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De buena familia

Fátima Herrera
Portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Almería

Una vez más, la política de Almería se ve ensombrecida por la presunta corrupción en el Caso Mascarillas de Diputación, desviando el foco de las necesidades de la ciudadanía. La presunción de inocencia debe respetarse, pero la gravedad de los hechos bajo investigación requiere ejemplaridad política porque la corrupción no es solo una falta de ética; es un perjuicio directo a los intereses de la mayoría. Es crucial entender que la pérdida de fondos públicos en manos de políticos corruptos afecta directamente a la vida de cada almeriense: es dinero que no se invierte en mejorar los servicios y la vida en nuestros pueblos. Es un euro menos para construir carreteras y arreglar caminos rurales. Es un euro menos para reforzar los servicios sociales y prestar apoyo a familias vulnerables. Y ha sido, sobre todo, dinero que debió destinarse a la compra de un material sanitario vital en mitad de una pandemia.

Sorprende la tardanza en la reacción de Moreno Bonilla y su desparpajo al afirmar que ha actuado “rápido”, cuando el exvicepresidente Fernando Giménez ha estado imputado en esta causa desde junio de 2021, lo que no le ha impedido mantener un cargo de gran responsabilidad durante años. Esta “rapidez” es, sin duda, una actuación cosmética y tardía. Pero sorprenden, si cabe, aún más las declaraciones del presidente del PP andaluz escenificando una supuesta perplejidad por lo sucedido, justificada en que se trata de personas que no necesitan dinero y que, además, están relacionadas con “movimientos religiosos”. Ahora va a resultar que la corrupción sólo se produce entre personas que no proceden de familias acomodadas ni de comunión diaria. En la mente de todos, los viajes y eventos familiares pagados por la trama Gürtel a la exministra de Sanidad, Ana Mato. 

La lista de ministros del PP con ese mismo perfil condenados es tan extensa que no cabría este artículo. No sabemos hasta dónde han llegado los tentáculos de esta presunta trama, pero es seguro que los almerienses, que pagan sus impuestos religiosamente, querrían saber si también las arcas del Ayuntamiento de Almería, donde era concejal, se han visto afectadas y para ello esperan de la alcaldesa algo más que gestos. Por eso exigimos a Vázquez claridad y responsabilidad para restablecer la integridad institucional. Nuestro compromiso seguirá siendo velar por el uso honesto y eficiente de cada euro público.

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