A los
mandatarios del PP se les llena la boca de emprendimiento, pero apuestan muy
poco por quienes, con inmensa ilusión y grandísimo esfuerzo económico y
personal, se lanzan a la aventura de iniciar una actividad empresarial. No es
lo mismo emprender con el patrimonio de papá que con el mero recurso de una
buena idea.
En Andalucía,
durante los mandatos socialistas, se puso en marcha una herramienta de
incalculable valor para abrigar esas iniciativas, alimentarlas con recursos
materiales y técnicos, y tutorizarlas, incluso, más allá de su lanzamiento. Con
poca foto y mucho tiento, en oficinas, pequeños locales o naves industriales,
los Centros Andaluces de Emprendimiento (CADE) dieron respaldo a iniciativas de
todo tipo, la mayoría de las cuales aún continúan.
En la ciudad de
Almería, hace diez años, más de 30 empresas comenzaban a funcionar al amparo
del CADE ubicado entonces en la Cámara de Comercio. Pero en los últimos años
este centro ha ido perdiendo proyectos hasta el punto de que en la actualidad
no alberga ninguno. Es de suponer que el espíritu emprendedor no se ha
volatilizado de la noche a la mañana y, más bien, cabe imaginar que el PP ha
despreciado este servicio hasta llevarlo a su extinción, eso sí, después de
haber aprovechado cada vuelta de tuerca para hacerse la correspondiente foto.
El CADE de
Almería ha tenido cinco sedes distintas e incluso ha habido momentos en los que
se invitó a los emprendedores a continuar con sus proyectos desde el confort de
sus propios hogares, rompiendo el principio de colaboración y enriquecimiento
mutuo que presidió la creación de estos centros. Así llegó a la antigua Casa de
Socorro, bautizada por el aparato mediático del PP con el presuntuoso nombre de
'Ingenia Center', para dar contenido a un espacio municipal que carecía de
utilidad y que ni siquiera contaba con un plan de emprendimiento.
Sinceramente, nada nos extraña. Si por algo pasará a la historia de esta ciudad su actual alcaldesa es por tener las manos rotas para retener los recursos y fondos que recibe de otras administraciones. Especialmente grave es observar cómo los planes de empleo dirigidos a colectivos necesitados, como jóvenes o parados de más de 45 años o de larga duración, pasan de largo por Almería, ante su indolencia. Como bien explicaba Iván Gómez en este mismo diario, el ocaso de este CADE era la crónica de una muerte anunciada.
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