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Vox advierte a sus concejales de Roquetas: "Bajada de sueldo o expulsión"


Tania Artajo
@opinionalmeria

⏩ Al echar a andar este verano la nueva corporación municipal de Roquetas de Mar, con mayoría del Partido Popular y Vox, uno de los primeros acuerdos fue la subida de sueldos de los concejales con dedicación exclusiva en un porcentaje superior al 30 %. Por si no fuera suficiente, dos de los tres concejales de Vox han obtenido autorización del pleno municipal para compatibilizar los 56.000 euros que cobra cada uno de ellos con el desempeño de actividades privadas empresariales o profesionales.

Los tres concejales de Vox en Roquetas (Foto: Vox)

Tanta dispendio económico en un partido que criticaba subidas de sueldos y otras prebendas en los Ayuntamientos no ha sentado nada bien a los representantes provinciales del partido, encabezados por Rodrigo Alonso, que han denunciado la situación a la dirección nacional. Y la dirección nacional ha reaccionado de una manera contundente.
La dirección nacional de Vox ha pedido a sus tres concejales que renuncien a la subida de sueldo aprobada hace un par de meses
La dirección nacional de Vox ha pedido a sus tres concejales que renuncien a la subida de sueldo aprobada hace un par de meses. Y al mismo tiempo ha comunicado a Francisco Barrionuevo y Antonio López, los dos concejales que han obtenido la compatibilidad, que si quieren disfrutar de ésta deben renunciar al 50 % de su salario municipal.

Durante el pleno de aprobación de la compatibilidad, el portavoz del PSOE, Manuel García, citó sentencias del Tribunal Supremo y del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía en las que se concreta que para poder acreditar la dedicación «marginal» de una actividad para que sea compatible con una liberación total de una Administración debe acreditarse el horario de dedicación y las funciones a desempeñar, algo que no se ha producido en el informe municipal. García recordó que Vox tiene en el Ayuntamiento de Roquetas dos concejales liberados al 100 % y otro al 75 % y dos asesores, mucho más que el PSOE, que consiguió el doble de concejales en las últimas elecciones y únicamente tiene un edil liberado y un asesor.
Según un comunicado interno al que ha tenido acceso El Confidencial, la dirección nacional de Vox ha trasladado a los dos ediles dos "instrucciones" específicas que les ordenan volver a su sueldo inicial y limitar "la compatibilidad del cargo de concejal con la actividad profesional".

"Tal y como se les ha comunicado en diferentes reuniones, deberán dar traslado a la autoridad competente en la materia de la bajada de sueldo hasta alcanzar el salario estipulado en la anterior legislatura, incrementando únicamente el IPC correspondiente a los ejercicios transcurridos, renunciando a la subida acordada en el pleno de organización".

¿Y qué sucedería si los concejales beneficiarios de la situación hacen caso omiso a las instrucciones de la dirección de Vox? Pues el partido de Abascal lo deja claro en su escrito: se procedería a “iniciar los procedimientos recogidos en el reglamento interno del grupo municipal, asumido por todos los cargos electos en el momento de aceptar su candidatura". Estos procedimientos recogen la posibilidad de expulsar a los miembros de la formación.

Vox y Podemos en Almería, tan cerca y tan lejos


Pedro Manuel de la Cruz
Director de La Voz de Almería

➤ Podría parecer un juego caprichoso del azar, pero la aritmética ha provocado que Unidas Podemos y Vox, tan distintos, tan distantes, se encuentren cercados por el arma de destrucción masiva de la irrelevancia. La configuración de las futuras estructuras de poder en ayuntamientos, gobiernos autonómicos y gobierno central acabarán diseñando un dibujo en el que los dos extremos del arco parlamentario pueden quedar situados extramuros. Y fuera, ya se sabe, hace frío, mucho frío; sobre todo si hay que permanecer a la intemperie cuatro años. La reconquista y el asalto a los cielos no han superado la brevedad retórica de la consigna y han acabado sustituyendo la épica de la quimera por la seducción erótica del poder y el pragmatismo de la nómina a fin de mes. Iglesias ha bajado de la nube y Abascal se ha caído del caballo. Y, con ellos, la infantería con que cuentan en las provincias.

