El 63 por ciento de los 177 parques infantiles de la ciudad de Almería no cumple la normativa de seguridad. Esto no es una afirmación caprichosa, sino que responde a dos inspecciones realizadas por una empresa ajena al Ayuntamiento, cuyos informes nos ha facilitado el concejal del PP responsable del área.
Entre los peligros a los que están expuestos los niños y niñas de Almería, los técnicos señalan aspectos tan graves como que queden atrapados en un juego, que se pillen los dedos, que caigan al romperse la cadena de un columpio por estar muy vieja, que resulten heridos con elementos de holgura, que se claven astillas de madera o que se arañen en las partes rotas o desgastadas, algunas llenas de óxido, como las vallas del parque.
Además, no están separados del tráfico, el pavimento se encuentra lleno de peladuras, haya losetas sueltas con las que puedan tropezar y que el suelo amortiguador no cumpla la normativa de la UE por falta de espesor. Y eso por no hablar de la suciedad.
Es muy grave que los parques infantiles de Almería se encuentren en semejante estado y, lo más grave, es que sigan abiertos, a pesar del riesgo la seguridad. El Ayuntamiento tendría que haber actuado sobre esas 116 áreas infantiles que no han obtenido el certificado favorable, reparando los elementos estropeados en el plazo de tres meses o procediendo al cierre en aquellos que presentan deficiencias muy graves.
La realidad que vemos cada día en nuestros barrios es que los parques infantiles siguen estando abiertos sin que el PP en el Ayuntamiento haya hecho nada por arreglarlos, con el riesgo que ello implica de que los niños y niñas puedan resultar heridos mientras juegan. Y mientras esto ocurre, a la vista de todos nosotros, observamos cómo la alcaldesa utiliza los plenos como escenario de la estrategia política nacional de su partido, olvidando aquellos asuntos que son de su estricta responsabilidad. Gobernar es algo más que aplicar el argumentario y hacerse fotos para Instagram.
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