María Enciso es una de las grandes del exilio español. La poeta y docente
Virginia Fernández Collado (Bédar, 1977) defendió en la Universidad Complutense
de Madrid la tesis doctoral “Vida y obra de María Enciso. Una vida truncada”,
dirigida por la doctora Carmen Mejía Ruiz que, junto a María Jesús Piñero
Domínguez, son autoras de Voces de escritoras olvidades: Antología de la guerra civil española y del exilio,
trabajo que cumple una de las obligaciones
pendientes de la historia de la literatura española, pero también de la
historiografía en general y, en concurso con ella, de la memoria
histórica: recuperar para el lector la voz de las escritoras que sufrieron
el trauma de la Guerra Civil y del exilio y que, aún hoy, a pesar de la
intensidad de sus letras, permanecen olvidadas. En la obra de las mujeres
que colman esta antología, silenciadas como tantas de sus compatriotas, son temas
recurrentes el extrañamiento ante el otro, la nostalgia o la idealización del
retorno, que condensan las vivencias traumáticas del doloroso
momento histórico que les tocó vivir. La poeta, investigadora
y docente, Fernández Collado, ha realizado una gran labor de recuperación de la
figura almeriense de María Dolores Pérez Enciso, conocida popularmente por
María Enciso (Almería, 1908-México, 1949). Autora de Europa
fugitiva (1941) y su último libro, Raíz al viento (1947),
entre otros trabajos, es, sin duda, de esas mujeres a las que quisieron
silenciar su voz. De ahí que siga siendo una gran desconocida, pese a que
trabajó por la educación y la igualdad de oportunidades. “En la narrativa
aparece su descripción de Almería donde destaca el color blanco de sus casas y
en el que el tiempo pasa sin que pase nada. El énfasis de su obra poética está
en la tierra, el exilio, la guerra y la muerte. Los estados del alma y el
agua”, explicó sucintamente la nueva investigadora, natural de Bédar. “En su
obra ensayística, hay una evolución sentimental desde su primera obra hasta su
segunda, aunque el exilio le va a atravesar”.
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Virginia Fernández, con Ismael Diadre y Jesús Fernández / Fernández |
La obra de Enciso, que murió exiliada, pertenece a la
Generación del 27 y a la del exilio, los españoles que tuvieron que abandonar
su tierra a causa de la Guerra Civil. La brevedad de su vida no le impidió
dejar una magnífica obra tanto ensayística, como poética. Contemporánea de la
Generación del 27 y tristemente fallecida a edad temprana en el exilio
mejicano. “Salí de España en enero de 1939, con una misión oficial. Delegada de
Evacuación en Bélgica. Por razones de mi cargo, presencié y acompañé la evacuación
española. Recorrí todos los campos de concentración de Francia para formar un
grupo de niños que Bélgica acogía cariñosamente. Me acompañó en esta triste
peregrinación, una delegación del Gobierno Belga, presidida por la diputada
Isabelle Blume, cuya despedida emocionada encabeza este libro. En Bélgica
residí, vinculada al Cuerpo Diplomático sudamericano, hasta que fue invadida.
El día 13 de mayo de 1940, salí del país, hacia Francia. Más tarde crucé
Inglaterra y embarqué en Liverpool, en un barco inglés, hacia las playas
americanas. Esto ocurría en los últimos días de junio”.
Por supuesto que no conviene olvidar la figura del
pionero, el profesor y escritor Arturo Medina Padilla (Almería, 1915-Madrid,
1995), que vivió a los pies de La Alcazaba, marido de Celia Viñas. “María Pérez
Enciso, muerta de soledad y de tristeza, crecidas ambas en la distancia, pero
nacida aquí, en Almería, en la falda sur de la Alcazaba y en una de las
embocaduras de la Chanca”. Fernández Collado, hija de Jesús, carpintero de
Bédar, obtuvo la calificación de sobresaliente cum laude el 10 de octubre pasado
en un tribunal presidido por la profesora Asunción Bernárdez Rodal, exdirectora
del Instituto de Investigaciones Feministas de la Universidad Complutense de
Madrid. Curiosamente, la catedrática Bernárdez, autoridad académica, formó
parte del tribunal de la tesis de este periodista, defendida en la Facultad de
Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid.
Los poetas Juan José Ceba y Diego Alonso Cánovas
fueron algunos de los primeros en felicitar a la poeta de Bédar y el periodista
Miguel Ángel Blanco Martín exclamó que hacia falta ya la tesis doctoral sobre
María Enciso, tal vez, la más importante escritora que haya dado Almería,
después de Carmen de Burgos, Colombine, y de ahí que Virginia se haya puesto en
la tarea para la publicación de un libro que llegue a todas partes con la vida
y obra de Enciso.
El jueves pasado escuché a Elvira Lindo y a la directora del documental, Laura Hojman sobre el almeriense de Enix Agustín Gómez Arcos en La ventana de la Cadena SER, con Carles Francino. El francés fue el idioma en el que Gómez Arcos escribió la mayor parte de sus obras, El cordero carnívoro, Ana no, El niño pan, o Un pájaro quemado vivo que presentó a finales de los años ochenta, en la Diputación de Almería, y al que tuve el privilegio de entrevistar. Todas esas obras lo convirtieron en parte del currículum académico en los colegios de Francia o que le dieron la Orden de las letras. Honores que España le negó y que ahora, gracias al cine y a las editoriales independientes, su figura empieza a cobrar cierta importancia en nuestra cultura. A partir de ahora quien acuda a las tertulias culturales o programas televisivos para hablar de María Enciso, criada a los pies de la Alcazaba, debería ser Virginia Fernández, dando voz a las víctimas, a los disidentes, y a todos aquellos que quedaron marginados sin poder disfrutar de su territorio. El exilio de tantos artistas, escritores e intelectuales, que representaban la mayor riqueza cultural de España y que sufrieron lo que no está escrito. De esta manera, Almería recupera para el ámbito investigador a una de sus mayores poetas. Una escritora, cuyos poemas, a menudo, recuerdan palabras del habla almeriense.
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