Santiago Abascal (Vox) y Pablo Iglesias (Podemos), en foto de Actual

El inicio del desencanto comenzó el 28 A en el rompeolas de todas las Españas que es Madrid con el descalabro del frente izquierdo y la frustración del flanco derecho. Pero la marejada fue en aumento y los efectos de la tempestad han acabado llegando a las playas políticas de Almería.
Ni en Almería, ni en El Ejido, ni en Roquetas ni en Adra, PP y Vox han ido más allá de un contacto protocolario en el que ambas partes han mostrado buenas intenciones
A pesar de que en el mediodía del viernes Teodoro García Egea e Iván Espinosa de los Monteros comunicaban haber alcanzado un principio de acuerdo entre PP y Vox para los futuros gobiernos municipales de Almería, Roquetas, Adra y El Ejido, la realidad, la verdad real, es que ninguno de los alcaldables del PP en esos municipios conocía en el momento en que se hacía pública esa declaración de los dos líderes nacionales en qué consistía ese acuerdo. Y lo desconocían porque, sencillamente, no existía. Porque ni en Almería, ni en El Ejido, ni en Roquetas ni en Adra, PP y Vox han ido más allá de un contacto protocolario en el que ambas partes han mostrado buenas intenciones; como lo han hecho, por otra parte, con Ciudadanos. García Egea ha pretendido dejar contento a Espinosa de los Monteros y, a lo peor, ha acabado por incomodar a los dirigentes que mejor resultado han obtenido para su partido, no solo en Andalucía, sino en toda España.

El PP almeriense está abierto a mantener una buena relación con Vox y con Ciudadanos (y hasta con el PSOE; uno de los motivos del éxito permanente del PP en Almería ha sido y es la centralidad y el pragmatismo de sus comportamientos y su vocación reiterada en alejarse de las extravagancias).

A lo que no está abierto Gabriel Amat, Ramón Fernandez Pacheco, Paco Góngora o Manuel Cortés es a un acuerdo global que les obligue a presidir gobiernos de coalición con un partido en el que gozan de gran influencia algunos de los que llevan años intentando sentar en el banquillo de los acusados a parte de sus dirigentes (aunque sin éxito; o peor, todo lo contrario, teniendo que pagar las costas) o que, en el arriesgadísimo tema de la inmigración, algunos de quienes lo lideran en Madrid o en el poniente defienden la estrategia de situar al campo almeriense como territorio privilegiado desde el que construir su relato más radical y populista.  

Los alcaldables del PP en esos municipios quieren alcanzar acuerdos con Vox y Ciudadanos, pero ninguno aceptará coaliciones impuestas desde escenarios alejados de la realidad provincial. Almería no puede ser moneda de cambio para contentar a nadie, aunque ese contento no vaya más allá de un párrafo apresurado escrito en el mediodía tardío de un viernes. 
Los concejales de Vox ocuparán en los futuros gobiernos municipales almerienses una posición estéticamente reconocible pero cercana a la irrelevancia
Los concejales de Vox ocuparán en los futuros gobiernos municipales almerienses una posición estéticamente reconocible pero cercana a la irrelevancia en la gestión del día a día en temas importantes. 

También es verdad que algunos de sus dirigentes locales no aspiran a situarse en la primera línea de la toma de decisiones municipales. La patria y la bandera son ideales supremos a los que consagrar todos los esfuerzos. La limpieza, el alumbrado, los servicios sociales, el urbanismo, en fin, todo aquello que hace mejor a las ciudades y más felices a quienes las viven son cuestiones mundanas de menor importancia a las que no hay que prestar mucha atención cuando lo importante es reconquistar para la patria el brillo imperial perdido hace quinientos años.

Viajando a la otra orilla del escenario político, pocos días después de la derrota, la coordinadora provincial de Izquierda Unida presentaba su dimisión. El frustrado acuerdo con Podemos en la capital les dejaba por primera vez en cuarenta años fuera del pleno, una circunstancia que acercaba aún más a la izquierda del PSOE al abismo de la irrelevancia. Los seguidores de Iglesias y Garzón han perdido (dilapidado mejor quizá) la capacidad de influencia que en otro tiempo tuvieron. La presencia de la izquierda extramuros del PSOE no irá más allá de lo testimonial en unos pocos municipios almerienses. 

Desde el éxito de 2015 en las generales con el sevillano elegido a dedo por Iglesias que no conocía Almeríahasta el fracaso del general en el 2016, también elegido a dedo por Iglesias (un comportamiento idéntico al de los Papas nombrando a los cardenales), el recorrido de Podemos, Izquierda Unida, Unidas Podemos y nuevamente Podemos ha estado marcado por un deterioro electoral imparable. Lo que Franco no consiguió en cuarenta años- acabar con el PCE- lo han logrado Garzón e Iglesias en cuatro caminando de victoria en victoria hasta la derrota final que muchos de quienes militan en sus filas ya perciben como irremediable. 

De aquellos concejales que en el 79 cogobernaron esta ciudad a la única representante con la que ahora cuentan han transitado un largo camino salpicado por mas desencanto que éxitos. Si un día fueron decisivos en algunos municipios hoy han quedado reducidos en Almería a los estrechos límites de poco más que un grupo de opinión al que ni el PSOE provincial presta ya atención.

El próximo sábado comienza una nueva etapa en el poder municipal almeriense marcada por la continuidad del bipartidismo imperfecto que llevan construyendo PP y PSOE desde el 79 y en el que los últimos en llegar no han tenido respaldo para disputar la plaza.
Vox es el refugio de la nostalgia de aquellos que, como el hidalgo venido a menos de “Bienvenido Mr. Marshal”, sueñan por las noches con una España imperial que fue y nunca será
Podemos fue la consecuencia organizada de la indignación del 15 M. Vox es el refugio de la nostalgia de aquellos que, como el hidalgo venido a menos de “Bienvenido Mr. Marshal”, sueñan por las noches con una España imperial que fue y nunca será. 

La vida va tan aprisa que algunos no son conscientes que el tiempo y la realidad de las cosas simples, que son las que, de verdad, hacen mejor la vida de los españoles les ha alcanzado. Podemos ha tardado cinco años en comenzar as recorrer el camino del ocaso. A Vox le han bastado solo cinco meses. La melancolía y la revolución tienen fecha de caducidad y eso hace que, estando tan lejos, Vox y Podemos estén tan cerca. 

Cuando Vox se convierte en pecado


Antonio Felipe Rubio
Periodista

➤ Echando mano de la inestimable colaboración de mi contertulio Rafael Martos, he podido conocer algunos conceptos como “jutba”, algo parecido a una arenga socio-político-religiosa que el imam almeriense dirigió a los fieles musulmanes con motivo de la culminación del Ramadán “Aid El Fitr”. En la citada jutba hubo unas extensas palabras en árabe que me han podido traducir someramente, pero hubo un momento especialmente dirigido a otra audiencia; ya saben el dicho popular “háblame en cristiano para que te entienda”. Y, sí, ya lo creo que se le entendió: “Hermanas y hermanos, hoy en día los musulmanes estamos unidos. Si alguien amenaza a un musulmán, representaría una amenaza a todos nosotros (…) Está prohibido que cualquier musulmán trabaje para Vox y esos partidos del racismo y la xenofobia. Es una vergüenza, es un escándalo ver a un musulmán trabajar a favor de Vox o uno de los partidos que están en la misma ideología del racismo y la xenofobia”. Por cierto, ¿a quién se referirá con “y esos partidos del racismo y la xenofobia”? ¿También PP, C´s…?
Posteriormente -ya en árabe- invitó a los presentes a hacer todo lo posible para evitar el avance de esta fuerza política, insistiendo en la prohibición y “pecado” que supone trabajar para la gente de Vox. Además, me cuentan otras cosas más gruesas que prefiero no trasladar por no contar con una traducción “oficial”; aunque agradezco la síntesis que se me ha proporcionado.

Hace poco tiempo nos hemos dotado, dentro del garantismo que nos caracteriza, del delito de odio

En el entendido de que cada uno, según su credo e ideología, puede hacer lo que crea más consecuente y acorde; no obstante, hay circunstancias en las que habría que evitar la severidad en el tono y en el fondo de incendiarios discursos que evidencian refractarias posiciones ante convicciones diferentes.

Aquí y ahora, a muchos se nos ha condecorado con el racismo y la xenofobia por el simple hecho de llamar la atención en la cola de la caja del súper a individuos que se saltan la fila con descaro y desprecio. La más mínima admonición en aras de un poquito de urbanidad ha dirimido en un airado insulto o el despectivo desdén.

Individuos de ciertas etnias se han prodigado en rebasar las líneas que delimitan el derecho y el deber. Ahora lamentamos que se haya superado el límite de la presunta y recurrente apelación a la discriminación por razón de etnia y religión que, en casos extremos, se ha convertido en excusa para agredir físicamente a un sanitario por no prestar atención preferente o exigir a los maestros que no mencionen en clase las cualidades organolépticas del jamón serrano.

Hace poco tiempo nos hemos dotado, dentro del garantismo que nos caracteriza, del delito de odio. Este delito es raro que observe el principio de reciprocidad al contemplarse una de las partes intervinientes en la presunta comisión del delito como “la más débil” y, consecuentemente, siempre habrá mayor carga delictuosa en el nativo que en el que acaba de llegar. Y para esto hay que exponer algún ejemplo de cambio de escenario.

Imaginen al párroco en el sermón dominical diciendo: “Si alguien amenaza a un católico, representaría una amenaza a todos nosotros (…) está prohibido que cualquier católico dirigente o militante de Vox trabaje para un musulmán y esos partidos del racismo y la xenofobia. Es una vergüenza, es un escándalo ver a un católico militante de la derecha trabajar a favor de un musulmán o uno de los partidos que están en la misma ideología del racismo y la xenofobia”. Bueno. El sermón del cura se habría emitido “Al rojo vivo” hasta alcanzar el punto de fusión. Y, sin duda, al párroco le habría llegado la inmediata citación por delito de odio… y una hondonada de hostias por parte de los partidos que suelen abrigarse en junio con el pañuelo palestino, celebran la Navidad con evocadoras figuras de un derribo y en Semana Santa procesionan un coño por las calles.

Las nuevas Sodoma y Gomorra de la condenación, citadas en ciertas “jutbas”, son las que han quitado mucha hambre y miseria del Magreb y el África negra. Y los votantes de Vox en El Ejido, Roquetas, Vícar o Níjar seguirán votando o cambiarán el voto cuando lo crean oportuno. Es cuestión de libertad en democracia.

 Estigmatizar, señalar y condenar no es la mejor opción para la integración. Y aquí nadie se opone a la inmigración legal, reglada y ordenada. Otra cosa es aceptar de buen grado amenazas que en nada contribuyen a entendernos en árabe o en “cristiano”.

Primera crisis en Vox Almería


Simón Ruiz
Periodista

➤ Vox, el partido de Santiago Abascal, se enfrenta a su primera gran crisis interna en la provincia de Almería. En los últimos días ha sido cesado un dirigente, previa dimisión, y dos han presentado su dimisión. Según ha podido saber este periódico de fuentes políticas, está circulando desde principios de esta semana una carta del secretario del Comité Ejecutivo Provincial de Vox en Almería, Carlos del Campo Fernández, en la que anuncia su “dimisión irrevocable”. Otras fuentes apuntan a que, en realidad, Del Campo ha sido cesado directamente por la organización del partido.

Los dimisionarios (Foto: Juan Sánchez)

La crisis de Vox en Almería también ha traído consigo la presentación de la dimisión de dos vocales del Comité Ejecutivo Provincial: José Luis Soler y Fernando Camacho. 
En la página web de Vox, esos tres dirigentes seguían ayer apareciendo como parte del organigrama. “Las dimisiones tienen que ser tramitadas por el órgano correspondiente”.

Este periódico ha tenido acceso a una comunicación, de tres folios de extensión, de Carlos del Campo dirigida a los miembros del Comité Ejecutivo Nacional y a todos los afiliados de Vox en Almería. 
En la misiva, el exsecretario apunta directamente hacia el presidente provincial, Juan Francisco Rojas, por ‘influir’ en la confección de las listas electorales de las municipales, entre ellas la de la capital.
Carlos del Campo explica que “las listas en Almería no pudieron ser confeccionadas con los mejores por los impedimentos puestos por el presidente”
Militar jubilado, Del Campo explica que “las listas en Almería no pudieron ser confeccionadas con los mejores por los impedimentos puestos por el presidente”. “Esas han sido, en gran parte, las razones por los resultados obtenidos en Almería”. Añade el exsecretario provincial que “durante todo este periodo, he prestado al presidente todo mi apoyo y fingido en todos los actos públicos una cercanía inexistente con el único fin de no perjudicar el prestigio del partido en periodo electoral”.

