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Dar a luz no es corriente

Antonio Felipe Rubio
Periodista

El arquetipo de ingeniería doméstica en el español medio consiste en abrir con impaciencia el paquete, enchufar el artilugio, tocar todos los botones y, cuando empiece a echar humo, tirar del cable y comenzar a leer el libro de instrucciones que quedó en el embalaje. Así se desprende del proceder en algunos casos en los que el PSOE la ha cagado ostensiblemente. El más reciente, uniendo el anagrama de la Junta al de la Falange y facultando el acceso al Museo de Almería para un acto de “Construcción Nacional” que dista mucho del actual modelo democrático y constitucional.

José Luis Sánchez Teruel
Pero, aun discrepando de estas opciones ideológicas, los falangistas tienen legitimidad para opinar en el marco de la legalidad que posibilita su existencia y el derecho a la libertad de expresión. Sin embargo, los adalides de la libertad (PSOE de Almería), percatados y advertidos de su “error”, optan por tirar del cable y cortan intencionadamente la luz para producir una impresentable disrupción de los derechos, convirtiéndose en tramposos, zafios, intolerantes y necios que reparan aplicando idénticas fórmulas de los que dicen denostar. Para algunos “progresistas” la crítica y discrepancia se combate con el corte, la desactivación, el apagado y la desconexión.

Hubo otras cagadas memorables cuando el Ayuntamiento de Almería cedió la Casa de la Juventud al Foro Cívico Europeo -subvencionado por una central de compras suiza- para desprestigiar la imagen de la agricultura almeriense. Aquí no hubo problema en aras de la “libertad de expresión” enarbolada por sindicatos radicales de izquierda (S.O.C. de gordillos, cañameros, etc.).

A la radicalidad de la izquierda se le otorga el voltaje necesario para establecer la diferencia de potencial con otras ideologías a las que aplican alta resistencia con exhibida intensidad. Es la Ley de Ohm, tan confundida con la del belga Víctor D´Hondt; la que de verdad conduce y energiza a los políticos. Y en eso, aparece Sánchez Teruel, arco voltaico triunfal de la corriente socialista provincial, que pretende la conductividad de la sociedad civil proclive a sus intereses, aislando la fase que no le interesa.

Sánchez Teruel acaba de evidenciar la polarización sectaria de ciertos flujos reivindicativos con su indeclinable defensa de las mesas ferroviarias y su refractaria aversión a la defensa del Hospital Materno Infantil: “El Materno lo saca la derecha para acallar las reivindicaciones de la sociedad civil que son las infraestructuras ferroviarias”. Y esto lo dice a pesar de haber compartido compartimento con el Partido Popular en los desplazamientos reivindicativos a Madrid y Sevilla.

La verdad es que ferrocarril con Sevilla y Madrid hay. Es lento, obsoleto, incómodo y sin facilidades de accesibilidad; pero haberlo, haylo. Por el contrario, Materno Infantil, sea chico o grande; bonito o feo; actual o anticuado, lo único que hay es una piedra, una “prioridad” y un contencioso presentado por las empresas constructoras.

Es lamentable que la apresurada y sectaria justificación de ciertas reivindicaciones delate la dependencia, inspiración y aliento de una plataforma reivindicativa que cuenta con el inequívoco hálito protector de Sánchez Teruel; así queda demostrado que, como diría Iñaki a ZP, “hay que mantener la tensión”. Y esto ocurre cuando se comprueba el tremendo éxito del PP para galvanizar una reivindicación con ridícula convocatoria: la acostumbrada y brillante “política de comunicación” de la derecha.

Defender el Materno parece que es tener un cable pelao, aunque la intención sea alumbrar la verdad sobre la necesidad, con decencia, de dar a luz.

Pacto por un hospital

Juan Megino
Exalcalde de Almería

Por esta vez, y sin que sirva de precedente, voy a estar en desacuerdo con la propuesta planteada a los partidos políticos por mi compañero y, sin embargo, amigo el Dr. Martínez Amo, Presidente del Colegio de Médicos de Almería y Presidente de Consejo Andaluz de Colegios Médicos, de un Pacto por el Hospital Materno Infantil de Almería.

Estando de acuerdo en el fondo, estimo, modestamente, que la petición, más bien, la exigencia, a las autoridades sanitarias competentes de la Junta ha de ser muchísimo más contundente que un más que, por otra parte, difícil Pacto político.

Veamos. Después de una serie de años de debate profesional y social en Almería, se llegó a la conclusión de la necesidad absoluta de completar la red hospitalaria pública con un nuevo hospital. No fue fácil hacerle ver a la Junta que todos los ratios manejados eran, una vez más, un agravio para Almería, desde un punto de vista asistencial y desde cualquier otra referencia, con respecto a otras ciudades andaluzas, siendo como somos, creo, ciudadanos con la misma condición y derechos que el resto, y no de menor categoría ni de menores necesidades.

Pues bien, hace aproximadamente tres años, la Junta decidió políticamente la construcción de dicho hospital, y tras la presentación del correspondiente proyecto ante el Ayuntamiento, luego ampliamente corregido en muchos aspectos básicos y fundamentales, obtuvo la correspondiente Licencia municipal.

Doy por sentado el amplio conocimiento que de estas circunstancias tiene el Presidente del Colegio. De lo que no estoy tan seguro es de qué estén tan al corriente los ciudadanos, al final enfermos potenciales todos.

Con el proyecto aprobado, la Junta licitó la obra y la adjudicó a una empresa ampliamente solvente, que, seguro, hubiera ejecutado la obra en tiempo y forma, y es aquí donde está la “madre del cordero”.

Para poder adjudicar una obra es imperativo legal disponer de la partida económica correspondiente en los presupuestos. Por tanto, si se adjudicó, debemos entender que existía el dinero. Si después, al poco de comenzar las obras, la Junta dejó de pagar y, lógicamente, la empresa abandonó el proyecto, quedan en el aire dos interrogantes trascendentales: ¿Había dinero para adjudicar la obra? Y si lo había ¿dónde fue a parar, a donde se derivó, a qué otra atención, para dejar de pagar a la empresa?

Estamos, pues, ante dos presuntas ilegalidades que, en su caso, debieran aclarar los tribunales de Justicia y nunca hacerlo a través de un Pacto político que, por otra parte, sería difícil de alcanzar, para poder dar la respuesta que los ciudadanos precisamos.

Menos pactos y mejores partos

Antonio Felipe Rubio

Periodista

No vamos a aprender en la vida. A la mínima oportunidad que se le otorgue a la Junta de Andalucía de celebrar un pacto, ésta lo aprovecha para desviar responsabilidades hacia el Gobierno central reactivando el marasmo de competencias, transferencias pendientes, protocolos de colaboración, convenios… en definitiva, que la culpa será del empedrado o de aquél maldito tango. Nunca aceptará la Junta una autocrítica en la evidencia de incumplimientos afectos a sus competencias, y, gracias al Colegio de Médicos, halla un nuevo asidero para la confrontación por la vía de la exposición de un bienintencionado pacto que se torna en otra nueva polémica estéril, vacua y dilatoria.

Una foto para la reflexión
El Materno Infantil es un proyecto presupuestado, licitado, adjudicado e iniciado. Se aprobó un presupuesto oficial; se presentó la maqueta; se colocó la primera piedra, asistiendo las primeras autoridades; se inició la obra; se dejó de pagar… se paralizan las obras. Y ahora, tras numerosos engaños sobre el plante de las obras (torreta eléctrica, acceso de camiones para acopio de materiales…) se plantea un pacto de involucración reivindicativa.

La Junta ya apuntaba maneras cuando presentó un impresentable proyecto que contenía ¡Casi doscientos defectos y vicios! Que, evidentemente, el Ayuntamiento devolvió para su rectificación; no obstante, la Junta culpó al consistorio de obstrucción y nula colaboración. Recordemos que, entre los defectos detectados, una camilla no podía evolucionar por los pasillos del futuro hospital.

Aquí no cabe más “pacto” que el de la posible vulneración de la legalidad. Hay que plantear si se ha podido producir un supuesto de desviación de fondos finalistas hacia otras o ninguna otra finalidad (¿malversación?). Hay que averiguar y, en su caso, elevar a la instancia judicial pertinente si se ha vulnerado el procedimiento administrativo que consigna un presupuesto oficial y lo paraliza sin causa conocida ni justificada. Por otro lado, la Junta conoce y practica este proceder. No olvidemos que, contra toda justificación racional, paralizó el Parque Comercial Gran Plaza (Roquetas) e intentó encarcelar al alcalde. Igualmente, la Junta pretende derribar el Hotel El Algarrobico (Carboneras) y, aun siendo colaborador necesario para su construcción, se ha personado en los tribunales de justicia para intentar derribarlo. Y por no mencionar innumerables casos, acosos y arbitrariedades en viviendas ilegales, parques naturales, concesiones administrativas, etc.

Los pactos, aunque con el componente de buena intención, sirven para pastelear y aflorar un campo de batalla sectaria. Baste recordar el recorrido de la Mesa de las Infraestructuras, Pacto por Almería (?), observatorios, plataformas… y, por fin, la insultante demagogia: “Si hemos de priorizar, las personas son antes que las obras”. Esta evacuación intelectual (Adela Segura) es el peregrino argumento que justifica la inutilidad del Ejecutivo andaluz ante una obra de una infraestructura sanitaria que se precisa para dignidad de un servicio público esencial.

Desde el Paleolítico Inferior las “personas” buscaban cobijo (cuevas) y se asistían de herramientas y pertrechos para garantizar su supervivencia. Ya sé que el Estrecho se puede cruzar a nado, pero es más humano hacerlo en embarcación. Las infraestructuras son consustanciales con nuestro modelo de vida, y el decoro es símbolo de respeto.

 Ya está bien de victimismo, vasallaje y sectarismo. El nivel de exigencia ha de superar la trama y la coraza que otorga impunidad y blindaje a los gobernantes que actúan mermando nuestros derechos y aspiraciones.

Clamo por la justicia en sede judicial y el coadyuvante clamor social en todos los foros posibles. Este es el mejor pacto, el pacto por nuestra propia dignidad.

Mentiras del Materno-Infantil

Antonio Felipe Rubio
Periodista

Cada vez que se presentan unos presupuestos se origina una enorme polémica derivada de la confusión de quien los presenta y las críticas de quien los interpreta. Los Presupuestos de la Junta del PSOE de Sevilla, en relación a Almería, incluyen una partida de unos tres millones y medio de euros destinados a la “remodelación” de un hospital materno infantil. Excuso decir que no hay en la provincia ninguna instalación de las citadas características. Además, el pretendido Hospital Materno Infantil de Almería es sólo un proyecto del que se presentó una maqueta en tiempos de Chaves y cuyo proyecto quedó desierto en el concurso de licitación.

Evidentemente, nadie puede entender que un hospital inexistente precise de remodelación. Es como encargar un coche nuevo y pedir que le cambien las bujías o los inyectores antes de salir de fábrica. El PSOE se defiende diciendo que el PP no tiene ni puñetera idea de los Presupuestos de la Junta, y añade que la “remodelación” se refiere a ampliación del Hospital Torrecárdenas, Bola Azul, Provincial y Alta Resolución, y, ahí, estarían incluidas las partidas para el Materno Infantil. O sea, que los Presupuestos necesitan de un exegeta, manual de instrucciones o traducción para proclives a fe ciega que entiendan de un vistazo lo que no es asumible en base a un escueto ejercicio de la razón. Además, el presupuesto fantasma no explicita nada relativo al nuevo hospital y todo queda en una burda interpretación que se despacha con que los populares no tienen ni puñetera idea y, en todo caso, el Ayuntamiento de Almería está frenando la licencia de obras que “se presentó hace más de siete meses y no hay ninguna respuesta” como ha declarado el parlamentario del PSOE, Manuel García Quero.

Dicho lo cual, y como no me ofrecen ninguna credibilidad, contacto con el Ayuntamiento (Urbanismo) y salta la sorpresa; si es que es sorprendente que mientan y manipulen.

Es mentira que se haya pedido la licencia hace más de siete meses. Se pidió a finales de junio y el Ayuntamiento respondió a los tres meses con 18 folios que contenían 115 aspectos a corregir. Ni que decir tiene que la Junta no ha respondido; ante lo cual, el Ayuntamiento envía un escrito al SAS el pasado 11 de noviembre dándole plazo de 10 días para responder a más de un centenar de correcciones, algunas muy complejas y determinantes para la concesión de la definitiva Licencia de Obras. Pues resulta que la Junta no ha respondido a nada de lo requerido. Ha pasado el plazo legal, y cabría en puridad legal dar carpetazo al expediente y obligar a presentar otro nuevo; pero, como muestra de buena voluntad y buen rollito entre administraciones, Urbanismo aguantará más allá de los plazos legales; eso sí, con la caución de no sobrepasar los tres meses que entonces quedaría aprobado por Silencio Administrativo.

Así las cosas, el PSOE ha mentido y manipulado, la Junta no ha cumplido los compromisos legales, la oposición no tiene ni puñetera idea… y la culpa es del PP. Lo de siempre.
(Publicado en noticiasdealmeria.com)