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¿No hay limpieza? Pues toma ratas

Laura Rodríguez-Carretero
Portavoz de UPyD-Almería

Según un viejo dicho popular, cualquiera está a menos de dos metros de una rata. Según las estadísticas, en las grandes ciudades de nuestro entorno, el número de ratas por persona va desde las tres ratas que hay en Madrid a cuatro que hay en París o las 10 ratas por moscovita en la capital rusa.

¿En Almería? Pues deberíamos estar más o menos igual que en el resto de España. Estos animalitos, seña de enfermedades, pobreza y, por supuesto, falta (cuando no ausencia) de limpieza, han hecho acto de presencia en varias calles de Almería, que sepamos en un mínimo de dos ocasiones -en los últimos diez días, de la forma más plástica posible, aunque es probable que salgan más casos-.

No es precisamente "La ratita
presumida", sino un asco
Estos portadores de múltiples infecciones han dejado sus restos mortales alfombrando el acerado de la calle Padre Juan Aguilar, así como en las inmediaciones de la sede de Canal Sur. Y ya hay vecinos del Zapillo y de Nueva Almería que se quejan de los primos de la ratas, léase los ratones, que campan alegres por el paseo marítimo de la ciudad y por ciertos solares abandonados de Nueva Almería.

Esto tendría poco de particular si no fuera por el hecho de que hicieron falta tres días y bastantes avisos al servicio de limpieza municipal (ese cuya concesión cambió de manos hace pocos meses) para que los señores que vigilan que nuestra ‘Escoba de Oro’ no coja roña acudieran a despegar del suelo el bicho en cuestión.

Así las cosas, comencé a fijarme con más detenimiento en la limpieza de nuestras calles, constatando que, si bien en el centro la cosa no ha cambiado, más allá de esos “contenedores en pruebas” en cuanto a limpieza se refiere, sí que ha habido un franco deterioro en las calles menos céntricas, como Pablo Ruiz Picasso, Restoy o Real del Barrio Alto, y un pestilente cambio en calles como Regocijos o Juan del Olmo. Sin nombrar al barrio de Los Molinos, que bien merece un capítulo aparte.

Cambiar lo regular por lo peor, rebajando el nivel de limpieza de Almería, no es lo que se esperaría tras cambiar la concesionaria del servicio de limpieza, salvo que sólo se mirara el dinero, lo que resultaría una postura poco acertada. Si una imagen vale más que mil palabras, y en turismo esto es un axioma, la  instantánea de Almería no nos deja muy bien parados a los almerienses.

En definitiva, pedimos a los responsables del Ayuntamiento que no se dejen llevar por la autocomplacencia de galardones pagados al peso (Escobas de oro y demás) para que nunca dejen de estar vigilantes con la limpieza básica de las calles de la ciudad.

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