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Rajoy en Almería

Rafael M. Martos
Director de Noticias de Almería

En el pasillo izquierdo del Teatro Cervantes que conduce a los palcos cuelga un cartel a suficiente altura como para no ser visto, en el que pone “No se consentirá insultar a la o las personas que se encuentren encima del escenario”. Claro que cuanto se trata de un mitin político, la advertencia sobra, porque a ellos sólo van los convencidos, los fieles devotos.

Rajoy, en Almería
Tan devotos y fieles que nadie echó en falta que el presidente Mariano Rajoy, entre las bandera azules del PP y las verdiblancas andaluzas, mencionara alguna de las infraestructuras pendientes en nuestra tierra. Es más, no es que no hablara del tren de velocidad alta -que no de alta velocidad, ese al que los políticos llaman AVE a sabiendas de no lo será-, es que tampoco hizo alusión -por eso de echarle un cable a Juanma Moreno, el candidato a presidir el Gobierno andaluz por decisión exclusiva suya- a los débitos de la Junta de Andalucía.

Rajoy ni prometió ni comprometió nada con Almería, que es una buena manera de no pillarse los dedos, pero cuando ya tienes presentados los Presupuestos Generales del Estado (PGE) no cuesta ningún trabajo -y la audiencia lo habría agredecido- mencionar al menos las inversiones previstas para la provincia.

Tuvo que ser Javier Arenas quien hablara de “buenas noticias” en 2015. Llegar por autovía desde Algeciras hasta Almería. Y tuvo que ser también él quien mencionara que Rajoy había estado no sólo en la capital, también en Roquetas, en El Ejido, en Níjar, en Enix, en Dalías, en Vícar, en Viator, en Huércal Overa, en Adra, en Berja y en La Mojonera. Y tuvo que ser un vídeo antes de que tomara la palabra el presidente el que mostrara eso mismo, pera concluir -que en el fondo era el mensaje- en que el presidente está comprometido con Almería, en clara respuesta a las críticas que desde la izquierda se han hecho por los PGE.

Pero es que Rajoy, que quiso ganarse al público desde el primer instante recordando que “Almería es tierra de cine” pero para él de “teatro” -del mismo teatro en el que estuvo en 2008-, está en lo suyo, y lo suyo no es fácil, hasta el punto de que da la impresión de asombrarse a si mismo con los logros que se están consiguiendo. Por eso, cada vez que mencionaba la “herencia recibida” añadía “¡que se dice pronto!”, como cuando hablaba de “lo difícil que es de explicar” cómo le miraban -como representante de España- la primera vez que llegó a una reunión internacional y le señalaban como próximo país en quiebra, mientras que ahora forma parte del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y es el que más crece de la Unión Europea ¡que se dice pronto! Y recordó que el 12 de diciembre de 2013 ya anunció que no habría referéndum en Cataluña y no lo va a haber ¡que se dice pronto!

Pues eso, que Rajoy vive en el asombro de unos cambios que para la mayoría de la ciudadanía aún no acaban de materializarse, y se echó en falta también un gesto que vaya más allá de la promesa de bajada de impuestos... el próximo año...

En cualquier caso hay que entender cuando se asisten a este tipo de mítines, que el discurso del líder no está pensado tanto para los autóctonos como para los medios de comunicación que van a exportar el mensaje. Lo curioso es que en Canal Sur, en vez de dar salida al mensaje de Rajoy de "no resignarse con bipartitos mal avenidos" en Andalucía y defender la estabilidad que representa el Partido Popular, optara por meter un total de Juanma Moreno hablando ¡de Cataluña!...

Tanta Cataluña cuando, como recordó Rajoy, el PP es el primer partido de España, el primero de Andalucía y el primero de Almería, y el PP-A es el que más parlamentarios tiene en Sevilla y más diputados y senadores en Madrid, y lleva años ganando todas las elecciones ¡que se dice pronto!

El más mitinero fue el alcalde de Almería, sin duda. Luis Rogelio Rodríguez fue enérgico en la crítica al PSOE (el comentario de que si la izquierda gobernara el Sáhara pronto habría escasez de arena no era suyo... pero el público lo acogió como si tal), alabó el trabajo de Rajoy y, sobre todo, quiso ponerle las pilas al auditorio para salir a ganar las elecciones puerta a puerta. La verdad es que se le vio con muchas ganas y mucho ánimo.

Gabriel Amat, a quien Rajoy ha definido como “un buen tipo”, fue más tranquilo hablando, como también es habitual en él. Con su lenguaje llano puso negro sobre blanco -y sin refranes- cómo estaba España cuando llegó Rajoy al Gobierno y cómo está ahora, y lo comparó con la situación que él mismo vivió en la Diputación. Luego, sabedor de que su presidente lo fue de una Diputación gallega, expuso las medidas puestas en marcha para hacerla funcionar y ayudar a los pequeños municipios, que fue un guante que recogería Rajoy para defender su permanencia institucional.

Varios centenares de personas aguardaban fuera del teatro, un lugar que el propio Amat reconoció que era pequeño para un acto así, y que atribuyó su elección a que fue el mismo sitio en el que Rajoy estuvo en 2008. Y si no pudieron entrar, seguir el mitin por las redes sociales fue posible... es más, el mitin y el contra-mitin, porque era divertido leer que mientras unos retuiteaban los mensajes oficiales, otros tuiteros los criticaban o se burlaban de ellos. Mitin y contra-mitin todo en uno ¡que se dice pronto!

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