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¡A las barricadas!

Rafael Leopoldo Aguilera
Director del Instituto de Estudios Almerienses
De nuevo los indignados comienzan su andadura "para derrocar a la reacción" por las vetustas calles de la ínclita Villa de Madrid. De ahí, salvo que estén de vacaciones estivales en el resto de la invertebrada España, descansarán hasta las elecciones.

No sé si se están cuestionando el sistema democrático de convivencia de estos treinta y seis años últimos, la falta de pluralidad en los partidos políticos, la escasa participación en los movimientos sindicales, movimientos asociativos, etc., para que tengan que articular y canalizar una forma de expresión hippy a través de un sentido cuasi-ácrata.
Somos muchos los que pensamos que deben de cambiar los mecanismos normativos para no seguir aminorando nuestro Estado social y democrático de derecho y de bienestar, nuestra calidad de vida de los que somos residentes, y de los que se han unido a la comunidad nacional con un sentido de arrimar el hombro con pasión para sacar a España de una de la encrucijadas históricas más complicadas en el ámbito económico, sin olvidarnos de los continuos despropósitos gubernamentales de acabar con cualquier sistema de principios humanísticos y religiosos, tan necesarios para sobrevivir en estos momentos de crisis de valores y económico.

Pero no es entendible que esta masa de indignados, sin ideología definida, como diría Revel "sin dispensa intelectual, sin dispensa práctica y sin dispensa moral", puedan resolver los desequilibrios de los se pronuncian, pregonando a viva voz consignas como 'Ninguna agresión sin respuesta', 'No es la crisis, es el sistema' y 'Asesinos a sueldo, abuso de poder', 'Si nos tocan a uno nos tocan a todos' y 'Se limpia con lejía no con Policía'.
La participación en un Estado social y democrático de derecho como el nuestro es la participación a través de los cauces democráticos de convivencia fijados en nuestro marco constitucional, a través de los partidos que expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política.
Instaría a este movimiento subversivo y disidente a la creación y el ejercicio de su actividad con la creación de un partido político dentro del respeto a la Constitución y a la Ley, cuya estructura interna y funcionamiento, tal y como proclaman, sean democráticos. A ver sí lo consiguen.

Veremos a ver si este light sentido revolucionario canaliza el movimiento teledirigido por convicciones proletarias decimonónicas con la proclama nostálgica con violencia callejera y atentando a diversos sectores de la sociedad e instituciones de diversa índole ¡A las barricadas! ¡A las barricadas por el triunfo de la Confederación!

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