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La carretera Vera-Garrucha, paradigma de estos tiempos

Clemente Flores
Ingeniero de Obras Públicas

La comunicación entre Garrucha y Vera, desde hace más de cien años, ha sido la comunicación comarcal más clara entre el mar y el interior. Hoy, además, es parte del camino entre Vera y Vera-playa y en un futuro significará el acceso más importante a la estación del AVE si es posible que alguna buena previsión se cumpla. Desde hace varios años y sobre todo en verano la carretera, algo menos de 7 km., se encuentra saturada porque el número de vehículos ha aumentado y porque la velocidad de su recorrido ha disminuido entre otras razones por efectos de la obra parada.

Carretera Vera-Garrucha
Hace algunos años se desdobló un primer tramo de algo menos de tres kilómetros y aunque son manifiestos algunos defectos (el diseño no permite una velocidad uniforme porque las rotondas están mal diseñadas, las incorporaciones producen dudas en el conductor, etc.) el tramo podría significar una mejora importante si no fuera porque pierde toda su efectividad por el efecto embudo en el sentido Vera-Garrucha. Algunos malpensados dicen que este tramo se hizo, sin ningún problema de plazos, porque era el punto donde tenía previsto llegar la autopista privada Cartagena-Vera.

Las obras de desdoblamiento del segundo tramo, hasta las Buganvillas, se adjudicaron a comienzos del año 2009 en unos 11,8 millones de euros y 23 meses de plazo. Cuando estaba cerca de cumplirse el plazo y apenas se había ejecutado el 20% de la obra, la consejera de Obras Públicas y futura ministra del Gobierno de la nación firmó la paralización de la obra “fruto de una reprogramación y tras hacer un gran esfuerzo". De acuerdo con las manifestaciones oficiales, los nuevos plazos que supondrían una desviación de 6,7 meses de media (¿sabría Rosa Aguilar que antes de que pasara ese tiempo estaría lejos ocupando su cartera de ministra?) eran fruto del diálogo social y del trabajo entre la Consejería y los empresarios. Hasta aquí lo oficial para que juzgue el lector y después lo que pienso.

La decisión de parar una obra, igual que ocurre en la decisión de comenzarlas, debe estar basada en fundadas razones de interés público. Una vez comenzada la obra, la decisión de pararla, afectando al plazo, suele deberse a que han aparecido “causas imprevistas” que normalmente acarrean un modificado del contrato. Difícilmente, en mi opinión, el “diálogo social” precisamente con los empresarios, es una de esas fundadas razones de interés público.

En éste caso es fundamental, necesario y obligatorio hacer un trabajo con el empresario-contratista que es el acta de suspensión total o parcial de las obras donde se dejen claros los medios que se dejan a disposición de la obra y las medidas a tomar para dejar las obras de forma que no supongan peligro ni obstáculos para las personas y sus bienes.

Así se hubiera evitado no sólo que la riada de San Wenceslao produjese alguna catástrofe añadida y que la carretera perdiera capacidad y ganara en accidentes, durante no se sabe cuánto tiempo, por haber perdido entre otras cosas parte de sus arcenes. ¡Pobre delegada que no encontró fondos y cuántos merolicos tenemos! (Actualidad Almanzora)

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