Carlos del Campo considera que por parte del Comité Ejecutivo Nacional ha habido “nula atención” para “con los miembros de este Comité Provincial”. 
“Todo lo anterior lo digo desde la fuerza moral que me da mi posición en el partido. Me afilié para trabajar por España después de 42 años haciéndolo en el Ejército”, sentencia Del Campo.

¿Qué harán PP, Cs y Vox tras las municipales en Almería?


Pedro Manuel de la Cruz
Director de La Voz de Almería

➤“Nosotros no apoyaremos, ni por activa ni por pasiva, que Vox llegue a tener la alcaldía de El Ejido; si este partido fuera el mayoritario, que no lo va a ser, la gente es muy sensata y una cosa fue el desahogo de las andaluzas y otra las municipales, pero, ya te digo, si ellos fueran el partido mas votado, nunca respaldaríamos esta opción. Antes pactamos con cualquier otro; menos Podemos, claro. Si Vox llegara a tener un alcalde en ese municipio la agricultura almeriense estaría sentada sobre una bomba permanente. Su visión de la inmigración y sus soluciones para corregir los problemas, que existen, son tan simplistas que cualquier tensión –que las hay, eh, como en todas partes, como en todas las ciudades españolas con ese nivel de inmigrantes- podría ser utilizado para que estallara un conflicto aún mayor y de difícil control. Pero si esto ya generaría una situación más que complicada, el municipio se convertiría, por la noticia de que la extrema derecha se haga con la alcaldía, en un atractivo mediático que atraería como un imán no solo el interés de los medios nacionales, sino el de las televisiones, los y las redes sociales de los países donde nuestra agricultura tiene sus mercados. Y eso es incontrolable. Porque vendrían, como lo han hecho hasta ahora, pero, a partir de esa circunstancia, con mayor intensidad, para dar un a visión totalmente sesgada, parcial e injusta de lo que es El Ejido. El consumidor de hoy es muy sensible a determinadas circunstancias y si esas circunstancias se exageran o, directamente, se inventan, estaríamos en el inicio de una espiral que no sabemos dónde puede acabar, pero, seguro, que nada beneficiosa para los intereses de la provincia”.

Santiago Abascal, líder de Vox, en el programa de Ana Rosa (Telecinco)

Las declaraciones anteriores recogen la opinión que un importante dirigente del PP me expresó de manera informal a las pocas semanas de las elecciones andaluzas en las que el partido de extrema derecha había sido el más votado en El Ejido con casi el 30 por ciento de los votos.

En la otra acera política, una dirigente importante del PSOE alertaba, días antes de las generales del domingo pasado y en una sobremesa de confidencias, sobre la paradoja de que Vox y Podemos, o más atinadamente, el sindicato de Cañamero, coincidieran en utilizar a la inmigración y a los inmigrantes como munición y mercancía para generar conflictos buscando rentabilidad electoral y/o protagonismo sindical y político.

“Hay coincidencias entre la extrema derecha y la extrema izquierda que sorprenden. Yo no digo que haya una mano detrás que maneje la situación, porque eso solo lo pueden saber los agentes del CNI que trabajan sobre el terreno, pero esa coincidencia existe. Cualquier problema se exagera, solo buscan aquellos aspectos que pueden dañar la imagen de nuestra agricultura y, una vez hecha la denuncia, cierta o no, y después de buscar su difusión a través de las televisiones, nunca colaboran, nunca, en la búsqueda de soluciones. A los dos extremos les interesa el conflicto y eso es algo muy peligroso porque una mínima chispa puede provocar un gran incendio”.

