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Seis interrogantes sobre el 26-M en Almería


Pedro Manuel de la Cruz
Director de La Voz de Almería

➤ De todas las incógnitas que rodean al resultado del próximo domingo hay seis que, sin ser las más importantes, sí van a tener una incidencia notable en la configuración de los nuevos ayuntamientos. Vayamos a ellas:

Los cuatro principales candidatos

1. ¿Cuánto bajará Vox?
¿Cuántos votos cosechará Vox en los municipios de Almería, El Ejido, Roquetas y Níjar? El interrogante no es menor pues es de su cuantía de la que puede depender el diseño de pactos a que habrá de llegarse en esos municipios una vez conocidos los resultados. 
Nadie duda de que los 63000 votos obtenidos en la provincia por el partido de Abascal no se van a ver reflejados en el recuento total de dentro de siete días. La razón es obvia: Vox solo se presenta en veinte municipios y esa circunstancia le hará dejarse los 23.000 votos obtenidos hace apenas un mes en los municipios donde no presentan candidatura.
Donde habita la duda es en si los candidatos de Vox mantendrán los 16.458 votos alcanzados en la capital, los 9.272 de El Ejido, los 8.940 de Roquetas y los 2.632 de Níjar.
Donde habita la duda es en si los candidatos de este partido mantendrán los 16.458 votos alcanzados en la capital, los 9.272 de El Ejido, los 8.940 de Roquetas y los 2.632 de Níjar. Como señala con tino Gabriel Amat, ´hasta que no pasas el cortijo no sabes si el perro muerde´, pero todo hace prever un descenso significativo. La retórica inflamada del todo por Dios y por España tiene menos ruido en unas elecciones municipales donde la bandera no puede tapar la carencia de ideas y la experiencia de gestión de los candidatos sobre el presente y el futuro de la ciudad. VOX tendrá un buen resultado. Lo que nadie duda es que los concejales que alcance apoyaran a los candidatos del PP allí donde puedan lograr la Alcaldía. Sucedió en Andalucía y sucederá en cualquiera de los veinte municipios almerienses en los que se presenta (y en el resto de España). Se sitúan extramuros del PP pero su destino inevitable es servirle de muleta. No pueden hacer otra cosa. Y eso lo sabe el PP…y también los dirigentes de VOX. Es el laberinto del que no podrán salir nunca porque la única forma de escapar a esa condena es permitir, absteniéndose o votando a favor, gobiernos nacionales, autonómicos o municipales del PSOE. Y esa es una opción inviable por suicida. En el mercado de intereses que es la política nadie se hace el harakiri. 

2. ¿Quiere pactar el PP con Ciudadanos en la capital?
Nadie lo va a decir públicamente, pero apuesto diez contra uno a que, si la aritmética lo facilitase, el PP pactaría antes con VOX que con Ciudadanos en la capital. Ramón Fernandez- Pacheco se sitúa políticamente tan alejado de Vox que la afirmación puede resultar contradictoria; no lo es. La cohabitación con Miguel Cazorla ha sido tan incómoda en los últimos cuatro años que ninguno de los integrantes de la candidatura popular quisiera repetir la experiencia.

Cuatro años más de Cazorla como cooperador necesario pueden resultarles  al PP insufribles
Sostenía o dicen que sostenía Churchil (al Premier británico le han apuntado tantas frases que tendría que haber vivido tres vidas para haberlas dicho todas) que la política hace extraños compañeros de cama. Solo así puede entenderse que PP y Cazorla hayan sobrevivido a cuatro años de repulsión compartida. La aritmética dictará sentencia pero si el respaldo de los de Abascal le fuera suficiente, circunstancia no previsible, el PP no tendría dudas sobre la elección. Cuatro años más de Cazorla como cooperador necesario pueden resultarles insufribles. Claro que a la fuerza ahorcan y en el PP no ven lejos el patíbulo de otros cuatro años de incomodidad. Habrá pacto con Cazorla salvo que el candidato de Ciudadanos ponga tan alto su nivel de exigencia que el PP se arriesgue a aspirar a la Alcaldía solo con sus votos y los de VOX. Podría hacerlo porque en segunda votación el candidato que alcanza la Alcaldía no necesita la mayoría absoluta del pleno, solo ser el mas votado. Y, después de la experiencia esperpéntica de hace cuatro años, la posibilidad de que Ciudadanos vote a Adriana Valverde como alcaldesa es imposible gobernando PP y Ciudadanos la Junta de Andalucía. Cazorla puede jugar al escondite, pero, al final y como sucedió en la mañana de San Antonio de hace cuatro años, el candidato de Ciudadanos sabe que donde manda Sevilla y Madrid no manda Almería. 

3. ¿Votarán los susanistas a Adriana?

