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Los lavaderos, retrato de dificultades de mujeres rurales

Antonio Torres
Periodista

Mujeres rurales se darán cita en Jerez el próximo jueves en las III Jornadas sobre Violencia de Género que acoge la Universidad de Cádiz. Almería estará representada con la participación activa de mujeres de Los Gallardos, coordinadas por la profesora de la Universidad de Almería Isabel Esther González Alarcón (Los Gallardos, 1974), actual concejala. En su intervención pondrá en valor a la mujer rural, su rutina, su día a día, puesto que ellas han sido el pilar de la sociedad que hoy conocemos, siendo las eternas desconocidas a la sombra y bajo el seudónimo “hija de”, “mujer de”, o “madre de”.

En el lavadero de Los Gallardos / Loa

Isabel Esther González dará a conocer la obra de teatro escrita y protagonizada sobre la mujer rural de los siglos XX y XXI en la provincia de Almería, por mujeres del grupo de teatro “La Corrala”, de Los Gallardos, así como el cortometraje realizado por éstas mismas, ambos, obra de teatro y cortometraje, dirigidos por Beatriz Rueda Rodríguez.

Esta obra de teatro, basada en hechos reales, ya se estrenó en el Espacio Cultural de Los Gallardos, y posteriormente se llevó a la Universidad de Almería para la actuación dentro del V Congreso Internacional Mujeres, Cultura y Sociedad, en donde, por medio de una mesa redonda, actrices y mujeres rurales de Los Gallardos explicaron previamente, al público presente, el modo de vida en España, Francia y Gran Bretaña en las dos primeras décadas de la segunda mitad del siglo XX, así como el papel desempeñado por la mujer rural en la sociedad en aquellos años.

En su ponencia se referirá al punto de encuentro de muchas mujeres que carecían de agua corriente en las casas. En Los Gallardos el lavadero ha sido restaurado, como ocurre en algunos pueblos, especialmente en la Alpujarra, que los utilizan como reclamo de turismo rural y como recuerdo de que la vida para nuestras madres y abuelas no fue nada fácil por la ausencia de agua corriente, al margen de que en muchos patios había pozos que servían de frigoríficos, electrodoméstico que junto a las cocinas de butano llegaron a finales de los sesenta. Por ejemplo, mi hermano Ginés, en una de sus primeras vacaciones como emigrante en Alemania, compró una cocina Balay a mis padres o Melchor García traía en un furgón televisores o magnetófonos.

Gallarderas en en el Congreso Internacional de Mujeres / Loa 

Tengo decenas de ejemplos de aquellos hombres ejemplares de la emigración, como Luis Ros, Paco Ramírez “El de la Fonda” y su hijo Segundo, Pedro Haro “El Chicharrote”, el padre de Juan Barón “el de la leche” o los mineros que buscaron acomodo en Cataluña por el cierre de las minas de Bédar en 1962. Tiempos de gallineros, cuadras, zotal, en periodo de dictadura con un plus de silencio y emigración.

Hay un trabajo audiovisual interesante, nacido en Los Gallardos. Han participado las mujeres del grupo de teatro La Corrala, bajo la dirección de Beatriz Rueda, coautora del guion. Proyecto impulsado por el equipo municipal y que cuenta con mujeres con mucha memoria como Ana Belén Balastegui, Pilar Arcas, Natalie Howells, Francisca Galera, Isabel Jerez, María Ruiz, Cati Flores, Esther González, Antonia Martínez, Alicia Padilla y Silvia Caparrós.

Los lavaderos fueron importantes en la vida social. En el caso de Los Gallardos, población de unos 3.000 habitantes, el lavadero era un punto de encuentro de mujeres para el trabajo y contarse sus cosas mientras los niños nos bañábamos con el zapateo de la ropa y el jabón natural, que se hacía con tocino de cerdo procedente de las matanzas. De ahí el dicho popular “del cerdo se aprovecha todo”, hasta los andares, expresión de mi vecino Ramón Carrión que desde adolescente ya era reclamado en las casas para la matanza, convirtiéndose a lo largo del tiempo en un cualificado profesional del montaje eléctrico.

La vida en el campo ha sido dura para las mujeres que tenían a media familia, mayoritariamente hombres, en la emigración. Le solicité al catedrático veratense Diego Alonso Cánovas un poema dedicado a las personas que abandonan su tierra para llevar un pedazo de pan, y comienza: “El ojo amargo de sus años vio cómo se transformaba el movimiento en profunda y famélica quietud. Vio cómo el suave silbo de los aires peinaba su desértica llanura. Se rompió el invisible y fuerte lazo que unía al hombre con su eterna tierra. Hombre y tierra, fundidos por los siglos, extinguían ahora el pacto tácito: tú me das el sustento y yo te cuido…”.

El acceso de las mujeres rurales al mundo del trabajo, el no depender de los permisos del hombre para abrir una cuenta corriente o realizar determinadas carreras universitarias en las que estuvieron vetadas, trajo en 1978 el término techo de cristal, glass ceiling, acuñado por la consultora de ámbito laboral y escritora americana Marylin Loden para describir los obstáculos con los que siguen tropezando las mujeres en cargos ejecutivos.

Esther González tiene una visión global y esta convencida de que se deben exponer las experiencias de mujeres que reclaman libertad a lo largo del tiempo. Ha contado con el asesoramiento de María Elena Jaime de Pablos, experta en género, impulsora de que haya voces pluralistas, profesora de la Universidad de Almería y coordinadora del citado Congreso Internacional de Mujeres en el que este periodista ha intervenido en anteriores ediciones con las figuras de las periodistas pioneras como Josefina Carabias, redactora en La Palabra de Unión Radio Madrid, en 1930, el primer informativo de la historia de la radio y génesis de lo que son los actuales informativos de la Cadena SER.

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