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Agua desalada

Armando García
Director de AG Comunicación

Desde que Rajoy prometiera por segunda vez al presidente murciano que el Gobierno va a rebajar el precio del agua desalada en la región vecina se han disparado los rumores sobre lo que finalmente va a suceder, en un clima muy tenso debido a la grave sequía que padece la vega murciana, otra de las principales zonas de producción de frutas y hortalizas en España, junto con nuestro mar de plástico.

La batalla por el agua en Murcia es portada diaria en los principales medios de comunicación del Levante español pero también en Castilla-La Mancha, desde que sus responsables políticos hayan decidido apostatar del Trasvase Tajo-Segura, el mismo que lleva haciendo posible el desarrollo agrícola en toda la comarca almeriense del Almanzora desde hace décadas. Sí, no olvidemos que los problemas de Murcia en materia de agua contagian al campo almeriense, porque los caprichos administrativos hace ya mucho tiempo que colocaron a una parte de la provincia de Almería bajo el marco competencial de la Confederación del Segura, aunque muchos lo ignoren y otros no se quieran acordar.

Desaladora del Campo de Dalías

Aunque se espera una decisiva reunión la próxima semana para decidir el precio final del agua desalada que podrán usar los regantes murcianos, el primer globo sonda lanzado por el Gobierno con la propuesta de una rebaja de diez céntimos no ha hecho más que empeorar las cosas y enconar aún más el ánimo de regantes, que se encuentran contra la espada y la pared, ante la difícil coyuntura de una hipotética desaparición del Trasvase Tajo-Segura y con el uso de las desaladoras como único plan B a un precio desorbitado e inasumible con los actuales márgenes de la agricultura.

Llama la atención que el Gobierno no haya mostrado ningún interés en hacer extensiva la rebaja del agua desalada a todos los regantes almerienses, a pesar de las continuas peticiones para que quede al alcance del bolsillo y se pueda compensar así la mala calidad y el agotamiento de los pozos en la producción intensiva. Pues nada, hasta el momento ni una sola propuesta seria y concreta, más allá de algún encuentro informal. 

Da la sensación de que se quiere atender solo en Murcia, mientras que en Almería siguen buscando a destajo nuevos clientes que permitan rentabilizar todas esas desaladoras que se encuentran terminadas y al ralentí, sin contar con las que se abandonaron y otras en obras. ¿Puede encontrarse uno con un despropósito político de mayor envergadura en materia de gestión del agua? ¿Puede una potencia agrícola seguir creciendo sin agua de riego, mientras que hay desaladoras cerradas y las aguas depuradas se vierten al mar? Una situación caótica para que actúen de una vez los que cobran por pensar.