Todos dirán que sí. Lo que no está claro es que lo hagan. El proceso de elaboración de la candidatura socialista ha dejado tantas heridas que no se atisba medicina que pueda cerrarlas. La guerra de familias siempre ha estado abierta en el PSOE de la capital y nada hace pensar que vaya a cerrarse. Adriana no es la candidata del todo el PSOE. Las diferencias entre los guerreros del Antiguo Testamento y los defensores del susanismo no tienen perfiles ideológicos, pero es esta ausencia de diferencias políticas lo que hace imposible la paz socialista.

Desde la prehistoria del socialismo capitalino las discrepancias han estado provocadas por el personalismo insaciable de unos, el deseo de venganza irremediable de otros y el ansia de poder de todos
Desde la prehistoria del socialismo capitalino las discrepancias han estado provocadas por el personalismo insaciable de unos, el deseo de venganza irremediable de otros y el ansia de poder de todos. Para la mayoría de los dirigentes locales del PSOE lo importante no ha sido ganar al PP, sino vencer al compañero del partido que podría disputarle el dominio de la agrupación local. La guerra interna no solo no se ha atemperado con los años, sino que ha aumentado su virulencia. El Sanchismo no movió un dedo por Susana en las autonómicas de diciembre (algunos hasta brindaron con champan la noche de su derrota). El resultado de Adriana demostrará si ahora es pagada con la misma moneda.

4. ¿Con quién pactará Ciudadanos en la provincia?
 En primera instancia los de Rivera alegan que ellos pueden pactar a derecha e izquierda. Así fue en las anteriores municipales apoyando al PP en Almería y al PSOE en Cuevas. Pero si nadie se baña dos veces en el mismo río, como aseguró Heráclito, en política nunca hay dos situaciones idénticas. 2015 no es 2019 y el pacto de Juanma Moreno y Juan Marín en el gobierno andaluz es un arma de destrucción masiva para cualquier veleidad o extravagancia. Ciudadanos y PP se apoyarán allí donde la suma les dé para gobernar y contarán, donde sea necesario, con los concejales de Vox. Es la lógica de la política y la lógica de los intereses. La posibilidad de que concejales de Ciudadanos apoyen un alcaldable del PSOE es una excentricidad por muy de centro que se reclamen los de Rivera. Solo la animadversión personal sustentado en el sentimiento inextinguible del rencor podría facilitar que, en algún municipio, la excepción confirmara la regla.  

5. ¿Fagocitará Podemos a IU?
La pregunta es innecesaria. En España y en Andalucía la ha fagocitado ya. Izquierda Unida ha quedado reducida a un apéndice de Podemos y Alberto Garzón a un compañero de viaje al que Iglesias sienta en segunda fila cuando cree que le puede interesar. Lo que Franco no consiguió en cuarenta años, acabar con el PCE, lo ha logrado Iglesias en cuatro. De victoria en victoria hasta la derrota final.

Siguiendo esta lógica, no es descartable que haya un trasvase del votante de IU al de Podemos en la capital. La marca Unidas Podemos no se presenta, pero no serán pocos los antiguos votantes de IU que opten por esta opción -si ya lo hicieron en las autonómicas y generales, por qué no ahora- situando en la periferia de la irrelevancia a una fuerza política que siempre fue un factor de coherencia política en el gobierno o en la oposición en el Ayuntamiento. La izquierda del PSOE estará en el próximo pleno; lo que nadie sabe es la o las candidaturas de procedencia. Me lo dijo hace unos días el profesor Cervantes: “somos tan inteligentes que en vez de ampliar el porcentaje de voto que siempre hemos tenido unidos, ahora vamos y lo dividimos; somos unos genios”.

6. ¿Apoyaría el PP un alcalde Vox en el Ejido?
Nunca. El PP no dará a Vox la alcaldía de el Ejido si este partido fuese el más votado. Si lo hiciera, no solo estaría cavando su tumba durante muchos años en la capital agrícola almeriense, sino que, además, estaría activando una bomba de relojería incontrolable en todos los pilares que han convertido a la ciudad en uno de los centros de atención y de atracción de la industria agroalimentaria europea.

La aplicación de soluciones fáciles a problemas complejos es el principal argumento de seducción de los populismos de derechas o de izquierdas. La consecución por Vox de la Alcaldía de la capital europea de la nueva agricultura haría de El Ejido un centro de atracción mediática con extraordinarias consecuencias negativas de amplio espectro, siendo sus votantes, ¡qué paradoja! los más perjudicados. La sensibilidad social de los consumidores y los oscuros intereses de la competencia perturbarían la travesía del sector agrícola. El PP lo sabe y no caería en ese error.

Aunque en las arenas movedizas de la política no hay que descartar que, si el candidato de Vox es el más votado, este partido pueda supeditar su apoyo a otros alcaldables del PP a respaldo a su alcaldable en El Ejido. La situación entonces se tornaría diabólica y exigiría un nivel de responsabilidad a PP, PSOE y Ciudadanos que no podrían eludir.

La respuesta a todos estos seis grandes interrogantes, habrá que esperar así que pasen los próximos seis días.

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