Desde que mis dos interlocutores tuvieron la sinceridad de compartir conmigo esas confidencias la situación ha cambiado y la aritmética electoral de hace una semana ha dibujado un perímetro ante el futuro de mayor complejidad aún. Porque ya no es solo que Vox haya vuelto a ser el partido más votado en El Ejido; es que ha sido el que más apoyos ha obtenido en Níjar y el más respaldado, tras el PSOE, en Roquetas y Vícar, superando al PP y Ciudadanos y el tercero en la capital y Adra.

Aunque los resultados electorales son específicos de cada convocatoria y no pueden proyectarse de forma mimética de una a otra, lo que sí resulta evidente es que los pactos a que habrá de llegarse tras las municipales de dentro de tres semanas pueden estar dominados por una extremada complejidad y por una endiablada contradicción política, ideológica y personal.

Los socialistas continúan todavía encantados en la euforia de la fiebre del domingo noche y en el mapa de la provincia teñido en rojo del lunes por la mañana, pero algunos de quienes ahora los dirigen o de los que antes los lideraron sí han sumado los votos y han caído en la cuenta de que, si la aritmética de hace siete días se repitiera, incluso con algunos matices, el PSOE no solo no ganaría más alcaldías, sino que perdería algunas de las que tiene. El bloque de la derecha supera al de la izquierda en la totalidad de los municipios de mayor demografía de la provincia. (No quiero poner importantes, porque importantes son todos, del más pequeño al más grande).

En la otra trinchera el desasosiego también encuentra su espacio y la comodidad acomodo porque, si la matemática lo facilitase, nadie puede aventurar qué apoyos mutuos se prestarían PP, Vox y Ciudadanos y a cambio de qué.

Así las cosas predecir cómo sería el dibujo político de la provincia el día después de las elecciones municipales del 26 de mayo es tan incierto que cualquier predicción sería temeraria. Todas las hipótesis están abiertas. Lo único que hay que esperar es que quienes dirigen políticamente la provincia tengan la suficiente responsabilidad para no construir el futuro recorriendo un camino que solo nos conduciría al pasado.

Y cualquier tiempo pasado solo fue anterior, nunca, nunca mejor. Conviene que nadie lo olvide.


Almería y y el voto a Vox


Pedro Manuel de la Cruz
Director de La Voz de Almería

➤ Había poco espacio para la duda, pero el viernes, en el patio de luces del Ayuntamiento de El Ejido, quedó disipada. Escuchaba con atención las intervenciones de los premiados por este periódico por su Compromiso con la Industria Agroalimentaria y las del alcalde y la consejera de Agricultura sobre los problemas del presente y los retos del futuro y fue entonces cuando ese espacio intranquilo entre la duda y la certeza quedó disipado. Los más de doscientos asistentes al acto recorríamos con los argumentos de los que intervinieron conceptos como sostenibilidad social, consolidación del mercado exterior, ampliación de la penetración de nuestra industria auxiliar en las estructuras productivas de los cinco continentes, diseño de producciones bajo el concepto de arquitectura verde, construcción de la autovía del agua y eficiencia en su consumo, bioeconomía, producción ecológica, lucha integral, robótica, ingeniería genética, fuente de CO2 para combatir el cambio climático y otras reflexiones sobre las que habrá que construir el futuro del principal sector de la economía almeriense -más del 33 por ciento del PIB provincial- y, andando en esas cavilaciones, no pude evitar volver a una reflexión que comencé a cultivar nada más conocer los resultados de las elecciones andaluzas: si Vox ganara algún día las elecciones, ¿cuál sería el territorio español que económicamente más se vería afectado por la ejecución de las medidas que propone?

Santiago Abascal (Foto: Vox)

La respuesta nunca podrá ser única (no hay respuestas únicas en política y en casi nada en la vida), pero tampoco hay mucho espacio para dudar de que una de ellas habría que situarla en las comarcas almerienses donde, sorprendentemente, más votos obtuvo y, si el sentido común no lo remedia, más va a cosechar este partido el 28 de abril. Veamos por qué. El Poniente, la capital y Níjar se han convertido en el triángulo donde el partido de extrema derecha obtiene más de 32.000 votos, el 75 por ciento del total de sus apoyos en la provincia. Un triángulo socioeconómico que se vería extraordinariamente afectado si Vox llegara a La Moncloa. Su disimulado euroescepticismo resulta inútil cuando su alineación estratégica y el intercambio de apoyos con Le Pen, Salvini, Strache, Orbán y el resto de la extrema derecha europea es una realidad incontestable.

