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La marquesa de los Vélez y las bombas de Palomares

Antonio Torres
Periodista

Luisa Isabel Álvarez de Toledo lideró una manifestación a petición de los vecinos de Palomares. Demostró que era una mujer vanguardista y cercana en plena dictadura.

Álvarez de Toledo, en Palomares (Diario16)

El 17 de enero de 1966 fue un lunes negro para Palomares. Ese estigma no se lo quita la emprendedora barriada de Cuevas del Almanzora que muestran un hartazgo mediático porque sobre sus producciones se puede colar algún malentendido por tanta información medio ambiental, jurídica o diplomática que puede saltar en cualquier momento. Dos aviones militares norteamericanos, un B-52 y el avión nodriza que lo abastecía de combustible en pleno vuelo, chocaron entre sí y cayeron a tierra en medio de una gigantesca bola de fuego. De las cuatro bombas atómicas de hidrógeno que portaba el B-52, dos se rompieron al estrellarse violentamente contra el suelo, lo que provocó una grave contaminación de uranio y plutonio.

En homenaje al periodismo de aquella época, rescatamos la figura André de Amo (Los Ángeles, 1942), hermano de Tito del Amo al que seguimos añorando en Mojácar, el primero en dar la noticia de que en el accidente de Palomares estaban involucradas armas nucleares. Trabajaba para la agencia UPI. Cuatro días después del accidente, The New York Timestituló en portada: "Estados Unidos admite buscar un artefacto atómico" (U.S. said to hunt lost atom device), haciéndose eco de la noticia que Del Amo plasmó en su agencia. El descubrimiento se hizo gracias a la casualidad propia con la que el destino premia a los periodistas tenaces. Tras visitar la zona, acotada, se ofreció para traducir a unos lugareños el mensaje de un oficial americano: salgan de ese campo porque hay peligro de radioactividad. Luego, astutamente, el reportero le preguntó al oficial si la Fuerza Aérea Norteamericana estaba muy preocupada por las bombas, a lo que ingenuamente, contestó: "¿Cómo ha sabido lo de las bombas? En realidad, se han encontrado tres, pero hay una cuarta perdida".  Esa misma noche, el embajador norteamericano en España, Duke, envió un cable a Washington preocupado por la información del corresponsal Del Amo y lo que denominó “escalada del tratamiento mediático”. Ángel Roldán recuerda del impresionante archivo de Medina Sidonia la actuación de la inteligencia española en el suceso de Palomares. Como documentalista de Canal Sur, es una autoridad en la conservación de imágenes, clasificadas. Demostró en La Brújula, de Onda Cero Radio cómo el exSecretario de Defensa norteamericano Robert S. McNamara utilizó el accidente de Palomares como argumento de fuerza para eliminar los peligrosos vuelos con bombas atómicas, y reemplazarlos por misiles balísticos intercontinentales.

Hartazgo mediático. Una de las novedades de este año consiste en la actualización literaria, Mi cárcel, de la experiencia real vivida en Palomares por una personalidad arrolladora. Los vecinos sabían el poder mediático de una monárquica contra la censura. La marquesa de los Vélez Luisa Isabel Álvarez de Toledo y Maura, duquesa de Medina Sidonia (Estoril, 1936-Sanlucar de Barrameda, 2008), madre de tres hijos, conocida como la Duquesa Roja por su militancia antifranquista en los años de la dictadura. “En 2002, Álvarez de Toledo consiguió cumplir un objetivo acariciado durante años: editar un libro cuya publicación había sido torpedeada por la dictadura en 1968. En el libro Palomares contó su versión del accidente nuclear de aquel enero de 1966. Tras desaparecer la dictadura, el libro fue publicado por la UNED en 2002 y afirmó: "Las 80 personas contaminadas por la radiación estaban en un pueblo rodeado y, gracias a que soy duquesa de Medina Sidonia y que tenía pasaporte diplomático, pude entrar allí. Me convertí en su representante y fui expulsada. Entonces me puse en contacto con Europe numéro 1, la radio francesa, y por primera vez di el mensaje que no habían podido dar los encerrados en tres meses", cita recogida por Santiago Belausteguigoitia, periodista de El País y del que tuve el privilegio de que me entrevistara sobre Mujeres de palabra, mi libro sobre las pioneras del periodismo audiovisual en Andalucía y en el que hice referencia a Palomares. La actitud de Álvarez de Toledo a favor de los desfavorecidos era ya conocida. Organizó, tras recibir cartas de petición de ayuda vecina, una manifestación y un viaje a Madrid para que los agricultores pudieran reclamar indemnizaciones. Fue juzgada y condenada a un año de cárcel, rebajada a ocho meses y una multa de mil pesetas por el Tribunal de Orden Público en 1967.

El sobrenombre de la Duquesa roja lo acuñaron a medias un corresponsal de la agencia Reuters y un redactor de Efe, respondía Álvarez de Toledo cuando se le preguntaba por el origen de su apodo. La aristócrata captó la atención de los medios internacionales tras ser detenida en Palomares. ¿Esa quién es?, preguntó un periodista americano "¡Ésa… ésa es una roja!".

La catedrática de literatura comparada en Massachusetts y escritora Soledad Fox Maura (Nueva York, 1969) recupera en, Mi cárcel, la experiencia de Álvarez de Toledo Maura, prima de la madre de esta brillante autora, emparentada con personajes de la vida política española, como Semprúm y Maura. Aborda una vida de una mujer comprometida, enérgica, hija única, intelectual, autodidacta, y sin apego por lo material que sorprenderá a más de uno. Palomares y sus protestas formaron parte de su historia vital.

Calle Duquesa. En noviembre de 2017, el alcalde de Cuevas del Almanzora Antonio Fernández Liria inauguró en Palomares la calle “XXI Duquesa de Medina Sidonia”. Entre los asistentes a la apertura de la calle estuvo el investigador, cineasta y reportero Pepe Herrera, autor del libro más completo y documentado sobre Palomares.

Vélez-Rubio, Chirivel, María y Vélez-Blanco recibieron en febrero de 2007 a Álvarez de Toledo, quien en su viaje emuló al realizado por su antepasado Antonio Álvarez de Toledo. Son localidades que formaron parte del marquesado entre los siglos XVI y XIX. El añorado alcalde José Luis Cruz Amario le entregó el escudo de oro de Vélez Rubio. A la marquesa de los Vélez se le recordó que su antepasado mandó construir en la capital velezana la iglesia de la Encarnación (1753-1769), monumento que visitó aprovechando su estancia velezana que le explicarían el añorado alemán Dietmar Roth que se enamoró de los Vélez y fue concejal de Vélez Blanco o el ojo de la zona José Domingo Lentico y su impagable Revista Velezana.

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