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Arturo Soria, la movilidad en las ciudades y nuestro Paseo

Alfonso Rubí Cassinello
Arquitecto

El 6 de noviembre de 1920 falleció en Madrid Arturo Soria y Mata, uno de los pioneros del urbanismo contemporáneo. Que un centenario así pase tan desapercibido demuestra que nuestra sociedad olvida rápidamente a sus grandes hombres, y desconoce su legado, a pesar de la importancia que su trabajo sigue teniendo para nuestros problemas diarios.  

Protagonista de una vida agitada y polifacética, sus biógrafos destacan su capacidad como geómetra y matemático, la brillantez de su intuición científica, literaria o teosófica, y la pasión y la tenacidad con la que acometía sus proyectos, en especial el de la Ciudad Lineal, que empezó a idear en 1882, y que doce años más tarde le hizo fundar la Compañía Madrileña de Urbanización para desarrollarlo y hacerlo realidad.

Como todas las grandes ideas, la de Arturo Soria era simple: utilizar la línea recta como elemento estructural básico para el crecimiento de las ciudades

Como todas las grandes ideas, la de Arturo Soria era simple: utilizar la línea recta como elemento estructural básico para el crecimiento de las ciudades. Proyectó una avenida de 50 m de ancho y 43 km de largo con la que pretendía unir varios municipios del entorno de Madrid. En el centro del eje discurriría una línea de tranvía y una vía rápida de dos carriles en cada dirección para vehículos de motor, y a lo largo de esta arteria se irían asentando las viviendas, los centros de trabajo, y los restantes usos urbanos. 

Se trata de un proyecto de ciudad que facilitaba la movilidad permitiendo desplazamientos rápidos para todas las combinaciones posibles de origen-destino. Sólo fue posible verla construida en un par de km que han sido absorbidos por el crecimiento compacto de Madrid, a pesar de lo cual se puede identificar perfectamente en su estructura actual.  

Su importancia para el urbanismo contemporáneo se debe a que su idea de la circulación rápida como base estructural de la ciudad fue incorporada por los urbanistas del Movimiento Moderno a sus creaciones en sitios tan distintos y distantes como el Gran Plan de Londres, las metrópolis americanas, el Plan de la Bahía de Tokio,  Brasilia, etc. Pero sobre todo fue Le Corbusier el que la difundió con entusiasmo, no sólo en sus planes para Argel, el centro de París o Río de Janeiro, sino en sus construcciones teóricas: llegó a proponer una ciudad que uniera Madrid con Moscú, y otra que se extendiera por el continente Suramericano con varios brazos. 

Arturo Soria fue el primero en destacar la prioridad de la movilidad en la ciudad moderna. La Carta de Atenas, considerada el manual básico del urbanismo del siglo XX, simplificó la vida urbana reduciéndola a cuatro funciones: habitar, trabajar, recrearse y circular. La vida de una ciudad es sin duda mucho más compleja que lo que esta simplificación sugiere, pero la movilidad es su sistema circulatorio, del que depende la vitalidad del resto de las funciones urbanas.  

Suele ocurrir que, sin resolver previamente los problemas de movilidad de un ámbito urbano, es imposible resolver los demás. Sin resolver la accesibilidad, la permeabilidad y la conectividad de nuestro Casco Histórico será muy difícil revitalizarlo, y eso no se puede conseguir con actuaciones puntuales, sino con una visión integral de sus necesidades y problemas. 

Por eso la transformación del Paseo de Almería debería plantearse teniendo en cuenta la incidencia que los cambios de su función como arteria urbana tendrán sobre la movilidad en el Centro, en el Casco Histórico y en todo el conjunto de la ciudad. Su peatonalización es obligada, pero hay que analizar y resolver al mismo tiempo los problemas que origine en las actividades residenciales, comerciales, hosteleras, culturales, lúdicas, sociales… y estructurales a las que sirve actualmente. Sin olvidar que la movilidad es una materia compleja y sensible, en la que fácilmente se pueden producir efectos contrarios a los que se pretenden. 

Las propuestas de Arturo Soria no son aplicables al pie de la letra a nuestro Paseo ni a nuestro Casco Histórico, pero sí lo son sus criterios y en especial el desarrollo que la Ciencia Urbanística ha hecho de ellos en los cien años transcurridos desde que falleció. Es de justicia recordar su figura y reconocer la importancia y la grandeza de sus ideas y de su trabajo en su aniversario. 

La transformación del Paseo de Almería

Lola González
La Voz

“Hay que hacer algo en el Paseo de Almería”. Esa frase se ha instalado en los últimos tiempos entre los almerienses y en ese afán por revitalizar la que fuera la principal vía comercial y de ocio de la ciudad ha llevado a que en los últimos meses se hayan ido sucediendo informaciones sobre actuaciones, algunas desarrolladas y otras en ciernes, que han acabado generando un importante caos en los ciudadanos que ya no tienen claro qué se va a hacer en el Paseo.

Operarios trabajando en el Paseo (La Voz)

Habrá que empezar explicando que esta intervención se puede considerar un proceso para pasar de una calle en la que el protagonista es el vehículo y todo gira entorno a él, a pesar de la importante anchura de sus aceras, a ser un espacio para el peatón y la movilidad sostenible. Aprovechando esa idea final y la necesidad de generar espacios paseables que permitan la distancia social aún en zonas con mucho tránsito de peatones, como es el caso, en los primeros pasos de la desescalada el Ayuntamiento de Almería se lanzó a un primer cambio en el modelo de movilidad en la zona. Fue sin duda el más chocante ya que es el que reducía a un solo carril la circulación e impedía el acceso al Paseo tanto desde Pablo Iglesias como desde calle Las Tiendas o Granada. Era el inicio de lo que han llamado la ‘pacificación’ de esta vía y sobre todo, el inicio de un cambio de costumbres a la hora de transitar por el centro de la ciudad.

El gran carril saludable al que se le pintaron lo que decía ser un dibujo de antiguas baldosas de La Cartagenera no funcionó

Ciertamente el diseño elegido no ha sido exitoso. El gran carril saludable al que se le pintaron lo que decía ser un dibujo de antiguas baldosas de La Cartagenera no funcionó ya que el adoquinado de esa zona estaba en mal estado, el carril bici era pequeño, no tenía separación y la parada de los autobuses entorpecía el tráfico en el carril que sí que quedaba abierto. Las críticas no se hicieron esperar y hubo que ir haciendo cambios sobre la marcha. 

Este problema de espacios y las críticas por la estética elegida han supuesto que desde el Ayuntamiento de Almería se haya abogado, de la mano de los comerciantes, por rediseñar la zona. Todo está ya en obras, acabarán el 20 de noviembre, pero la idea principal se mantiene, restringir el tráfico a un carril. Así el carril saludable se mantiene, con un nuevo asfaltado, eso sí, y separado de los vehículos con jardineras y pivotes para aportar seguridad. Se elimina un carril bici que para los propios ciclistas entorpecía más que ayudar ya que les era más seguro circular por la calzada; y se asfalta el Paseo para que sea ‘fonoabsorbente’.

El final del camino es la peatonalización dejando solamente un carril de movilidad sostenible para el paso de autobuses, taxis y residentes

¿Pero es esa la actuación final del Paseo? Evidentemente, no. El final del camino es la peatonalización dejando solamente un carril de movilidad sostenible para el paso de autobuses, taxis y residentes. De hecho, en mitad de todos los cambios inminentes, se conoció la idea ganadora para esta reconversión definitiva tanto para esta vía como para Obispo Orberá, Puerta Purchena y Plaza Circular. 

De momento todo lo que hay es una idea que ahora toca convertir en un proyecto en un trabajo que deben realizar los arquitectos ganadores -Miguel Martínez Castillejo y Pau Batalla Soriano – con los técnicos municipales. Teniendo en cuenta tramitaciones, redacción, licitaciones, no será realidad hasta dentro de un par de años como poco. Con esto ya contaba el equipo de Gobierno que ha querido ir cambiando los esquemas de circulación del centro de la ciudad antes de la llegada de la peatonalización definitiva. 

¿Y que se quiere hacer en ese futuro proyecto? La idea con la que consiguen el primer premio del concurso de ideas busca armonizar Obispo Orberá, Puerta de Purchena y Paseo de Almería y para ello coge el diseño de Puerta de Purchena aunque, ya han avisado los miembros del jurado, ese adoquinado de mármol amarillo parece que no será definitivamente la solería que se utilice.

Llama la atención la generación de nuevas plazas a las puertas de la Compañía de María, el Teatro Cervantes, la Delegación de Hacienda, la Delegación de Gobierno de la Junta de Andalucía o el Catastro

La idea es generar espacios de convivencia a modo de plazoletas en las zonas en las que se encuentran los principales bienes patrimoniales tanto en una calle como en la otra. Así, prevén ampliar espacios como Puerta Purchena, el entorno de la Plaza del Mercado y la Plaza Juan Casinello, pero sobre todo llama la atención la generación de nuevas plazas a las puertas de la Compañía de María, el Teatro Cervantes, la Delegación de Hacienda, la Delegación de Gobierno de la Junta de Andalucía o el Catastro. Estos espacios buscan generar un diálogo entre el viandante y el patrimonio. Para ello se quiere “mejorar la visibilidad” de los inmuebles y se aboga por cambiar los ficus en estas plazas por palmeras.

El diseño amplía la zona peatonal de la acera izquierda ascendente y añade una tercera hilera de arbolado de hoja caduca, con la intención de que vaya cambiando de imagen y permita la llegada de más sol en invierno y más refugio en verano. Prevén jacarandas, tipuanas y moreras. Contará con un carril central para emergencias, servicios públicos y residentes. Así como un carril bici con solera de hormigón en el color acorde al entorno que ya dependerá de la decisión final del proyecto.

Recoge el diseño ganador del concurso de ideas una apuesta para unificar Obispo Orberá y el Paseo de Almería basándose en jardineras-banco y jardineras-marquesina. Justo para Obispo Orberá explicaban ya los miembros del jurado que no terminaban de convencer ya que plantar arbolado sobre el aparcamiento parece difícil, y poner una especie de maceteros elevados, con la suficiente capacidad para las raíces de estos árboles de cierto porte, no terminaba de convencer ya que dificultaría la vista de la calle. Habrá que esperar al proyecto.

En resumen, hay una primera imagen de lo que se quiere hacer, algo que costaría unos 6,2 millones de euros pero sobre la que hay mucho que trabajar aún. Ese será el final del camino del cambio en el Paseo de Almería que arrancaba con la primera modificación en el tráfico.

A cada santo su vela

José Luis Sánchez Teruel

Secretario General del PSOE de Almería

Ni Almería ni su Universidad llevan 25 años esperando la cesión del edificio de la Tesorería General de la Seguridad Social –un inmueble del Estado, situado en el Paseo de la capital y utilizado por la Junta de Andalucía desde las transferencias autonómicas– para convertirlo en una sede de la Universidad en el centro de la ciudad.

Paseo de Almería (Loa)


¿Están llenas las hemerotecas de los periódicos de estos 25 años de noticias que se refieran a ese edificio del paseo como sede para la UAL? Pues no. Esa es una de las pruebas de esta mentira.