La futurología es una alquimia peligrosa por su alto riesgo de error, pero ¿se han imaginado quienes los votan en esa geografía almeriense qué pasaría si el concepto europeo de estos partidos nacionalistas acabase siendo hegemónico y las fronteras sociopolíticas regresaran a la vieja Europa?
Hemos olvidado pronto las dificultades extraordinarias con que hubieron de enfrentarse los agricultores almerienses en las carreteras que rodean a Perpiñán 
Almería ha viajado desde el subdesarrollo del siglo XIX al progreso del siglo XXI por muchas razones. Por el trabajo y el esfuerzo y la innovación y el emprendimiento, las primeras. Pero, junto a tan excelentes cualidades, hay que situar, sin lugar a duda alguna, la entrada de España en la UE. La memoria es frágil. Por eso hemos olvidado tan pronto las dificultades extraordinarias con que hubieron de enfrentarse los agricultores almerienses en las carreteras que rodean a Perpiñán y los obstáculos interminables con que llegaban a los mercados europeos y en qué condiciones.

Solo desde la más absoluta desmemoria puede ignorarse que un regreso a la vieja Europa fronteriza, aunque fuese más o menos matizado, acabaría provocando un clima de obstruccionismo a la libertad de mercado que ahora nos favorece. Pensar que los agricultores franceses asistirían con la misma actitud con la que asisten desde la entrada de España en la UE como miembro de pleno derecho al paso de los productos agrícolas almerienses por su territorio supone, a quien lo defienda, una candidez conmovedora.

Las fronteras siempre han dividido y la división acaba irremediablemente en enfrentamientos y, no seamos ilusos, los agricultores franceses acabarían teniendo la llave de nuestra logística de comunicaciones para la exportación. Pero junto a este presumible riesgo de intereses nacionalistas, hay que añadir otro de no menor cuantía. Los fondos europeos han financiado no solo las autovías que nos conectan con los mercados europeos; también lo han hecho con proyectos de innovación para las empresas agrícolas y tecnológicas, situando a nuestra provincia, gracias a nuestra capacidad innovadora pero, también, a su apoyos financieros y estratégicos, en el liderazgo hortofrutícola.
Vox no ha hecho pública ni una sola idea, ni una sola reflexión, ni una sola propuesta
Pues bien, de todos estos factores tan determinados en la producción, que habrá de cumplir de forma permanente las máximas exigencias que imponen los consumidores europeos, como en la comercialización y sus retos de futuro, Vox no ha hecho pública ni una sola idea, ni una sola reflexión, ni una sola propuesta. Su discurso en ese triángulo donde cosecha sus votos no ha ido mas allá de la defensa de la bandera, la consideración falangista de España como una unidad de destino en lo universal (que a ver qué significa eso) y echar a 52.000 inmigrantes ilegales de Andalucía, cifra que podían haber aumentado o disminuido a su inconsistente criterio porque nadie sabe con certeza el mapa sociolaboral de quienes han llegado desde la otra orilla del Mediterráneo.

El voto es libre, pero haríamos bien todos en pensarlo dos veces. No vaya a ser que, como le dijo Sancho a Don Quijote, algunos “vendrán por lana y saldrán trasquilados”, o, como decía ayer otro Quijote del teatro, José Sacristán, en La Vanguardia, “agitar banderas mueve el corazón, pero paraliza el cerebro”.

'The New York Times' analiza el voto de Vox en El Ejido


Evaristo Martínez
Periodista

➤ "Enclavada entre las montañas y el Mediterráneo, la provincia de Almería, en el sur de España, sirvió de escenario para los 'spaghetti westerns' que convirtieron a Clint Eastwood en una estrella". Con esta cinematográfica presentaciónRaphael Minder, corresponsal en España y Portugal del diario 'The New York Times', invita al lector a recorrer El Ejido en un reportaje titulado 'Vox, el partido de ultraderecha español, apuesta por su éxito en las elecciones de abril' que desde este martes puede leerse en su edición digital original y también en su versión en castellano.

