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Los almerienses se dejan (poco a poco) el tabaco

Manuel León
Periodista

Los almerienses han reducido sustancialmente el consumo de tabaco en estos tiempos de pandemia. A tenor de los datos interanuales acumulados hasta el 31 de octubre de 2019, antes de que aventara la crisis sanitaria, en la provincia se vendieron 33,5 millones de cajetillas de tabaco frente a los 32,4 millones que se llevan consumidos hasta esa misma fecha de 2021, es decir 1,1 millones menos de cajetillas, según los datos aportados por el Ministerio de Hacienda. 

En el año intermedio de 2020, la reducción en el consumo de cigarrillo fue aún más drástica, hasta caer hasta los 31,2 millones de cajetillas en el acumulado hasta el 31 de octubre. El confinamiento y el cierre de locales de ocio hizo estragos en el sector tabaquero en general y el almeriense en particular.  

También el final del confinamiento y la titubeante salida de la crisis sanitaria con la vacunación hizo que la recaudación por ventas de tabaco haya pasado de 170 millones en 2020 a 176 millones a octubre de 2021.

No obstante, los almerienses siguen fumando más que la media de las provincias españolas y que, por ejemplo, los cordobeses, con una población similar, donde apenas han superado los 30 millones de cajetillas al 31 de octubre pasado.  

También se ha notado un repunte durante los meses vacacionales de junio, julio y agosto y un descenso a partir de septiembre. Lo que también ha descendido ha sido el consumo de cigarros y puros en 70.000 unidades hasta situarse en 19 millones de puros consumidos. Inversamente han crecido las ventas de tabaco para liar y para pipa entorno a mil unidades más respectivamente.

También está contribuyendo a que el sector tabaquero no recupere los niveles de venta previos a la crisis sanitaria, a pesar de la desaparición de las restricciones, la subida generalizada de precios a partir de septiembre entre los principales fabricantes como JTI, Altadis y Philip Morris. El precio medio de la cajetilla se ha situado en 4,6 euros, el 2% más que hace un año y más del doble que en 2005, en un sector muy sensible al importe. 

La caída en la venta de cigarrillos, no obstante, no es  atribuible solo a las restricciones de la pandemia. En la última década no ha parado de bajar hasta un 60% con respecto al año 2007. Hay que recordar que el 1 de septiembre de 2006 entró en vigor el decreto andaluz que obligaba a bares y restaurantes a adaptar sus locales y permitir solo el consumo de tabaco en zonas específicas de fumadores. El 1 de enero de 2011 -se cumple ahora una década- llegó una nueva vuelta de tuerca con la nueva Ley Antitabaco que permite desde entonces solo fumar en las terrazas. 

La batalla contra la nicotina no se notó a corto plazo en las venta, pero sí con el paso de los años en los que el cumplimiento ha sido en más de un 98%. También, acorde con esa nueva normativa, se han promovido tratamientos y cursos de formación entre farmacéuticos y personal sanitario para ayudar a dejar el hábito de fumar.  El año 2006, antes de la aplicación de estas leyes contra el consumo de tabaco en espacios públicos,  se vendieron en la provincia 68 millones de cajetillas. 

Diez años más tarde, en 2016, las ventas en los 220 estancos de la provincia ascendieron a 40 millones de  cajetillas. Según estimaciones del Comisionado, en torno a un 20% de los españoles aún fuman, una media similar a la almeriense, que supone que haya unos 140.000 almerienses fumadores más o menos ocasionales.  

Lo que ha crecido en los últimos meses por la crisis ha sido el consumo de tabaco de picadura para liar, mientras han descendido las ventas de cigarros puros. Los cigarros que no combustionan han contribuido también al descenso del tabaco convencional, desde que empezó a proliferar su consumo hace casi una década.  

Almería es una de las provincias donde entre los fumadores reina el Marlboro como la marca más consumida con el 15% de las ventas. Le siguen, por este orden, Camel, Winston, Chesterfield, Fortuna, Lucky Strike, LM, Nóbel y Ducados rubio. El mayor crecimiento en el último año en la provincia ha sido, no obstante, el de la marca del camello. El tabaco negro, tan en boga en otras décadas, ha caído también en picado en los últimos años.

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