como uno de los más opacos de España se debe a que no están dispuestos a pagar a las consultoras que hacen esos estudios, porque le respondieron tajantemente, dejando su honorable palabra de boy scout a muy poca altura desvelando que jamás le han pedido nada a un ayuntamiento por tales servicios y menos al de Almería.

La historia, ahora, en este momento, es qué ocurre con esas oposiciones a las que se presentaron un montón, aprobaron sólo unos pocos y causalmente un buen número de ellos son, precisamente, personas muy cercanas a los hombres fuertes del PP. Casualidades como una prima hermana de la portavoz del PP de Andalucía, Rosario Soto, o el hermano de un alcalde y senador, Eugenio Gonzálvez, entre otros tantos.

Y la cosa se complica aún más cuando circula por los despachos de los partidos una supuesta acta notarial en la que una persona, aún anónima, daba la lista de aprobados a unas oposiciones de la Policía Local de Almería tres meses antes de que se diese a conocer oficialmente la relación de aprobados.

Un concejal del PSOE decía el otro día que quería encontrar a esa persona para ver si, además, también acertaba con el gordo de Navidad, porque puede que se trate de un vidente, aunque parece no va a ser así, que la historia es mucho más seria y podría ser el camino que abra la puerta a la habitación de las corruptelas.

Mientras todo esto ocurre, el alcalde de Almería, Luis Rogelio Rodríguez Comendador no dice nada, guarda silencio y espera que el tiempo lo tape todo.

Pero verán, aunque todo se descubra al final no pasará nada, porque una cosa es de lo que ellos pueden acusar y otra muy distinta de lo que se les acuse a ellos, aquello del doble rasero. Hace unos días revisaba papeles y encontré las críticas del PP de Javier Arenas a la Junta por no utilizar mármol de Almería en la rehabilitación del Palacio de San Telmo. Lo más cachondo es que en las obras del Plan E en Almería tampoco se ha utilizado la piedra de Macael y habrá que preguntarse si en la urbanización de la N-340, desde la rotonda de Canal Sur hasta la del cementerio, lo que se usa es mármol de Almería o piedra de cualquier otro lugar, porque bien explotaron lo de San Telmo en Sevilla, cuando aquí todo el mundo calla.

(Publicado en teleprensa.es)