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Arturo Soria, la movilidad en las ciudades y nuestro Paseo

Alfonso Rubí Cassinello
Arquitecto

El 6 de noviembre de 1920 falleció en Madrid Arturo Soria y Mata, uno de los pioneros del urbanismo contemporáneo. Que un centenario así pase tan desapercibido demuestra que nuestra sociedad olvida rápidamente a sus grandes hombres, y desconoce su legado, a pesar de la importancia que su trabajo sigue teniendo para nuestros problemas diarios.  

Protagonista de una vida agitada y polifacética, sus biógrafos destacan su capacidad como geómetra y matemático, la brillantez de su intuición científica, literaria o teosófica, y la pasión y la tenacidad con la que acometía sus proyectos, en especial el de la Ciudad Lineal, que empezó a idear en 1882, y que doce años más tarde le hizo fundar la Compañía Madrileña de Urbanización para desarrollarlo y hacerlo realidad.

Como todas las grandes ideas, la de Arturo Soria era simple: utilizar la línea recta como elemento estructural básico para el crecimiento de las ciudades

Como todas las grandes ideas, la de Arturo Soria era simple: utilizar la línea recta como elemento estructural básico para el crecimiento de las ciudades. Proyectó una avenida de 50 m de ancho y 43 km de largo con la que pretendía unir varios municipios del entorno de Madrid. En el centro del eje discurriría una línea de tranvía y una vía rápida de dos carriles en cada dirección para vehículos de motor, y a lo largo de esta arteria se irían asentando las viviendas, los centros de trabajo, y los restantes usos urbanos. 

Se trata de un proyecto de ciudad que facilitaba la movilidad permitiendo desplazamientos rápidos para todas las combinaciones posibles de origen-destino. Sólo fue posible verla construida en un par de km que han sido absorbidos por el crecimiento compacto de Madrid, a pesar de lo cual se puede identificar perfectamente en su estructura actual.  

Su importancia para el urbanismo contemporáneo se debe a que su idea de la circulación rápida como base estructural de la ciudad fue incorporada por los urbanistas del Movimiento Moderno a sus creaciones en sitios tan distintos y distantes como el Gran Plan de Londres, las metrópolis americanas, el Plan de la Bahía de Tokio,  Brasilia, etc. Pero sobre todo fue Le Corbusier el que la difundió con entusiasmo, no sólo en sus planes para Argel, el centro de París o Río de Janeiro, sino en sus construcciones teóricas: llegó a proponer una ciudad que uniera Madrid con Moscú, y otra que se extendiera por el continente Suramericano con varios brazos. 

Arturo Soria fue el primero en destacar la prioridad de la movilidad en la ciudad moderna. La Carta de Atenas, considerada el manual básico del urbanismo del siglo XX, simplificó la vida urbana reduciéndola a cuatro funciones: habitar, trabajar, recrearse y circular. La vida de una ciudad es sin duda mucho más compleja que lo que esta simplificación sugiere, pero la movilidad es su sistema circulatorio, del que depende la vitalidad del resto de las funciones urbanas.  

Suele ocurrir que, sin resolver previamente los problemas de movilidad de un ámbito urbano, es imposible resolver los demás. Sin resolver la accesibilidad, la permeabilidad y la conectividad de nuestro Casco Histórico será muy difícil revitalizarlo, y eso no se puede conseguir con actuaciones puntuales, sino con una visión integral de sus necesidades y problemas. 

Por eso la transformación del Paseo de Almería debería plantearse teniendo en cuenta la incidencia que los cambios de su función como arteria urbana tendrán sobre la movilidad en el Centro, en el Casco Histórico y en todo el conjunto de la ciudad. Su peatonalización es obligada, pero hay que analizar y resolver al mismo tiempo los problemas que origine en las actividades residenciales, comerciales, hosteleras, culturales, lúdicas, sociales… y estructurales a las que sirve actualmente. Sin olvidar que la movilidad es una materia compleja y sensible, en la que fácilmente se pueden producir efectos contrarios a los que se pretenden. 

Las propuestas de Arturo Soria no son aplicables al pie de la letra a nuestro Paseo ni a nuestro Casco Histórico, pero sí lo son sus criterios y en especial el desarrollo que la Ciencia Urbanística ha hecho de ellos en los cien años transcurridos desde que falleció. Es de justicia recordar su figura y reconocer la importancia y la grandeza de sus ideas y de su trabajo en su aniversario. 

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