El caos circulatorio que vivimos en Almería se ha convertido en una constante en nuestras vidas. Cada día, en las horas punta, nuestras calles se transforman en un laberinto de atascos, resultado de una alarmante falta de planificación y coordinación por parte del equipo de la alcaldesa.
La coincidencia de dos obras de gran impacto, como las del Paseo y la conexión entre la Rambla y el Puerto, ha desatado un verdadero torbellino. Esta situación no es solo una molestia pasajera; es un problema que afecta la vida cotidiana de miles de ciudadanos. Trabajadores que llegan tarde a sus empleos, repartidores que ven ralentizada su actividad, niños y niñas que no llegan a tiempo a clase y usuarios del transporte público atrapados. Es inconcebible que, en lugar de prever alternativas para minimizar las molestias, se priorice la imagen pública.
La alcaldesa parece más preocupada por hacerse una foto en Navidad inaugurando un nuevo paso peatonal que por gestionar con seriedad. ¿Cómo es posible que la alcaldesa y la presidenta del Puerto no pensaran en el caos que iban a desencadenar al hacer coincidir ambos proyectos? ¿La idea de esperar a terminar una obra para comenzar otra no se les pasó por la cabeza? Esto tiene que acabar ya y, por eso, proponemos reorganizar los trabajos para evitar la coincidencia de obras en zonas estratégicas y habilitar desvíos bien señalizados que faciliten la circulación.
Además, es fundamental aumentar la presencia de la Policía Local en los puntos más conflictivos para agilizar el tráfico. Y, desde luego, escuchar y atender las demandas de los vecinos, transportistas y comerciantes es esencial para encontrar soluciones efectivas. Los almerienses merecen una gestión municipal que se centre en resolver problemas reales y no en actos promocionales. Almería necesita un rumbo claro, donde las decisiones se tomen pensando en el bienestar de todos y no en los intereses de unos pocos. Solo así podremos construir la ciudad que todos deseamos.

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