La Universidad de Almería no lleva 25 años reclamando el edificio de la Tesorería de la Seguridad Social; 25 son los años que la Junta y el Estado llevan luchando por tener esas dependencias en el Paseo de Almería para sus servicios territoriales en Almería

La Universidad de Almería no lleva 25 años reclamando el edificio de la Tesorería de la Seguridad Social; 25 son los años que la Junta y el Estado llevan luchando por tener esas dependencias en el Paseo de Almería para sus servicios territoriales en Almería. Por lo tanto, mezclarlo con la aspiración de la Universidad de contar con una sede en el centro de la ciudad es no saber muy bien dónde se está, ni para qué. O quizás sí, ¿para mentir?

La Universidad siempre ha tenido la aspiración de contar con una sede en el centro de Almería y algunos rectores pensaron en el Hospital Provincial, en el edificio de Hacienda o en el Cuartel Militar, entre otros lugares. El actual rector pensó primero en la Escuela de Arte y después planteó al subdelegado del Gobierno de España en Almería, Manuel de la Fuente, en su primera reunión tras llegar Pedro Sánchez a la Moncloa, la opción del edificio de la Tesorería de la Seguridad Social en el Paseo, cuya planta superior visitaron una tarde de septiembre, allá por 2018. Manuel de la Fuente informó al rector de que la Junta de Andalucía tenía cedidas por el Estado desde los años 90 la planta baja y la primera y que iba a pedir su devolución al Estado para posteriormente ceder todo el edificio a la Universidad y que, así, esta hiciera realidad su aspiración de tener una sede en el centro de Almería. Ahí empezó toda la historia de la cesión del edificio de la Tesorería General de la Seguridad Social a la Universidad, en el verano de 2018, hace poco más de 2 años: ni 21, ni 24, ni 25 ni 26.

Fue hace poco más de dos años cuando el rector puso sus ojos en este edificio, que le enseñó Manuel de la Fuente, y ese es el tiempo que llevan Almería y su Universidad esperando a que la Junta de Andalucía le entregue al Estado las llaves de la primera planta y que el Consejo de Gobierno acuerde la devolución de la planta baja.

En los 17 años que lleva gobernando la derecha en la ciudad de Almería, ¿el Ayuntamiento ha movido solo un dedo para ceder un edificio a la UAL? ¿El Estado, en tiempos de Rajoy, actuó para ceder ese u otro edificio a la UAL?

En febrero de este año, el Partido Popular pretendió aparecer como el padre y la madre de la idea, apuntándose algo que no habían hecho y en cuya génesis nada habían tenido que ver. Ahora, ocho meses después, siguen sin hacer lo que a bombo y platillo dijeron que iban a hacer: devolverle unas llaves al Estado y tomar un acuerdo en el Consejo de Gobierno para devolverle una planta del edificio. En su desfachatez, incluso le atribuyen mérito al alcalde de Almería, cuando no ha movido ni un músculo para que la Universidad tenga una sede en el centro de Almería. Peor aún: en los 17 años que lleva gobernando la derecha en la ciudad de Almería, ¿el Ayuntamiento ha movido solo un dedo para ceder un edificio a la UAL? ¿El Estado, en tiempos de Rajoy, actuó para ceder ese u otro edificio a la UAL? ¿Se hizo algo en tiempos de Aznar? Evidentemente, la respuesta a todas estas preguntas es que no.

Tengo una amiga que siempre me dice que al santo que hay que  ponerle una vela se le pone y al que hay que quitársela se le quita. Pues eso.

Si mañana la delegada del Gobierno de la Junta de Andalucía entrega al Estado las llaves y el Consejo de Gobierno de Moreno Bonilla toma el acuerdo de entregarle la planta baja al Estado, nos alegraremos de ello. No nos molesta, al contrario: es lo que estamos deseando.

La necesaria revolución del Paseo de Almería

Eduardo D. Vicente
La Voz

No es fácil acometer la gran reforma que exige el Paseo cuando todavía suenan con fuerza las voces de aquellos que temen que la peatonalización de la gran avenida sea una tumba definitiva para el comercio. Es un miedo injustificado porque por malo que fuera el proyecto, es imposible que el Paseo se quedara peor de lo que está.

Locales cerrados del Paseo (La Voz


El Paseo de Almería agoniza lentamente desde hace veinte años. A medida que fue perdiendo su protagonismo comercial, se fue apagando hasta convertirse en un lugar triste y aburrido, convertido más en una carretera que en una calle del corazón de la ciudad. 

Lejos quedan los buenos tiempos, cuando teníamos la sensación de que todo sucedía en el Paseo

Lejos quedan los buenos tiempos, cuando teníamos la sensación de que todo sucedía en el Paseo: las procesiones solo lucían cuando subían por el Paseo y hasta las manifestaciones de la Transición se alimentaban de la fuerza del Paseo. La Feria se renovaba todas las noches en el Paseo y por diciembre, la Navidad empezaba cuando por los altavoces del Paseo sonaban los primeros villancicos. 

El Paseo era tan  importante entonces los lunes como los domingos porque aunque las tiendas estuvieran cerradas todos pasábamos por allí para mirar los escaparates o para comprar una bolsa de pipas calientes cuando salíamos del cine.

El declive de las salas de cine del centro acabó con los domingos del Paseo, que se fue quedando vacío como si  acabara de pasar una enfermedad

El declive de las salas de cine del centro acabó con los domingos del Paseo, que se fue quedando vacío como si  acabara de pasar una enfermedad. Ese declive se ha acelerado en los últimos años con la crisis económica de la década anterior y ahora con la pandemia del  Coronavirus.

El Paseo, hoy, desaparece cuando cierran las tiendas, como una calle que no existiera. No tiene más vida que la de sus negocios y algunos, como los bancos, echan la persiana a las tres de la tarde. El Paseo es uno a las diez de la mañana y otro muy distinto a las cinco de la tarde, cuando uno tiene la sensación que en la gran avenida ya se ha hecho de noche.

El Paseo está pidiendo a gritos una revolución total ahora que sus tiendas han dejado de ser el principal atractivo y ahora que la Rambla y el Paseo Marítimo le han quitado su condición de única y gran pasarela de la ciudad

La transformación del Paseo que ya se ha puesto en marcha no debe de considerarse como un capricho ni como una ocurrencia de los políticos que nos gobiernan. El Paseo está pidiendo a gritos una revolución total ahora que sus tiendas han dejado de ser el principal atractivo y ahora que la Rambla y el Paseo Marítimo le han quitado su condición de única y gran pasarela de la ciudad.

Los tiempos han cambiado tanto que el Paseo necesita otro guion. Los comercios por sí solos ya no tienen fuerza para llenar la avenida. Esa resurrección tan necesaria pasa por un Paseo distinto, un Paseo peatonal que tenga naturaleza de escenario y donde siempre esté sucediendo algo. Hay que llevar la vida al Paseo, hay que llenarlo de vida, de actividades, de ocio, de rincones seductores que atraigan a la gente y seguramente de una  actividad comercial que se adapte mejor a las exigencias de los clientes. Tal vez sobren tiendas de ropa y falten cafés o pastelerías. Tal vez esa fórmula de los puestos ambulantes que tan bien funciona en la Feria pueda tener un hueco en esa nueva configuración de la avenida que parece imparable.

Ahora llegaran las polémicas sobre el arbolado y seguramente sobre si es aconsejable o no la puesta en marcha de un carril para las bicicletas. Los árboles deben de seguir teniendo un protagonismo importante en el Paseo si queremos que sea un lugar habitable, todo lo contrario que el carril bici, que debe de quedarse fuera. Si hacemos del Paseo una calle peatonal debe de ser con todas las consecuencias, sin concesiones, para poder disfrutarla sin tener que estar mirando si viene una bicicleta por arriba o por abajo, si se cruza una patineta o si viene de frente un carrillo de mano.

El Paseo de Almería no puede esperar más

Pedro Manuel de la Cruz

Director de La Voz de Almería

El jueves 29 de julio de 1999 el entonces alcalde de la capital, Santiago Martínez Cabrejas, reunió en uno de los salones del Gran Hotel a medio centenar de personas para reflexionar sobre cómo debería ser la capital en el nuevo siglo en el que ya estábamos pisando sus umbrales. Más de veintiún años después, de todos los proyectos de los que se habló, muy pocos (voy a ser generoso) se han llevado a la práctica. Nunca he sentido una atracción especial por este tipo de cumbres en las que, demasiadas veces, prima más la escenificación que la voluntad de llevar a la práctica el argumento; lo siento por los hooligans del asamblearismo, pero la historia ha demostrado que la mucha gente sirve para una foto, pero no para tomar decisiones y gestionar su ejecución. 

Paseo de Almería (La Voz)


Pero en aquella calurosa mañana escuché una intervención que no he podido olvidar. La protagonizó Jon Azúa, en aquellos años director en España de Arthur Andersen y, con anterioridad, vicepresidente del gobierno vasco. Azúa había escuchado con atención todas las opiniones y, quizá sin pretenderlo, puso el dedo en la llaga de uno de los grandes pecados que cometemos los almerienses con más frecuencia. Contó el desarrollo del proyecto del Guggenheim y cómo, después de decenas de reuniones con todas las fuerzas políticas y todos los agentes sociales y ante la imposibilidad de alcanzar un acuerdo unánime, se dieron cuenta del error de convertir el consenso en una meta y no, sólo, en un instrumento. 

La búsqueda de unanimidades es un ejercicio condenado al fracaso porque siempre habrá colectivos legítimamente discrepantes 

La búsqueda de unanimidades es un ejercicio condenado al fracaso. Siempre habrá colectivos legítimamente discrepantes y, ante esta convicción, su partido, el PNV, decidió aprobar el proyecto y ejecutarlo asumiendo los riesgos de la decisión. Cuando se aspira a liderar un proyecto, privado o público, hay que asumir el beneficio de su acierto o el coste de su error, aseguró con convicción el experto vasco. 

Estos días he regresado a aquella reflexión al asistir como espectador al proceso puesto en práctica para diseñar el futuro del Paseo de Almería. La dimensión de la decisión a adoptar puede- y debe, sobre todo debe, tener una influencia extraordinaria en la recuperación (quizá mejor salvación) de la primera calle de la capital y sus entornos. De que se acierte dependerá su futuro y el de la trama urbana que la rodea. Ha llegado la hora de las decisiones. El alcalde lo sabe. Su obligación es escuchar a todos, pero al final, como en todos los grandes proyectos, deberá ser él y su gobierno municipal el que decida la opción que, según su criterio, enriquecido con el de todos los demás, pero su criterio al cabo, el que se lleve a la práctica, previa aprobación del Pleno. 

Almería es una provincia abundante en liderazgos empresariales, pero escasa de líderes colectivos. Un déficit que ha motivado que numerosos proyectos sólo hayan quedado escritos en la volatilidad efímera de la aspiración, en la eternidad melancólica de lo que pudo haber sido y nunca lo será. Busque el lector en los registros de su memoria y caerá en la cuenta de tantos proyectos que quedaron en cuentos. Es hora de cambiar esa dinámica. El Paseo y su futuro es una buena oportunidad de llevar a la práctica la validez de la opinión de Jon Azúa, un político que aprendió que el consenso no es una meta, sino un camino, otro más pero no el único, para llegar a la meta. El Guggenheim cambió la ría de Bilbao y Bilbao. El Paseo, el nuevo Paseo, debe cambiarlo a el y a todas las vías que en él confluyen. 

Continuar como hasta ahora es asumir la inevitabilidad de su ocaso. Como defendió Einstein si buscas resultados diferentes no hagas las mismas cosas. Ha llegado la hora de tomar decisiones sabiendo que, la que se adopte, no contará con el aplauso de todos. Pero habrá que tomarla o el Paseo acabará como tantas otras calles que un día articularon la ciudad y hoy languidecen en la monotonía de su decadencia.

Más vida para el centro de Almería

Adriana Valverde

Portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Almería

El Paseo de Almería está sufriendo una desertización comercial, de la que ya veníamos alertando los socialistas desde hace años. La llegada de actual alcalde de Almería ha sido letal para el centro y el Casco Histórico de nuestra ciudad. Y es que uno de sus primeros actos como alcalde fue el de poner una alfombra roja hacia el nuevo Centro Comercial de Torrecárdenas. Aquella alfombra pasó por delante de comercios históricos que veían con estupor cómo se cuidaba la nueva superficie comercial, mientras ellos sufrían la desidia municipal. Desde entonces, han cerrado en el Paseo y en el centro numerosas marcas potentes y decenas de pequeños comercios. Y el PP no tiene plan para reactivar el comercio local ni llenar de vida el corazón de nuestra ciudad, salvo el de escribir cartas suplicantes al dueño de Zara. ¿Qué pasa con el resto de pequeños comercios que están cerrando cada semana? El silencio de alcalde es atronador.

Paseo de Almería (Loa)

La enésima ocurrencia del equipo de gobierno de PP y del alcalde de Almería ha sido colorear una parte de Paseo, cortando para ello uno de los carriles, sin conocer los efectos positivos o negativos que podría acarrear. El proceso de peatonalización se está llevando a cabo sin contar con la opinión de los vecinos y comerciantes, que han expresado su malestar por los efectos negativos causados. Y es que el Paseo es un espacio de especial singularidad, donde habría sido muy oportuno conocer la opinión de los vecinos a través de un proceso de participación, ya que existe una gran preocupación en la ciudad por el cierre constante de comercios y establecimientos en el centro de la ciudad. 

Almería necesita una transformación radical que la saque de letargo, tal y como hicieron los alcaldes socialistas en otra época con la Rambla, el Paseo Marítimo, el Auditorio o la Universidad

En 16 años de gobiernos de Partido Popular en Almería no se han visto grandes avances en nuestra ciudad, sino todo lo contrario, ha languidecido, hay un estancamiento en el desarrollo y un sentimiento generalizado de abandono. Sentimiento que se expande más allá del Centro y el Casco Histórico y que llega a todos y cada uno de sus barrios, que han visto disminuir las inversiones, el aumento de la desconexión entre ellos, la falta de limpieza y de nuevas infraestructuras, etc. Almería necesita una transformación radical que la saque de letargo, tal y como hicieron los alcaldes socialistas en otra época con la Rambla, el Paseo Marítimo, el Auditorio o la Universidad. Y también con la vertebración de los barrios con la red de alcantarillado, el agua potable y la urbanización de zonas desfavorecidas.  

Volviendo al Paseo, esta semana nos hemos enterado que hay hasta 10 proyectos para la peatonalización del Paseo y algunas calles adyacentes, pero aún desconocemos cuáles son esas propuestas. El centro de la ciudad necesita un proyecto ambicioso que genere ilusión y vida en sus calles. Proyecto que debe contar obligatoriamente con una participación amplia de los almerienses, que tienen el derecho de poner en valor el espacio urbano en el que viven, y que sin duda conocen mejor que nadie. Hacer de él un gran bar o poner colchonetas y payasos los fines de semanas no era ni es la solución, que pasa por una peatonalización consensuada y con sentido común, con toda una red de aparcamientos disuasorios en las entradas de la ciudad y que se conecten con el centro a través de autobuses lanzaderas. Además, debe fomentarse el uso de la bicicleta y potenciar la movilidad sostenible en todas sus vertientes. Todo esto contando con los vecinos y comerciantes de la zona. Y para ello, el alcalde debe dejar de una vez por todas su política de ordeno y mando, y ponerse a trabajar para que el centro de nuestra ciudad tenga vida, a pesar de la existencia de los centros comerciales.

Cuando los comercios huyen del centro de Almería


Miguel Cazorla
Portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Almería

Todavía está caliente el anuncio del enésimo cierre de un negocio en el Paseo de Almería, en este caso, el de una tienda de Zara, lo que supone una noticia pésima -otra más- para el centro de nuestra ciudad, donde cada vez hay menos locales abiertos, menos comercios, menos movimiento, en definitiva, menos vida. Sin ánimo de ser agorero, pero sí siendo realista, el anuncio de cierre de Zara, una marca conocida, entre otras cosas, por su exitosa e innovadora estrategia comercial abriendo tiendas en las calles más concurridas y transitadas de múltiples ciudades de todo el planeta, es visto por muchos como otro signo más de defunción de nuestro Paseo de Almería ante la indiferencia de los que debería tomar cartas en el asunto, es decir, de los que mandan en el Ayuntamiento. Otra fuga de otro negocio que, por desgracia, hace más patente un éxodo comercial que jamás debiera producirse.


El problema aquí es que llueve sobre mojado. De un tiempo a esta parte, se han marchado del Paseo de Almería (y de otras céntricas calles de la ciudad) emblemáticas marcas como Springfield, H&M, Stradivarius, Bershka, Blanco, McDonalds, o Lamarca, entre otras. Si desde el equipo de Gobierno del Ayuntamiento son incapaces de comprender que dichos cierres son un claro síntoma de que el centro de nuestra ciudad huele a muerto, entonces el problema es doble; la crisis comercial y la ceguera, así como la nefasta gestión, de quienes deben resolverla.
Una de las demandas históricas de los comerciantes almerienses del casco histórico ha sido la puesta en marcha, por parte del Ayuntamiento, de un plan estratégico y de choque para hacer de nuestro centro urbano un lugar atractivo para abrir comercios

Amén de esas grandes y conocidas marcas, no hay que dejar de lado al comercio de proximidad, esto es, las tiendas de toda la vida, la gran mayoría de las cuales también estaban pasando por un momento delicado antes de la pandemia, y que con la crisis sanitaria, lo están pasando aún peor.  De hecho, una de las demandas históricas de los comerciantes almerienses del casco histórico ha sido siempre la puesta en marcha, por parte del Ayuntamiento, de un plan estratégico y de choque para hacer frente a estas dificultades, haciendo de nuestro centro urbano un lugar atractivo para abrir comercios, para mantenerlos abiertos, y por supuesto, para que la gente se anime a acudir a ellos. En definitiva, para evitar lo que está ocurriendo desde hace años, y es que tengamos medio centenar de locales en el Paseo y en sus aledaños con la persiana cerrada y con el cartel de “Se vende” o “Se alquila”.

Que sí, que entre las variadas razones para que esto ocurra se encuentran desde unos alquileres disparatados hasta la proliferación de grandes superficies comerciales, pero ojo, también pasando por una incompetencia supina del concejal de Comercio y Promoción de la Ciudad, que se ve incapaz de revertir esta peligrosa tendencia de cierres de negocios en la principal arteria de nuestra ciudad, y en buena parte del resto del centro histórico.

Dentro de ese plan de choque estratégico, se deben fomentar la celebración de más actividades lúdicas que animen a los almerienses y a los turistas a dejarse caer por el centro más a menudo, pero también dar más facilidades de aparcamiento, ofrecer bonos especiales para el uso de transporte público, y seguir con una estrategia de peatonalización valiente y seria, y no como lo que se ha hecho en el Paseo este mismo verano, con esa chapuza de suprimir un carril para pintar colorines en el suelo, creando un supuesto carril saludable por el que no pasa ni el Tato, y que además genera más contaminación producida por los atascos diarios que se forman en el único carril que queda habilitado para el tránsito de vehículos.

En resumen, desde el Ayuntamiento se está tardando en trabajar en planes, consensuados con comerciantes y asociaciones vecinales, que atraigan a la gente al centro, y que una vez allí, que existan suficientes elementos de seducción, es decir, reclamos y alicientes de verdad para que ni los clientes ni los comerciantes salgan corriendo de nuestro casco histórico. Que cuando en Almería se use la palabra 'éxodo', nos venga a la mente Ridley Scott, y no un Paseo desértico.

El Paseo o la decadencia de la 'vecchia signora'


Pedro Manuel de la Cruz
Director de La Voz de Almería

➤ La progresiva desertización comercial del Paseo puede acabar en mil declaraciones y ni una sola decisión (como ocurre casi siempre) o buscando con valentía soluciones que eviten el desastre (lo que casi nunca ocurre). Los almerienses escuchamos el ruido con entusiasmo y oímos las ideas con desdén. Da igual que los tambores mediáticos suenen por el traslado de los árboles y el Pingurucho de la Plaza Vieja o, como en las últimas semanas, por el abandono de algunas franquicias del centro. El ruido puede llegar a ser ensordecedor, pero la Plaza Vieja seguirá con la sombra de sus árboles vacía y el Paseo asistirá a su decadencia con la resignación de una vecchia signora a la que los años acaban situándola en la penumbra del olvido.

Paseo de Almería

La historia del centro de Almería es una acumulación de desdenes, un río interminable de errores, un desierto de búsqueda de causas y un páramo vacío de consecuencias. Ocurrió con la calle Almedina, con la de la Reina, con la Real, con la de las Tiendas y ahora (y si nadie lo remedia) con el Paseo. Pues bien, pese a que el final intuido del Paseo es la crónica de una decadencia anunciada por lo sucedido en las otras calles principales, nadie moverá un dedo por evitar la catástrofe y, lo que es peor, ¡que no se atreva! porque la brigada conservacionista de guardia ya desenfundará miles de tijeras para cortárselo.
Si algo nos ha enseñado la historia es que cualquier iniciativa que intente modificar cualquier situación ya establecida encontrará a los guardianes de la ortodoxia en permanente posición de disparo
Si algo nos ha enseñado la historia es que cualquier iniciativa que intente modificar cualquier situación ya establecida encontrará a los guardianes de la ortodoxia en permanente posición de disparo. Sucedió con la llegada del Pryca, con la urbanización de la Rambla (sí, sí, hubo quien se opuso: había que salvar a las moreras, los aparcamientos y la nostalgia), con los sucesivos cambios del recinto ferial, con la apertura del centro comercial de la avenida del Mediterráneo, con la construcción de la UAL en La Cañada… y, en fin, no hagamos interminable este memorial de resistencias al cambio.

La construcción de una ciudad es, por definición, un proceso interminable de adaptación a las nuevas realidades sociales. La economía, el urbanismo, la movilidad, el comercio, los servicios sociales, el ocio, todo lo que hace habitable y reconocible y mejorable el espacio que compartimos es un territorio marcado por los cambios, por la transitoriedad. No hay que desterrar el ayer (eso, además de estúpido, sería suicida), pero las ciudades hay que mirarlas no como hijos de su pasado, sino como padres de su futuro. Somos la consecuencia de lo que fuimos, pero seremos el resultado de lo que aspiremos a ser.
Lo que no llego a entender es como una provincia tan marcadamente innovadora en la producción agrícola, en el uso de los recursos o en la conquista de los mercados exteriores tiene en la capital el fortín más reactivo a cualquier cambio
Lo que no llego a entender es como una provincia tan marcadamente innovadora en la producción agrícola, en el uso de los recursos o en la conquista de los mercados exteriores tiene en la capital el fortín más reactivo a cualquier cambio. La proactividad que desarrollan los habitantes del Poniente, del Levante o del Almanzora cambia de rumbo cuando se acerca a Las Lomas por levante o al Cañarete por poniente y es, entonces, cuando la reactividad impone sus normas.

