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Réquiem por la ingeniería en Almería


Pedro Mena Enciso
Profesor de Historía

Caluroso verano aquel de 1987 cuando se iniciaron los primeros estudios de Ingeniería en Almería como caluroso lo es también éste de 2012 que comenzamos con  el anuncio del fin de su autonomía, ya que ha quedado fusionada en lo que a partir de ahora se llamará Ciencias Experimentales e Ingeniería. ¡Qué pena tanto esfuerzo y trabajo durante décadas! Fue la Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Agrícola la pionera en un Colegio Universitario que, adscrito a la Universidad de Granada,  ya contaba con más de una década de existencia.

Recuerdo muy bien aquellos años centrales de la década de los setenta, pues formé parte de una de las primeras promociones que llenaron esas aulas precarias, sin apenas infraestructura y ubicadas en el único edificio existente, el que todos conocemos ahora como Edificio Central. Mi memoria se detiene en aquellas asambleas de alumnos buscando libertad en plena transición; en aquel bar de Fernando Mañas, hoy magníficamente atendido por su hijo, donde tantos buenos momentos pasamos entablando una amistad imperecedera; en aquellos primeros profesores llenos de ilusión y dispuestos a cambiar un mundo que luego se encargó de cambiarlos a ellos; las dificultades, no de aparcamiento, porque no existía, sino de transporte: ¡cuántas veces nos íbamos andando a La Cañada para coger el autobús o nos bajábamos a empujarle cuando llovía!…

Allí y así vivimos los primeros años de la democracia. Pero, queridos lectores, no se trata de hablar de mis experiencias, sino de la Escuela Superior de Ingeniería, magníficamente dirigida por Javier Lozano (¡qué gran trabajo el suyo y cuántas horas dedicadas a conseguir la Excelencia!) y un equipo de excelentes profesionales: Antonio Jesús Zapata, Antonio Giménez, Rosa Mª Ayala, Agustín Sánchez, Manolo Navarro y Cristina Segovia. Los Ingenieros de la UAL han desarrollado un interesante programa de actos conmemorativos durante todo el curso, culminando, el pasado 12 de Junio, con la clausura en el Auditorio de la Universidad. En ese excepcional marco, la Comunidad Universitaria y la Sociedad Almeriense rendimos pleitesía a la histórica Escuela.

Los allí presentes tuvimos la oportunidad de conocer de primera mano las vivencias en el tiempo de alumnos, profesores y hasta del primer director, Joaquín Urda, de una Escuela que hoy sí que se puede calificar como Superior por el prestigio y la calidad que atesora.

Con la creación, en 1993, de la Universidad de Almería, la citada Escuela se transformó en Escuela Politécnica Superior, implantándose el título de Ingeniero Agrónomo. En 2010, el Plan Bolonia nos lleva a los Grados y vuelve a cambiar de denominación para llamarse Escuela Superior de Ingeniería. Como almeriense, siento orgullo, pues los ingenieros  vinieron a llenar un espacio vacío en ese mundo tecnológico y de investigación puramente científica tan alejado históricamente de nuestra provincia.

A su actual equipo directivo quiero expresar mi enhorabuena como profesional de la educación y animarles (a pesar del varapalo sufrido con la desaparición de la Escuela) a continuar por la senda de la calidad antes que de la cantidad, pues la Universidad debe ser el lugar donde excelencia y sabiduría triunfen. La Universidad no es la cuna de la mediocridad y, por tanto, en ella no puede tener cabida una masa indiscriminada, no se trata de generar títulos cuantos más mejor ni de que todo el mundo se mantenga en ella tenga o no capacidad.

Sería recomendable que estos estudios superiores los afrontaran las personas con aptitudes suficientes y además que estén dispuestas a entregar lo mejor de ellos mismos mediante el esfuerzo, la voluntad y la cultura de la lectura razonada y la investigación, con la intención de mejorar la sociedad en la que les ha tocado vivir. Este reto exige que la UAL aporte no sólo conocimientos técnicos sino también valores humanos, pues se trata de construir personas. La Universidad no puede ser como una Escuela de Secundaria más ni como un tercer curso de Bachillerato. Tiene que aspirar a conquistar niveles científicos y de investigación para acercarse a la palabra intelectual ya que estamos hablando nada más y nada menos que de estudios superiores. Llegará un día, si es que no ha llegado ya, en que las universidades se medirán objetivamente por la calidad científica y humana. Para ese momento deberá estar preparada nuestra Universidad de Almería.

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