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Los británicos en España se enfrentan al Brexit

Lenox Napier
Un británico de Mojácar

Nota de la redacción: Lenox Napier es un ciudadano británico que lleva muchos años residiendo entre nosotros. No obstante, su dominio del castellano no es pleno, por lo que algunas expresiones de este artículo pueden padecer una redacción inadecuada. No obstante, respetamos la literalidad del mismo.

Los británicos están divididos entre sí: los que prefieren dejar la UE frente a los que quieren permanecer. Los Brexiteers (brexiteros) están en un lado, los Remainers (permaneceros) están en el otro. El Reino Unido está muy dividido al respeto, con más xenofobia, más nacionalismo y más amenazas que nunca. Aquí, en España, nosotros, los residentes británicos nos consideramos parte de la comunidad de los ‘expatriados’. Brexit no es un ejercicio de libertad contra la imponencia de Bruselas (o como sea que lo creen en Londres). Brexit para nosotros los británicos que vivimos en uno de los 27 países de la UE restantes es una amenaza contra nuestra inevitable pérdida de privilegios como futuros ex-comunitarios europeos.

Brexit

En breve tendremos que hacer frente a la obtención de una visa o un permiso de trabajo. Podemos necesitar una cuenta bancaria convertible, o 'fondos suficientes' para permanecer. Podríamos perder nuestra cobertura de salud o ciertos derechos de pensión. Probablemente perderíamos el derecho a un voto local (y también perderíamos a nuestros pocos conciudadanos valientes que trabajan en la política local). Por supuesto, nadie sabe, o si lo hacen, no nos lo están diciendo. Nunca es sin embargo (como debemos recordar de nuestros tiempos en el Reino Unido) una mala idea llevar un paraguas cuando el cielo está revuelto.

¿Entonces, qué podemos hacer? Siendo británicos, por supuesto, muchos de nosotros somos francamente la más extraña de las bestias. ¡Brexiteros Continentales! Según ellos, es mejor sacar  los inmigrantes del Reino Unido, ya que sólo causan problemas mientras que chupan descarados al Estado. Nosotros, dicen, somos diferentes: traemos los fondos que tanto necesitamos a España. Sí, ¡realmente hay los que opinan así!

Otros piensan que debemos ignorar el asunto ya que alguien (ay, alguien) lo solucionará todo para nosotros. ¿Pero quién va a ser nuestro salvador? ¿Michael Robinson, quizás? Nuestros propios periódicos gratuitos de habla inglesa, los que amontonan en pilas fuera de las agentes inmobiliarias y los cafés, han fracasado singularmente en ayudarnos hasta el momento, con algunos columnistas francamente apoyando la causa Brexitera.

Sabemos que el Gobierno británico está interesado, muy interesado, en los negocios europeos. Buscan la pasta, no los derechos sociales. La embajada también dedica todo su tiempo a la construcción del comercio. Los británicos esparcidos por el continente en pueblos poco interesantes u ocupados con su vida profesional en grandes empresas en las ciudades de Europa no van a ser de ninguna consecuencia ya que no son ni organizados ni tienen voz. Si algo, son más obstáculo para la libre circulación del comercio, que otra cosa.

Si los españoles están preocupados por todo esto, será por el trato de sus conciudadanos asentados en el Reino Unido, que también dudan de si pueden obtener permisos de trabajo, visas y el resto. De nuevo, alguien debe de hacer algo. Algunos españoles -si tenemos que creer la prensa- ya están recibiendo sus órdenes de abandonar el país por el Ministerio del Interior británico. ¿Qué van a contar cuando vuelven a España? ¿Quién habla por ellos? España está evidentemente menos preocupada aún por el aparentemente pequeño número de británicos aquí (ver el padrón - somos alrededor de 270.000). Tenemos que atraer vuestra atención.

El turismo no caerá en picota gracias a ninguna acción española tras el Brexit, aunque los reglamentos de la UE aumentarán el coste de los vuelos desde el RU  y habrá más formalidades para los visitantes británicos. Una vez más, debemos centrar la atención en la comunidad de expatriados en España - conocida despectivamente por las autoridades, como quienes practican el "turismo residencial". Somos los "residentes extranjeros", en el mejor de los casos. Los 'guiris' en el peor. Rara vez veremos mención de nosotros en los medios aquí. Somos descartados como infelices viviendo en guetos en algún lugar horrible construido por un político local corrupto. Mejor olvidado.

Mientras que  los fans de Leicester están invadiendo la Plaza Mayor de Madrid, nosotros tenemos que crear nuestra propia identidad bien distinta. No somos como los hinchas británicas, los hooligans. Somos europeos de segunda clase tal vez, como la amenaza Brexit nos persigue, pero europeos que queremos mucho a nuestra país adoptada; y necesitamos ayuda. Hemos creado algunas asociaciones para tratar de dar a conocer la amenaza de Brexit: EuroCitizens, Europats, Bremain en España, Brexpats, etc. Un líder, aceptable y conocido tanto por los británicos como por los españoles, aún no ha surgido de estos grupos.


Suponiendo que se nos ofreció la opción: pasaporte británico sólo, y ser tratado como un extranjero no-UE - o tener dos pasaportes: doble nacionalidad, lo que nos permite mantener nuestra identidad y, al mismo tiempo, continuar con todos los actuales privilegios de la UE (E incluso adquirir los pocos que actualmente no tenemos: como la emancipación completa). ¿Suena bien? Eso es lo que está ofreciendo España (y por extensión Bruselas) a Gibraltar. Si los ciudadanos del Peñón, de nuevo sitiados por fuerzas más grandes, vieron las ventajas del trato, habría de repente treinta mil nuevos españoles británicos. Tal vez habría espacio, en ese momento, por unos cuantos más...