Alguien puede pensar que la causa de esa resistencia numantina al cambio es la consecuencia de un posicionamiento político conservador. No es así; nunca lo ha sido. Santiago Martinez Cabrejas, Fernando Martinez, Juan Megino, Luis Rogelio o Ramón Fernández Pacheco han tenido que enfrentarse con ese tradicionalismo de casino provinciano. Daba y da igual que gobierne el PSOE que el PP o IU, la reacción siempre es la misma: no cambiemos porque cualquier tiempo pasado fue mejor.

El tiempo dirá si se cambia la plaza Vieja y cómo o si el Paseo continúa viviendo su destierro comercial o sigue siendo la arteria principal de la ciudad. Lo que está claro es que, si no se hace nada, su decadencia será inevitable. La plaza, con árboles y Pingurucho, es un territorio extramuros al que casi nadie va. Con arboles o sin ellos no tendrá futuro si no se la llena de vida y, por mucho ruido que hagan unos y otros, la continuidad o no de los setos y el monumento no modificará su capacidad de atracción.
El Paseo, como la Plaza Vieja, deben ser una orquesta en la que todos los instrumentos -todos los servicios, desde el consumismo a la emoción estética- son imprescindibles
Como no hará imparable la decadencia del Paseo el tránsito de vehículos o su peatonalización. Lo que hace atractivo a un espacio no son los coches ni las losas; lo que hace a un espacio seductor es la construcción de una oferta con atractivos estéticos, funcionales, sociales, comerciales y de ocio. El Paseo, como la Plaza Vieja, deben ser una orquesta en la que todos los instrumentos -todos los servicios, desde el consumismo a la emoción estética- son imprescindibles. ¿Cómo hacerlo? Doctores tiene el urbanismo para diseñar, sobre el esplendor del pasado y la inquietud del presente el futuro de los próximos 25 años.

Solo hay que mirar qué han hecho otras ciudades en escenarios similares y adaptar las soluciones que hayan sido de éxito a nuestras circunstancias. No es tan difícil. Solo hay que “saber que se puede, querer que se pueda, quitarse los miedos, sacarlos afuera y pintarse la cara color esperanza”. Y tomar decisiones. Como demostró Einstein, si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo. Y nada es peor que no hacer nada.

La propuesta de peatonalizar el Paseo abre el debate ciudadano

Lola González
Periodista

Nuevo debate ciudadano el que se abre en Almería tras el anuncio del Grupo Municipal de Izquierda Unida de pedir al plenario mañana el respaldo para ver la viabilidad de peatonalizar el Paseo de Almería. Esta iniciativa que pretende una mejora de la actividad comercial y hostelera en esta arteria de la capital, siguiendo el ejemplo de otras ciudades de nuestro entorno, como pudiera ser el caso de la calle Larios en Málaga o la Avenida de la Constitución en Sevilla, cuenta con detractores y defensores casi a partes iguales quizá ante el miedo al cambio de la movilidad en una ciudad en el que el 43% de los desplazamientos se realizan en vehículo privado según los datos del Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS).

El Paseo de Almería, ayer tarde (Foto: Juan Sánchez, para La Voz)

Esta gran división se ha podido observar desde el mismo momento en el que se conoció la noticia en las redes sociales contando con reacciones negativas de aquellos que consideran que podría acabar provocando un caos de tráfico. Su principal preocupación es la posibilidad de que entonces la Rambla de la capital se colapsara también y creen que “hay espacio suficiente para la convivencia de los peatones y el tráfico rodado”. Ante la comparativa con el trabajo que se ha realizado en otras ciudades argumentan primero el mejor trazado viario de Málaga o Sevilla, así como la diferencia en cuanto al transporte público. Además, creen que no es beneficioso para la zona comercial ya que desplazaría aún más a los ciudadanos a los grandes centros comerciales donde no pagan por aparcar.

Sin embargo, los almerienses que defienden la peatonalización del Paseo de Almería consideran que se trataría de una fórmula para revitalizar tanto el comercio como la hostelería ya que permitiría convertirla en una zona para el ocio y disfrute de los almerienses. Además, recuerdan que es un espacio en el que podría entrar el transporte público -así consta en el PMUS- y el servicio de carga y descarga para establecimientos hosteleros y de comercio.

Cabe recordar que el plan de movilidad recogía que la peatonalización del Paseo de Almería, teniendo en cuenta la necesidad de realizar una reestructuración de los flujos de tráfico del entorno de forma previa, no era problemática ya que la mayoría de los vehículos que circulaban por allí lo hacían para buscar aparcamiento o de pasada, y teniendo en cuenta que la calle ya de por sí no tiene zona de aparcamiento y muy pocos garajes que necesitan un paso de servidumbre, consideran que haciendo los cambios necesarios no habría ningún problema en cerrarlo.

A pesar de que la idea de que el Paseo de Almería se pudiera convertir en la nueva calle Larios gusta a los comerciantes y hosteleros de la ciudad, lo cierto es que la idiosincrasia propia de los vecinos que provocó que la peatonalización de otras calles del centro tardarán en ser acogidas y dar resultados, preocupa. Tanto es así que, más allá de la petición del estudio de viabilidad, el presidente de la Asociación de Hosteleros de Almería (ASHAL), Diego García, a pesar de defender la medida sí que solicita que antes de que sea realidad “primero se hagan pruebas piloto en fechas puntuales, como puede ser la Feria del Mediodía o los fines de semana”. Épocas ambas en las que el tráfico por la zona centro baja sensiblemente y que podría ser una buena manera de comprobar si es viable o no.

Pero el portavoz del Grupo Municipal Socialista, Juan Carlos Pérez Navas, va más allá y considera que “habría que desarrollar la iniciativa cerrando al tráfico el Paseo de forma experimental y después, sentarse con los resultados antes de tomar una decisión” y es que considera que “si el comercio de esta zona ya está lo suficientemente tocado, no se puede tomar una medida que no les ayude”.

Por su parte, los dirigentes de los comerciantes consideran que aún estando a favor de la medida, hay que solventar dudas sobre el tráfico en el centro, la carga y descarga, el aparcamiento, el transporte público... Desde el Grupo Municipal de Ciudadanos su portavoz, Miguel Cazorla, se defiende la peatonalización del Paseo como una medida fundamental para la revitalización del comercio del centro de la ciudad, en la misma línea de la moción que presenta mañana IU.

El alcalde de la capital, Ramón Fernández-Pacheco, ha explicado que esta peatonalización es “una aspiración” pero que no puede ser una medida a corto plazo. Defiende el regidor que “hay que seguir los pasos marcados por el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) que primero apuesta por peatonalizar y reestructurar el tráfico del entorno y, a medio plazo, cerrar el Paseo a los coches”.

La peatonalización del Paseo de Almería

Pedro M. de la Cruz
Director de La Voz de Almería

La peatonalización del Paseo es un bucle romántico al que los almerienses vuelven siempre en primavera, cuando la ciudad se despereza y la inteligencia y las calles se perfuman de vida. Los bellísimos atardeceres azules de mayo despiertan la evocación de un espacio que aunque siempre ha sido Paseo sueña con ser paseo: espacio público en el que el tráfico quede confinado extramuros, en el que la armonía de las voces sustituyan al estruendo de los motores, la calma de los pasos detenidos a la velocidad de las ruedas y la mirada distraída a la prisa; de ser un lugar en el que el estar sustituya al pasar.

El ayer se hace siempre hoy y mañana entre los almerienses. Porque aunque ahora su peatonalización la ha propuesto (con acierto) Izquierda Unida en su programa electoral, la idea viene de antiguo. Fue Cabrejas el alcalde que en los primeros ochenta liberó los fines de semana la calle mayor de la ciudad y fue el mismo alcalde al que la desidia propia o la torpeza ajena, le obligó a convertir aquella liberación en un paréntesis sólo recuperado algunas fiestas de guardar.

Paseo de Almería
Nunca he llegado a entender (¿o sí?, no lo sé) el ensimismamiento que sentimos los almerienses por la quietud. Cualquier cambio es percibido como una amenaza y ante un atisbo de innovación sentimos el vértigo de la catástrofe. Frente a experiencias consolidadas de peatonalizaciones enriquecedoras, recuperadoras y embellecedoras de la ciudad, sus habitantes y sus comerciantes, como las llevadas a cabo en Murcia, Málaga o Sevilla, los almerienses hemos optado por la pasividad del tiempo detenido.

Todos los alcaldes -Cabrejas, Fernando Martínez, Megino o Luis Rogelio- han intentado abrir un espacio de reflexión sobre este mecanismo de cambio profundo en la vida de la ciudad. Nunca han podido llevarlo a cabo con la voluntad y la extensión con la que abordaron la idea. Luis Rogelio ha sido el que más lejos ha ido y sólo él sabe la penumbra de la duda en la que se ha debatido antes de tomar la decisión de peatonalizar una calle.

Lo curioso es que nadie que viva en alguna de las calles peatonalizadas hasta ahora ha visto aminorada su calidad de vida y no conozco ningún comerciante de esas calles que haya sufrido un perjuicio en sus balances. Todo lo contrario. Calles hasta entonces condenadas a transitar por ellas con paso apresurado se han convertido en lugares estratégicos para nuevos negocios; plazas en las que nadie se demoró son ahora refugios en los que contemplar la vida a la sombra de un árbol; esquinas en las que sólo se refugió el olvido son hoy rincones que unen el paseo y la belleza iluminada por una farola.

Peatonalizar el Paseo no debe ser, por tanto, ni una utopía ni una quimera. Si los ciudadanos han recuperado Platería, Trapería y las plazas de Romera y cardenal Beluga en Murcia; Sierpes, Tetuán y Avenida de la Constitución en Sevilla, o todo el centro histórico de Málaga desde calle Larios,  ¿en qué percha habría que colgar que el Paseo no se convirtiera en paseo de verdad, a que ese pasillo de la casa de todos los almerienses se convirtiera en un espacio libre de coches y sus inconvenientes? 

Las ciudades son entes vivos sometidos a cambios permanentes y susceptibles de medidas innovadoras que mejoren la vida de los que en ellas nacen, viven y mueren. La peatonalización del Paseo puede ser un elemento dinamizador que cambie, como en su día lo hizo la Rambla, el ritmo de la ciudad. ¿Qué habrá dificultades técnicas? Sin duda; ¿Qué habrá resistencias de ciudadanos que sientan vértigo ante el cambio? Denlo pon seguro. Pero el mañana no se construye anclado en el ayer. El pasado hay que mantenerlo para mejorarlo, no para fosilizarlo en espera de su derrumbe.

Ahora que empieza la campaña sería interesante saber qué piensan los candidatos y sus partidos sobre esta posibilidad abierta hace más de treinta años y desde entonces nunca cerrada. Ese sí es un tema -como la integración del Puerto en la ciudad o el soterramiento y muchos más- que interesan a los ciudadanos.

Desesperecémonos de la melancolía del ayer y abordemos la conquista del mañana con valentía. No es tan difícil. Otros ya lo han hecho. Sólo es cuestión de voluntad e inteligencia. Y eso les sobra a los almerienses; aunque algunos de sus vecinos anclados en la nostalgia del pasado no lo crean o no lo quieran creer.