Miguel Martín
Teleprensa.es
Al fin somos libres. Ya hemos tenido nuestro pleno monográfico sobre el estado de la ciudad, y digo pleno en vez de debate, porque debatir, lo que se dice debatir, se debatió poco. Cada uno llevaba su chuleta, su guioncillo, y se salió poco de lo marcado y fijado días antes. Algo que dificultó que se viese ese cara a cara real entre Rodríguez Comendador y Usero, algo ¿demandado? por los ciudadanos.
Seis horas y pico –cuando pico tiende a x- dan para mucho, si no, que se lo digan al portavoz de los populares, Pablo Venzal, cuyo reloj funcionaba a su ritmo, porque desde luego consumió más de la media hora que tenía para mostrar la radiografía que la derecha hace de la capital, aunque es normal en él ese tipo de “pasión” a la hora de argumentar sus ideas.
Entonces ¿quién ganó el “debate”? Creo que nadie, porque no hubo un enfrentamiento como tal. Si hacemos caso a los alumnos de Derecho presentes en la sala –lo vuestro sí que son huevos-, que aguantaron estoicamente la sesión, parece ser que Venzal despertaba más simpatías que Usero, si hacemos caso a los aplausos, pero también es cierto que, por eso del Derecho, parece ser que la opción diestra les agradaba más que la siniestra.
Desde mi humilde punto de vista, el de ayer fue un ejercicio de reflexión muy flojo. La oposición se limitó a repetir denuncias y críticas que ya hemos oído en más de una ocasión; el equipo de Gobierno se sentó en la autocomplacencia y reconoció pocos fallos, si acaso Megino, con su indirecta de una revisión del contrato de la Ciudad Digital, fue el más sincero en este caso.
Seis horas y pico –cuando pico tiende a x- dan para mucho, si no, que se lo digan al portavoz de los populares, Pablo Venzal, cuyo reloj funcionaba a su ritmo, porque desde luego consumió más de la media hora que tenía para mostrar la radiografía que la derecha hace de la capital, aunque es normal en él ese tipo de “pasión” a la hora de argumentar sus ideas.
Entonces ¿quién ganó el “debate”? Creo que nadie, porque no hubo un enfrentamiento como tal. Si hacemos caso a los alumnos de Derecho presentes en la sala –lo vuestro sí que son huevos-, que aguantaron estoicamente la sesión, parece ser que Venzal despertaba más simpatías que Usero, si hacemos caso a los aplausos, pero también es cierto que, por eso del Derecho, parece ser que la opción diestra les agradaba más que la siniestra.
Desde mi humilde punto de vista, el de ayer fue un ejercicio de reflexión muy flojo. La oposición se limitó a repetir denuncias y críticas que ya hemos oído en más de una ocasión; el equipo de Gobierno se sentó en la autocomplacencia y reconoció pocos fallos, si acaso Megino, con su indirecta de una revisión del contrato de la Ciudad Digital, fue el más sincero en este caso.
¿Han sido pocas las obras de la ciudad? Las que se han hecho ¿han dado la vuelta al calcetín –que decía el alcalde-? ¿Hemos pasado de una Almería cutre a otra de referencia?
A mí, por desgracia, me sigue pareciendo la misma ciudad, mejor en algunos aspectos, peor en otros, pero falta del espíritu y garra que puedan hacerla brillar por encima de otros. Y eso, amigos, no es sólo culpa de nuestros políticos, sino de la habitual desgana y desidia de los que vivimos en ella, a los que parece que nos da igual que nos taladren la sien con un Black & Decker.
El “debate” de ayer queda de esta forma como un acto más de la campaña electoral que tenemos por delante, con un Luis Rogelio cada vez más cómodo por los resultados de las encuestas, y un Usero que intentará dar un giro de 180º a la situación, con todo lo que conlleva intentar tumbar a un regidor que –por circunstancias ajenas a la capital, incluso a la provincia-, lo tiene todo a su favor.
Un acto que, todo hay que decirlo, fue excesivamente amable, en el que no hubo furor a la hora de defender los discursos de cada uno, en el que no se sacaron los colores al rival, y mira que cada uno podía tener motivos para hacerlo.
Llegados a este punto ¿qué quieren que les diga? Me parece haber esperado nueve años para esto.
(Publicado en teleprensa.es)
A mí, por desgracia, me sigue pareciendo la misma ciudad, mejor en algunos aspectos, peor en otros, pero falta del espíritu y garra que puedan hacerla brillar por encima de otros. Y eso, amigos, no es sólo culpa de nuestros políticos, sino de la habitual desgana y desidia de los que vivimos en ella, a los que parece que nos da igual que nos taladren la sien con un Black & Decker.
El “debate” de ayer queda de esta forma como un acto más de la campaña electoral que tenemos por delante, con un Luis Rogelio cada vez más cómodo por los resultados de las encuestas, y un Usero que intentará dar un giro de 180º a la situación, con todo lo que conlleva intentar tumbar a un regidor que –por circunstancias ajenas a la capital, incluso a la provincia-, lo tiene todo a su favor.
Un acto que, todo hay que decirlo, fue excesivamente amable, en el que no hubo furor a la hora de defender los discursos de cada uno, en el que no se sacaron los colores al rival, y mira que cada uno podía tener motivos para hacerlo.
Llegados a este punto ¿qué quieren que les diga? Me parece haber esperado nueve años para esto.
(Publicado en teleprensa.es)
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