Edita: Fidio (Foro Indalo de Debate, Ideas y Opinión / Twitter: @opinionalmeria / Mail: laopiniondealmeria@gmail.com

Feminismo antes y después de Rocío

Marián Lozano
@marian65x 

Casi tres años después y siguen con la murga “Como os ha cambiado Rociíto” o “hacéoslo mirar como mujer…”. Porque, según ellos, el feminismo es “antes de Rocío” o “después Rocío”, como, si de Cristo se tratara, marcando una era temporal. En cualquier conversación entre amigos, reunión familiar, en el trabajo, en foros o debates, en los últimos dos años y medio, si se habla de violencia machista, alguien suelta lo de “Rociíto” y, por supuesto, con ánimo de ofender.

Rocío Carrasco / Telecinco

No hay término aceptado socialmente para denominar a estos negacionistas de tertulia amistosa o familiar como tampoco lo hay para los que pasan horas y horas indagando entre miles de tuits hasta encontrar aquel que creen digno para introducir su “Rociíto” a capón. Y es que no se merecen ni tan siquiera una denominación con más carga significativa que insustanciales.

"Desde que escucharon a Rocío Carrasco en su docuserie comentar que no soportaba que la llamasen Rociíto, por razones obvias, ellos lo utilizan de forma polivalente como insulto, como ofensa, como desprecio, como término genérico desacreditatorio"

Desde que escucharon a Rocío Carrasco en su docuserie comentar que no soportaba que la llamasen con el diminutivo, por razones obvias, ellos lo utilizan de forma polivalente, como insulto, como ofensa, como desprecio, como término genérico desacreditatorio. Lo lanzan en cualquier conversación o relato en el que se trate la violencia machista. Estos, llamémosles insustanciales, no solo no se conforman con ofender, sino que se han vuelto expertos en  feminismo. El feminismo de antes de Rocío (2021), para ellos, ahora resulta que es el bueno, el de verdad, como lo denominan. Lo aceptan como doctrina única aunque no sepan ni una sola palabra del recorrido del feminismo, ni recuerden la cercana huelga general de mujeres de 2017 o las concentraciones masivas del 2018. Todo lo anterior al 2021 les viene bien, les pilla muy de lejos. Tampoco parece molestarles que, en otros periodos de la historia, muchas mujeres se dejaran la piel luchando por la igualdad hasta lograr los derechos de los que hoy somos beneficiarias, justamente.

Seguramente, a los buscadores obsesionados de tuits, con contenidos, para ellos, provenientes del feminismo malo, ni les suenan de lejos referentes como Mary Wollstonecraft, Olympe de Gouges, Flora Tristan, Elizabeth Cady Stanton o Betty Friedan. Y, con un poco de suerte, los nombres de Beatriz Galindo, Clara Campoamor o Concepción Arenal, entre otras, los asocian al nombre de algún centro educativo. Da igual que no sepan absolutamente nada de las luchas del feminismo y sus diferentes etapas. Ellos se atreven a dar lecciones de feminismo e incluso a orientar sobre el camino que este debe tomar. En definitiva, organizar un “feminismo” acomodado a su medida: “Vais a tener lo que a nosotros nos parezca conveniente y llegaréis hasta donde nosotros indiquemos, no más allá”.

"Este fenómeno de acoso a cualquier muestra de oposición a la violencia machista no se produce solo por parte de hombres, sino, lamentablemente, también por mujeres"

Este fenómeno de acoso a cualquier muestra de oposición a la violencia machista no se produce solo por parte de hombres, sino, lamentablemente, también por mujeres que se han subido al carro de los obsesionados en atacar ferozmente a cualquier mujer que consideren feminista de las del feminismo de después de Rocío. Muchas de estas guardesas del “buen feminismo” han picado en el anzuelo del patriarcado que lanza una y otra vez un cebo enfundado en aroma a mujer libre, pero que esconde otra realidad muy distinta.

Su feminismo bonito, el que llaman el bueno, el que no es machista y, contradictoriamente, tampoco feminista, pero sí igualitario (menudo cacao, un feminismo que no es feminista…), es el que aboga por la meritocracia, la gran falacia liberal que comienza a ser fallida en el sistema norteamericano y que en nuestra vieja europea clasista no tiene cabida. Es posible que hablen así porque no conozcan los datos estadísticos que indican que salen más mujeres de las universidades que hombres, pero que los puestos de alta dirección de las empresas siguen copados por ellos. Y tampoco estarán al día de los datos que demuestran que el botón del ascensor social lo controla la élite y que muy pocos tienen acceso a subirse en él. Que esta élite distribuye los puestos de responsabilidad en la empresa privada cediendo generosamente a sus esposas o descendientes mujeres, apropiadas direcciones en fundaciones, empresas de catering, de moda, decoración  y similares. Y que los logros de las mujeres requieren del doble de esfuerzo.

Insisten y dicen que las mujeres estamos locas, que no nos tememos que buscar la vida, como antes lo hacían nuestras abuelas, conformándose con las migajas que les dejaban los hombres, porque ya  tenemos acceso a la educación y podemos trabajar, así que no inventemos cosas porque todos somos iguales, según la Constitución. No, señores, ni nos vamos a comparar con nuestras ejemplares abuelas ni con las mujeres del Pleistoceno, y, en cuanto a la Constitución, también dice que todos tenemos derecho a disfrutar de una vivienda digna y no es una realidad tangible.

"El feminismo después de Rocío, según ellos, es el falso feminismo y es malo porque simplemente hay demasiada reivindicación y porque tiene más alcance a través de los medios y las redes sociales"

El feminismo después de Rocío, según ellos, es el falso feminismo y es malo porque simplemente hay demasiada reivindicación y porque tiene más alcance a través de los medios y las redes sociales. Es falso porque denuncia más que nunca la violencia machista que ellos niegan, ya que, según alegan, son las mujeres las que acosan a los hombres, les arruinan la vida denunciando falsamente, o los cancelan. Claro, que las cifras que ofrece el Poder Judicial, también les deben parecer falsas.

Los detractores del supuesto feminismo después de Rocío quieren convencer  al mundo de que todo es culpa de la poderosísima Rocío Carrasco, que ha comido el coco a miles de mujeres, sin distinción de condición social o educativa. Mujeres sin personalidad alguna que se han dejado embaucar por una sola mujer y ahora son feministas acérrimas, que denuncian públicamente actitudes machistas y están haciendo mucho daño a la sociedad por solidarizarse con otras mujeres víctimas.

Están tan obcecados con Rocío que ni se plantean que todas estas mujeres quizás ya eran feministas antes y que tan solo han comprendido perfectamente el relato de Rocío Carrasco. Que antes no existía la necesidad de convertir el feminismo en monotema en cada reunión o acontecimiento social porque, previamente a la emisión de la docuserie de Rocío Carrasco, ningún cuñado o cuñada, compañero de trabajo o amiga, sacaba el tema de la violencia machista a cada dos por tres para argumentar estas sandeces que escuchan en la radio o leen en algún digital de cuarto al chavo.

"Rocío ha puesto nombre a ciertas violencias y ha sido ejemplo de la vileza de los maltratadores contra las mujeres, ha realizado una función social impagable"

Resulta tedioso explicarles que miles de mujeres en este país y en el mundo ya ejercían feminismo antes de que Rocío hiciera su docuserie y que lo hacían en su día a día, a través  de sus actos, de sus críticas, de sus condenas al machismo o la violencia de género, poniendo en evidencia los abusos sexuales, educando en igualdad, saliendo a las calles, organizadas… Rocío ha puesto nombre a ciertas violencias y ha sido ejemplo de la vileza de los maltratadores contra las mujeres, ha realizado una función social impagable. Bárbara Rey, María Jiménez, Carmen Ordóñez..., todas ellas famosas, hablaron, se las cuestionó al igual que a Rocío, pero no generaron este rabioso fenómeno que sin duda alguien alimenta desde su micrófono o su digital con un interés concreto. Y si Rocío ha conseguido abrir los ojos a mujeres y hombres y empujarlos a luchar contra la violencia machista, se lo agradecemos inmensamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario