Después de abordar las figuras de Rubén Darío en
‘Tierras solares’, Antonio Machado en ‘Los días azules’ y María de la O
Lejárraga en ‘A las mujeres de España’, la cineasta Laura Hojman (Sevilla,
1981) dedica su cuarto largometraje, ‘Un hombre libre’, al
almeriense Agustín Gómez Arcos (Enix, 1933–París,
1998).
![]() |
Agustín Gómez Arcos / Summer Films |
El filme, con secuencias rodadas en la provincia de
Almería, protagoniza este domingo ‘Imprescindibles’, el programa de
documentales culturales de La 2 (21:30 horas). El viernes 24 de octubre
estará además disponible en el catálogo de la plataforma Filmin.
El más pequeño de siete hermanos de una humilde
familia republicana, Gómez Arcos cursó Bachillerato en Almería. Fue alumno
de Celia Viñas, quien le animó a escribir, como recuerda el documental de
Hojman. Después se trasladó a Barcelona para estudiar Derecho, pero su vocación
literaria lo llevó a dejar la carrera y a instalarse en Madrid, donde en los
años cincuenta comenzó a destacar como dramaturgo: en dos ocasiones ganó
el Premio Nacional Lope de Vega, aunque la censura acabó por dejarlo desierto.
La represión lo condujo al exilio, primero
en Londres y más tarde en París. En el país galo se convirtió en un autor muy
leído y admirado por la crítica. Escribiendo directamente en francés, fue finalista
en seis ocasiones del Goncourt —en una de ellas lo ganó Patrick Modiano,
futuro Nobel, y en otra Marguerite Duras con ‘El amante’—, y se consolidó
como una figura imprescindible dentro del panorama cultural. Su obra,
traducida a más de doce idiomas, forma parte de los planes educativos de los
liceos franceses, y su novela ‘El niño pan’ es lectura obligada en algunos
colegios.
La voz de Gómez Arcos
“En España prácticamente no hay nada de archivo de
Agustín Gómez Arcos”, cuenta Laura Hojman. Una
carencia que contrasta con la abundancia de material que existe en la
radio y la televisión francesas, rescatado en esta producción. “Aquí se le
suele llamar autor maldito, pero yo digo que de maldito no tenía nada. Era
una figura de absoluta relevancia en el mundo cultural francés: participaba en
tertulias literarias, en programas de televisión, de radio... ; era una figura
incluso mediática”, expone.
El documental rescata, a través de impagables
testimonios, la voz del autor de novelas como ‘El cordero carnívoro’, ‘Ana
no’, ‘María República’ y ‘Un pájaro quemado vivo’. Obras que dibujan la España
de la posguerra a partir de las heridas de la Guerra Civil y por las
que desfilan cuestiones con las que se adelantó a su tiempo, como la
memoria democrática, la identidad de género y sexual o el feminismo.
“Más allá de reivindicar al autor, que ya de por sí
era interesante, encontré muchos de los temas que están en el cine que
hago”, señala la directora. Entre ellos, las “voces que han sido
silenciadas y expulsadas de nuestra historia” o la forma en que “el
silencio nos configura como sociedad”. Así, la cineasta —nominada al Goya al
mejor largometraje documental por ‘A las mujeres de España’— encuentra en su
acercamiento al autor de Enix “una reflexión sobre la idea de España y sobre cómo
se ha creado esa identidad, a menudo expulsando lo distinto, lo disidente”.
Estrenada en 2024 en el Festival de Málaga y
proyectada en la última edición del de San Sebastián, la película analiza la
trascendencia de Gómez Arcos a través de entrevistas con el cineasta Pedro
Almodóvar, los dramaturgos Paco Bezerra y Alberto
Conejero y la actriz Marisa Paredes, entre otros.
También participan el escritor y actor Antonio
Duque (amigo íntimo y autor de la frase ‘Un hombre libre’, su epitafio en
Montmartre), la traductora Adoración Elvira y Miguel Lázaro, uno
de los dos editores de Cabaret Voltaire (junto a José Miguel
Pomares, de origen almeriense), sello que desde 2006 recupera en España la obra
de un escritor que su país ignoró, incluso tras la muerte del dictador, y
que Francia, en cambio, adoró y acogió como a uno de los suyos.
El fuego y el desierto como símbolos
“Gómez Arcos es un autor que te remueve absolutamente cuando lo lees, no te puede dejar indiferente. Es como un fuego que te zarandea”, explica Laura Hojman acerca de la imagen de unas llamas que se repite en varias ocasiones durante su película, coescrita junto a María D. Valderrama. Con secuencias rodadas en Almería, Enix y Tabernas, el desierto emerge también como símbolo. “Tenía claro que quería ir a sus orígenes, a su pueblo. Pero en mi cabeza también estaba el desierto, como imagen de esa España silenciosa, casi yerma, donde apenas puede brotar la vida”, reflexiona la cineasta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario