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¿Dónde está la noticia?

Antonio Felipe Rubio
Periodista

La Junta de Andalucía podría estar envuelta en una presunta estafa en las ayudas a los cursos de formación para desempleados”. Y me pregunto: ¿Dónde está la noticia? ¿Qué novedad es ésta de posible malversación de fondos propios o europeos? La noticia -que no es ninguna novedad- se hace residenciar en un lecho de controversias: que si no son dos mil, sino dos millones de euros los defraudados en Málaga; que si aún no se sabe el alcance de provincias afectadas y las cuantías económicas; que si esto es una “causa general” abierta por el Gobierno del PP contra Andalucía… en fin.

Luciano Alonso ha pedido al ministro
una rectificación
Lo más dramático, al margen del presunto latrocinio, es la escenificación de la deshonra y mancilla protagonizada por un iracundo portavoz de la Junta (Luciano Alonso) que, envuelto en la bandera andaluza al peor estilo nacionalista radical, decreta el retorno del “contubernio”; la “causa general” contra Andalucía; la gran “conspiración”; filtraciones interesadas desde el ministerio… y, para rematar el espectáculo, el “vocero” andaluz se duele porque Interior no le coge el teléfono; y, ante semejante desdén, se abre un abanico de suposiciones que, de ser ciertas, podrían justificar una guerra nuclear entre ambas “potencias”.

Desconozco si alguien se ha visto sorprendido tras la noticia publicada a raíz de un informe de la Policía en el que se destaca el presunto saqueo de dinero público destinado a los cursos de formación de los parados. ¿Es acaso la primera vez? ¿No ha ocurrido eso mismo con la UGT como colaborador necesario del Gobierno regional? Tampoco sorprende la salida en tromba del Ejecutivo andaluz, acostumbrado a que nadie le tosa, teniendo que aguantar los “ataques” de la juez Alaya o las reconvenciones del Parlamento europeo. Cualquier cosa que “atente” contra la continuidad del Régimen, sea cierta, documentada y probada será rechazada con el inusitado ardor patrio que otorga más de treinta años de crianza y cosecha de votos mediante procedimientos limítrofes al feudalismo.

Nadie, suficientemente informado, puede alarmarse por la aparición de irregularidades en el reparto del PER, subvenciones ventajistas, ayudas injustificadas, fondos de reptiles, dinero de Europa, saqueo de instituciones, golfería sindicalista… nada de esto es nuevo. Ya lo hemos visto cuando ha salido a la luz, y lo hemos imaginado al ver la prosperidad que adorna a una insoportable y creciente legión de allegados: “Dios los cría… y tos p´ la Junta”.

Andalucía es la última región de Europa en niveles de paro, pobreza y nivel cultural. Para llegar a estos niveles han sido necesarios 32 años de gobierno de izquierdas en los que ha primado una estrategia que asegure el apoyo electoral estipendiado. Y esto se consigue con recursos económicos que tienen que llegar a quienes no lo merecen y en detrimento de las enormes posibilidades que tiene una de las regiones con más potencialidad de Europa.

Hace cuatro días era la juez Alaya el “azote vengativo del PSOE andaluz”. Ahora es una “causa general” y un “contubernio” contra Andalucía. Y es que defender con iracunda fiereza lo que proporciona la continuidad de esta saga de “progresismo” merece el esfuerzo de ocultar la incómoda realidad que la mantiene.

Alguien sabio me dijo en una conocida población del Andarax: “Aquí, lo importante no es que la niña sea puta, sino que se sepa”. 

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