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Martín Cuenca, cine de autor y Literatura

Miguel Ángel Blanco Martín
Periodista

Con el largometraje El Autor (2017), Manuel Martín Cuenca (El Ejido, Almería, 1964) continúa su camino de creatividad cinematográfica, muy personal, que inició con La flaqueza del bolchevique (2003, basada en una novela de Lorenzo Silva). Cine de autor y literatura van de la mano en muchos momentos del proceso creador del cineasta almeriense. Y en El autor el cineasta alcanza seguramente uno de los resultados más logrado de su filmografía (entre cortos y largometrajes de ficción y documentales). 

La música es de José Luis Perales

Martín Cuenca va por libre y, a veces, contracorriente afortunadamente, para mirar de frente el panorama del cine establecido. De esta manera ocupa un lugar singular en el panorama del cine español. Y también por eso, su figura está fuera de los espacios del cine oficial y del sistema.

La historia del El Autor está basada en la novela El móvil de Javier Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1962). Y esta es la única conexión. Javier Cercas no ha participado en el guión y ha dejado, con inteligencia, plena libertad a Martín Cuenca para el desarrollo del argumento de su película. Tampoco podía hacer otra cosa. No hace falta ir explicando a estas alturas que cine y literatura tienen una relación muy directa desde los inicios de la historia del cine, pero manteniendo la independencia de sus distintos lenguajes narrativos. De ahí que el cineasta aporte sus propias interpretaciones a la hora de desarrollar la narrativa en imágenes, que configura la base del lenguaje cinematográfico. 

El Autor, que obtuvo el premio de la Crítica en el Festival de Toronto (Canadá), es la historia de un empleado (Javier Gutiérrez) de una notaría, alumno de un taller literario, con la finalidad de escribir una novela. A la par, el personaje está casado con una novelista de éxito comercial (María León). El profesor del taller (Antonio de la Torre) impulsa con sentido crítico al personaje para que afronte el proyecto de su novela desde la realidad que le es más próxima. Y para ello, Martín Cuenca ha desarrollado una interesante puesta en escena y momentos secuenciales de la historia, en el momento de observar la realidad, lo que acontece en la calle; para desarrollar la capacidad de la mirada del personaje protagonista sobre lo que sucede a su alrededor y alimentarse de los hechos que contempla para que formen parte de la novela que intenta escribir.

Y en ese encuentro del personaje con el mundo, el aspirante a autor  establece un particular modo de aproximación para que su realidad cotidiana se adapte poco a poco a sus aspiraciones, desde lo más inesperado. El personaje, de esta manera, construye su novela desde dentro del proceso narrativo, manipulando su realidad. Y aquí, cómo vincular esta realidad a un proceso visual, radica, en mi opinión, la esencia de la película, que Martín Cuenca interpreta magistralmente, con una mirada sobria y directa, a la que acompaña en ocasiones una banda sonora singular (algo que también está muy presente en sus películas) con la lenta atmósfera establecida por un piano y desde la luz fotográfica que envuelve la calle y los rostros de los personajes (predominio de los primeros planos del protagonista), directamente frente al espectador.

Manuel Martín Cuenca ha dado un paso más en su creatividad, con una destacada elección y dirección también de actores (otro rasgo de su cinematografía) en el proceso de su imaginación ante la imagen y desde las historias que se pueden contar desde el cine de autor. Por eso, es recomendable ver El Autor y reflexionar sobre su discurso y sensaciones para contemplar y comprender la vida, siempre con sentido crítico.

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