Celso Ortiz
Profesor de la UAL
Yo no había oído nunca la 
palabra "intermodal" hasta que a Megino, cuando era alcalde por el Partido 
Popular, se le ocurrió sustituir la estación del ferrocarril y la estación de 
autobuses por esa cosa. Me fui a la última edición del María Moliner para ver 
cómo iba a ser la nueva estación que llevaba ese nombre. La palabra entera no 
aparece en el diccionario. Como tiene toda la apariencia de una palabra 
compuesta, y supuesto que "inter" es un prefijo derivado del latín que significa 
"entre", busqué la palabra "modal" para ver si podía casarlas. "Modal: conjunto 
de los gestos de una persona mirados desde el punto de vista de su corrección, 
distinción o elegancia. Ademanes, maneras".
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| Estación de Ferrocarril de Almería | 
O sea que, dicho en español, la 
nueva estación se llamaría, pongamos por caso, "entremaneras". Si la palabra 
resulta un bodrio, más bodrio aún es la estación que lleva ese calificativo. A 
ver si hay algún pasajero que no sienta nostalgia de las antiguas y estupendas 
estaciones, hoy sumidas en el triste abandono, cada vez que aparca por ese 
corralón "entremaneras". Valga como ejemplo de una de las actuaciones más 
nefastas que, a mi modo de ver, se llevaron a cabo en Almería por un alcalde 
que, además, pulió todo el patrimonio municipal que pudo…".
Lo que acaban 
ustedes de leer no está escrito el último domingo, día de la semana que 
acostumbro a componer estas columnillas, sino en un domingo del año 2003. Desde 
entonces el hermoso edificio que albergaba la estación del ferrocarril está en 
un proceso de deterioro imperdonable. Habría que recuperarlo. Una estación de 
trenes es la antesala de una ciudad y tiene enjundia suficiente para merecer un 
marco noble.
En el año 1893 así lo entendieron quienes dotaron a nuestra ciudad 
de uno de sus edificios más emblemáticos, para dar la bienvenida a los viajeros 
que nos han visitado durante el pasado siglo. Adjudicarle otra utilidad no tiene 
sentido y su abandono no tiene perdón.
La semana pasada con una mala racha de 
viento se le desprendió la marquesina de la entrada. Fue como si entre sus 
paredes anidara un alma inquieta que quisiera llamar nuestra atención provocando 
su caída. ¿Alguna institución, algún poder se dará por aludido? Ojalá así fuera 
y, sin darle más vuelta, deshiciera el entuerto perpetrado hace unos años, 
devolviendo a la estación la función que le fue arrebatada por un alcalde 
iluminado, o sea, la salida y llegada de pasajeros. 


ResponderEliminarHabéis gobernado un montón de años, y tu eras Concejal de Cultura, no creo que hicieras en cuatro años muchas cosas por la cultura, y menos aún por la Estación de Trenes. Claro, tu eres clase alta, no ibas a viajar en tren, mejor avión.