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El habla y la ficción son armas para acercarnos a la realidad de la Axarquía almeriense

Antonio Torres
Periodista

Rigor, datos históricos y las virtudes narrativas de viajeros aparecen en un nuevo libro de José González Núñez que enriquece el habla y el conocimiento del Levante almeriense. La ficción es un arma para acercarnos a la realidad de la Axarquía almeriense. La identidad de buena parte de media provincia se centra en el origen de las palabras, de los primeros libros, tal como hizo la escritora Irene Vallejo en su rotundo y sorprendente éxito de El infinito en un junco.  ¿Por qué un ensayo acerca del libro alcanza más de 30 ediciones?, le preguntamos a José González Núñez, autor de Clío también estuvo aquí. Literatura de viajes y viajeros por la Axarquía almeriense: “Irene Vallejo rompe las costuras del género ensayístico y realiza un viaje personal por la historia del libro (el instrumento más poderoso de libertad que ha ideado el hombre) y de la cultura en el mundo antiguo adoptando la voz del cuentista, pero sin perder el sentido histórico y el rigor del buen investigador”.

José González Núñez

El acento andaluz del Consejo de Ministros se ha perdido tras la remodelación de Pedro Sánchez. Ya no está la voz andaluza de María Jesús Montero, que sigue de ministra, y descansará de las críticas, no a su gestión, pero sí al racismo que produce a algunos el habla andaluza. La doctora Montero ha sido relevada como portavoz del Ejecutivo por la abogada Isabel Rodríguez quien ha afirmado que “la bicheaba desde joven para vez cómo lo hacia”. Bichear, observar a escondidas, vigilar. La mirada a la Axarquía almeriense, incluye no solo el diálogo con una tierra desnuda como un poema sin artificios donde todo es posible, sino también el diálogo con sus gentes que, al decir de Juan Goytisolo, tienen un acento entrañable que acuna como una nana, quizás porque sale y llega hasta el lugar más profundo del corazón. “Son palabras”, dice, “que, como los árboles del camino, no tienen prisa, pero que no se deben perder para no perdernos nosotros”.

El libro se acaba de presentar en Antas con la iniciativa de Javier Iragaray y viajará por Turre, el 31 de julio, y Mojácar con intervención de varios de sus protagonistas, coordinados por el autor José González y el editor Juan Grima. Ese mismo día, se abrirá exposición fotográfica de Domingo Leiva y Rodrigo Valero, una oportunidad para conocer el talento de esos dos grandes de la imagen. Clio también estuvo aquí incluye miradas fotográficas de Leiva y Valero.

A las palabras más cercanas a este peculiar modo de hablar está dedicada la segunda parte del libro Clío estuvo aquí (Literatura de viajes y viajeros por la Axarquía almeriense), editado por Arráez. Son palabras que hunden sus raíces en la lengua árabe, en viejas voces castellanas y otras provenientes de Aragón y Cataluña, pero que adquieren su aire más vanguardista en esa mezcla entre la capacidad del dialecto andaluz para expresar las ideas con claridad y economía del lenguaje, la expresividad del habla murciana, los rasgos más imaginativos del castellano vulgar y rural y el ingenio del caló. 

Somos fruto de nuestros genes, pero también de nuestra historia, de nuestra cultura y de nuestra manera de hablar. Además, como señala el filósofo Emilio Lledó: “las palabras son la posibilidad de inmortalidad, de hacer latir la memoria, la vida”. “Los dos millares de vocablos recogidos haciendo camino al andar son palabras anidadas en las ramas de los árboles, enraizadas en la misma naturaleza, nacidas en el diario trajinar del campo y la mar, tomadas de oficios y herramientas que ya no tienen espacio ni tiempo. Algunas fueron lenguaje común de un mundo ya perdido, mientras hoy, pasado ya el vigor de su mayeo, siguen imposibles de marchitar, como el amarantado recuerdo del gran filólogo Joan Corominas hacia su esposa, la bedarense Bárbara de Haro (Bédar, 1911-Barcelona,1981), que tanto le ayudó en la elaboración de lo que hoy es el diccionario etimológico de la lengua española por antonomasia; otras, son palabras sin desgastar que, paradójicamente, creíamos viejas”, subraya el autor. 

González Núñez confiesa que hay pocos trabajos realizados acerca del léxico comarcal de la Axarquía o de sus localidades. Son palabras a veces empleadas sin recurrir a la gramática, palabras mágicas que supo escuchar, apreciar e interpretar el historiador, antropólogo, etnógrafo y folclorista Julio Caro Baroja, quien en el prólogo realizado para el libro Turre. Historia, Cultura, Tradición y Fotografía (Juan Grima y colaboradores) escribía: “El mundo almeriense, dentro de Andalucía, no es el mejor conocido”. Del trabajo de José González Núñez, recojo unas palabras ilustrativas. Acais: ojos; Afa: barranco; Cimbra, galería subterránea de agua; Follargas: Gerol o Jerol: mal fario, mala suerte; mal carácter, enfado; discordia, enredo; Guiscar, incitar, provocar; Letrino (lo utilizaba mucho Félix González en Turre, abuelo de José González Núñez): se dice de alguien o de algo sucio, mierdoso, individuo con el fondo oscuro, con alma de pozo negro. Sonrostrar: aguantar, soportar, tolerar a alguien; Tántaras: deshoras; Tapá: nombre con el que se conocía a las mujeres mojaqueras que iban cubiertas con el manto o el pañuelo, dejando ver solo la mitad superior de la cara; Zalandro: trozo o pedazo de pan cortado con las manos. Autor de decenas de títulos como El médico día a día, se refiere al ingenio del caló. “Por ejemplo, chanela significa sabio. Hay muchísimas, palabras festivas en el mundo de los gitanos”. Ha trabajado con el material dejado por autores como Pedro Perales, Jacobo Soto, Elena Pezzi, “el poeta ciego de Garrucha” Antonio Cano Cervantes o con el Diccionario mojaquero del abogado y poeta Esteban Carrillo, entre otros autores de la Axarquía. Ahí está su padre, el buen maestro de Turre Francisco González, “que nos transmitió valores sin siquiera mencionarlos y nos enseñó el verbo ‘con-jugar’ para conjugar los demás verbos”.

La libertad creativa del escritor turrero José González “Pepe de Piedad” o Pepe de Ana Amalia Orero, como le conocemos los amigos del instituto de Vera y del centro de Cuevas del Almanzora, está atento siempre para sorprendernos con la cita literaria del verano. Es colaborador fijo del digital hoyesarte.com, el primer diario de arte en lengua española.  “Este libro lo escribí sin tener recado alguno de hacerlo. Mi recompensa ha sido el mismo hecho de escribirlo, todo un privilegio”. Y sobre todo una maravilla de tenerlo ahí, “memoria despierta”, gran amigo, un privilegio para los que lo conocemos.

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