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32 de cada 100 almerienses en paro

Antonio J. Corrales
Director de La Gaceta Económica

Si , esa es la cifra de paro en la provincia. ¿Y ahora qué? Situación difícil la que vivimos actualmente en el mercado laboral. Tradicionalmente, Almería se ha considerado una tierra donde el pleno empleo estaba instaurado y ahora 32 de cada 100 vecinos están en desempleo. Difícil papeleta a la que nos enfrentamos cada uno de los que vivimos en nuestra tierra. Tanto los políticos y sus partidos, el tejido empresarial, las agrupaciones sindicales, las instituciones públicos, los trabajadores y la ciudanía en general deberán buscar conjuntamente soluciones para esta situación.

Destinar toda la responsabilidad a los políticos y a sus partidos es, francamente, un error. Lo primero porque deben decir claramente la hoja de ruta que tiene prevista para “sacarnos” de la crisis de una manera clara y entendible por la ciudadanía. Lo segundo, que si tiene soluciones claras y plausibles que las comuniquen, que las defiendan públicamente y eviten en decir quién tiene más culpa de la crisis y realizar continuamente comparaciones con el pasado, cuando ya sabemos que los periodos no son comparables debido a las circunstancias externas.

Las empresas y las agrupaciones sindicales deben llegar a acuerdos conjuntos donde se tenga dos aspectos muy claros de la relación empresa-trabajador: los empresarios y empresarias quieren beneficios de sus empresas debido al riesgo que asumen al invertir su dinero en esa actividad mercantil. Esos beneficios no se producen únicamente por la inversión de dinero, sino por las acciones que realizan todos los trabajadores y trabajadoras de la empresa, haciendo que una idea o indicación se materialice en beneficios para la empresa y, por supuesto, no olvidar el binomio que un empleado motivado repercute positivamente en la cuenta de resultados.

Los trabajadores y trabajadores tenemos que comprender que un salario no se obtiene por estar la jornada laboral en una empresa. Nuestro salario se obtiene por la consecución de unos objetivos, de unas metas, que al final del ejercicio harán que el balance sea positivo para nuestra empresa. La empresa no es algo ajeno a un empleado, debemos considerarla como propia, identificarnos con ella, ya que si esa empresa va mal y nosotros no trabajamos en la línea correcta para luchar por ella, no tendremos a nadie que nos pague nuestro cometido a final de mes.

Y como ciudadanos debemos reclamar continuamente que cada parte de la estructura que conforma la economía haga bien su trabajo. No debemos mirar la situación como si no nos afectara y poner el grito en el cielo cuando nos toca de manera cercana. La ciudadanía tiene poder: puede manifestarse para exigir a los partidos que hagan bien sus funciones, pueden penalizar, como consumidores, a las empresas que no se comportan adecuadamente en la crisis. Ya decía el presidente Zapatero que él no tenía una varita mágica para mejorar nuestra situación económica. Nadie tiene esa varita y menos los alcaldables de los ayuntamientos.

Las próximas elecciones serán para elegir a nuestros gobernantes más cercanos; las personas que regirán nuestros municipios y las competencias que tienen asignadas. Es un tremendo error ver estas elecciones como la posibilidad de queja ante las acciones del gobierno central y autonómico. Si queremos discutir de las acciones de gobierno autonómico y estatal, tras las elecciones municipales, que la ciudadanía se ponga de acuerdo en reclamar ese debate y presionar, si así lo desea, en realizar unas elecciones anticipadas. Que sea la ciudadanía quien decida.

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