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La crítica acoge con un notable alto a 'Sálvese quien pueda'

Tania Artajo
@opinionalmeria

Anoche se estrenaron en Netflix los tres primeros episodios del reality Sálvese quien pueda, producido por La Fábrica de La Tele y dirigido por David Valdeperas, productora y director, respectivamente, de un programa mítico de la televisión española, Sálvame, recientemente cancelado en Telecinco. Los tres primeros capítulos han tenido, en general, una buena acogida por parte de la crítica, si bien también hay algunas voces discrepantes. Reproducimos a continuación la opinión de algunas de las firmas más acreditadas de la crítica televisiva española.




Berto Molina, en El Confidencial:

Belén Esteban y Lydia Lozano son las indiscutibles protagonistas. Tienen ganas de entretener y seguir haciendo televisión, algo que se nota. Saben de qué va esto y basándose en los personajes que han creado gracias a llevar su personalidad al límite, juegan y se dejan llevar. Se ponen a prueba en este nuevo formato y ganan. Terelu, María y Víctor, aunque la trama de Nacho Polo esté más que explotada y quizá ya no interesa demasiado, también suman considerablemente al espectáculo.

En la otra cara de la moneda están Kiko Hernández y Kiko Matamoros, sin ninguna duda la gran decepción. El primero está en segundo plano al nivel de Chelo García Cortés, que tampoco destaca demasiado. El exconcursante de Gran hermano no llega a brillar por sí mismo, convirtiéndose en un elemento prescindible y dejando pasar algunas oportunidades que tiene para lucirse. Matamoros sí da algo más de juego al agitar la aventura, pero tampoco ofrece grandes momentos ni se le ve del todo involucrado en la esencia de este nuevo producto para televisión. 

Sofía López, en esDiario:

Su agudeza retrotrae al espectador al show diario extinto, donde el conflicto recurrente está servido, con hechos cotidianos como la emotividad a flor de piel de Lydia Lozano o la expresividad y contagiosa ilusión de Belén Esteban, todo ello en una coctelera a la que se suma el choque cultural

Valentina Vera, en Diez Minutos:

Las expectativas eran muy altas y se han cumplido. Aunque no se ha situado entre los diez contenidos más vistos de la plataforma online en sus primeras doce horas tras el estreno. Su público más fiel se ha rendido a ellos a través de las redes sociales donde ha recibido grandes halagos.

Marián Lozano, en La Opinión de Almería:

Si alguien esperaba más del show, algo imposible porque dada las primeras reacciones ha superado cualquier expectativa, es que no entiende la televisión y por supuesto desconoce totalmente el universo Sálvame y a la audiencia de Sálvame. Porque el público del carismático predecesor de Sálvese quien pueda, precisamente no busca ninguna propuesta extravagante o un formato extremadamente novedoso. Lo que el fiel seguidor de Sálvame espera es volver a disfrutar de la bendita locura del programa a través de la puesta en escena y de las tramas generadas por los protagonistas que son el único y principal ingrediente que da forma al programa y engancha al espectador. 

Ángeles Caballero, en El País

Los tres primeros episodios son un ejemplo casi perfecto de lo que hay que meter en un reality ambientado en Florida. Todos los colores posibles reunidos en un vestido, gafas de sol enormes y siempre puestas en interiores. Extensiones, pestañas postizas, rellenos faciales luchando contra la flacidez, injertos capilares, toxina botulínica y ácido hialurónico en cantidades industriales. Logos bien visibles, tatuajes, muchos tatuajes. Gimnasio y quirófano. Edificios grandilocuentes, coches gigantes y contaminantes. ¿Dónde iban a parar los colaboradores de Sálvame si no es a Miami Beach? Es su ecosistema, su santa sede, su líquido amniótico. Fantasía, eso sí, para los muy cafeteros.

El programa se goza, se ríe y se llora si es usted de esas personas que ha visto a sus protagonistas mucho más que a algunos miembros de su familia. Si sabe, por ejemplo, de la facilidad de Lydia Lozano para el llanto, de que los dos Kikos unidos jamás serán vencidos, de que a Chelo García Cortés se le acusa de pasividad y se le llama Chelordomo por su actitud servil con Isabel Pantoja en una edición de Supervivientes. Si sabe que Terelu tiene fama de altiva, que Patiño fue a Miami como dueña de dos chinchillas y se le acaba de morir una. Si llora de risa cuando Belén le dice a María en medio de una fiesta a bordo de un yate: “Se llama José Luis, ¿no? Que no le quiero llamar El Puma”.

Tan maravilloso como indescriptible. Es muy playa.

Laura Pérez, en El Diario:

Vistos los tres episodios de los que consta la primera parte, ubicada en Miami, podemos concluir que Sálvese quien pueda traslada a un nuevo formato la esencia de Sálvame, aquella que le otorgan sus protagonistas y sus ya conocidas riñas internas. Sin embargo, encalla en un inicio poco espontáneo y demasiado regido por una dinámica que no es más que una excusa para provocar roces entre ocho animales televisivos que no necesitan coartadas para lanzarse a degüello a por sus amigos o enemigos íntimos.

Juan Arcones, en El Televisero:

Si hay algo que destacar de ‘¡Sálvese quien pueda!’ es su humor, y cómo saben reírse de ellos mismos continuamente. Aunque algunos se tomen demasiado en serio (no miramos a nadie, pero Terelu o Kiko Matamoros estarían en esta lista), al final saben a lo que están, a lo que han venido, y juegan continuamente a favor del espectáculo.

Recuperan los primeros años de ‘Sálvame’, ese surrealismo, ese humor absurdo, esos insultos velados (y no tan velados). Y esas situaciones dignas de un guión de 'Paquita Salas'. Es el ‘Sálvame’ que echábamos de menos y que sentenció al programa a bajas audiencias. Ellos lo saben y han venido a brillar… y a ser una fábrica continua de memes. El éxito está más que asegurado.

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