Página web de New York Times 

El reportaje analiza las expectativas de la formación de Santiago Abascal para los comicios del 28 de abril partiendo de su inesperada irrupción en la política nacional tras las elecciones andaluzas del pasado 2 de diciembre. "Vox, que tuvo aquí su primer éxito electoral, tiene ahora una oportunidad para poner a prueba su atractivo en la escena nacional", escribe Minder.

Tras establecer una analogía entre el desarrollo del campo almeriense ("...resplandecientes kilómetros de invernaderos de plástico, donde se cultivan tomates, pimientos y otros productos que han hecho que esta provincia haya pasado de ser una región empobrecida a un centro agrícola neurálgico") y el nacimiento de Vox ("Quizás la semilla más importante que crezca aquí, a lo largo de la costa sur de España, podría ser la de Vox, el primer partido de ultraderecha desde el fin de la dictadura de Franco en 1975"), Minder se centra en las causas que han aupado a la formación, como el fenómeno migratorio y el impulso independentista en Cataluña, para muchos "un intento de la acaudalada región del noreste de dar la espalda a los españoles más pobres del sur".

Para Raphael Minder han hablado Juan Francisco Rojas, presidente de Vox en Almería ("La migración ilegal es un problema para toda España"); Juan Carlos Pérez Carreño, dueño de una flota de camiones ("El problema con la gente que dice cosas horribles de Vox es que predica democracia, pero solo cuando son elegidos sus candidatos favoritos"); Pepe Moreno, coleccionista de automóviles antiguos y tradicional votante del PP ("No me molesta dejar que entren algunos migrantes, pero no con una política de puertas abiertas que implica que nadie sabe ni siquiera quién entra a España"); Javier Adolfo Iglesias, profesor de Filosofía en el Instituto Fuente Nueva ("La xenofobia no puede ser la razón de la existencia de Vox; nunca la ha visto en mis clases ni en el bar"); Fernando Fuentes, dueño de un bar en el Poniente (de Las Norias de Daza dice que fue "tomada por los moros"); Ibrahim Hantar ("No tengo ningún problema con los españoles, pero, si no les pagas, no te dan papeles") e Issam Mehdaj (“No importa qué diga Vox o cualquier otro partido, aquí la gente necesita que vengamos a trabajar”), inmigrantes, y Juan Miralles, presidente de Almería Acoge ("Es probable que, gracias a Cataluña, Vox haya logrado aprovechar un momento de exaltación nacionalista en el cual los más vulnerables también se convierten en chivos expiatorios").

¿Ha engañado el PP a Vox?


Pedro Manuel de la Cruz
Director de La Voz de Almería

➤ El telón levantado en la noche del 2-D nada más conocer que la aritmética parlamentaria posibilitaba el relevo en San Telmo continúa sin bajar. Al drama socialista le sucedió la puesta en escena de una comedia de enredo en la que cada uno de los actores protagonizó su papel sin esfuerzo. El pacto estaba emocionalmente firmado desde que se conocieron los resultados y cualquier otra opción sólo podría barajarse desde la ingenuidad más conmovedora. Desde entonces todo ha sido, como cantaba la Lupe, teatro, puro teatro: falsedad bien ensayada, estudiado simulacro. PP, Ciudadanos y Vox no iban a poner en riesgo el destierro del PSOE a la oposición tras más de treinta y seis años en el poder.

Una firma que vale un Gobierno (Foto: La Voz)

Lo que nadie o muy pocos esperaban era el escasísimo coste práctico (el electoral habrá que esperar el 26-M, aunque no se atisba una cuantía desmesurada) que aquel acuerdo iba a tener para el Gobierno presidido por Moreno y vicepresidido por Marín.

La realidad objetiva es que el partido de Abascal ha quedado relegado a un papel de subalterno al que necesitan pero al que relegan a una esquina inapreciable del escenario
Después del ruido provocado por el fuego mediático aventado en torno a Vox, su inesperado y excelente resultado y su apoyo imprescindible para el gobierno PP-Ciudadanos, la realidad objetiva es que el partido de Abascal ha quedado relegado a un papel de subalterno al que necesitan pero al que relegan a una esquina inapreciable del escenario.

De aquella homilía de 19 puntos en la que exigían recorrer el camino de “Por el imperio hacia Dios” solo ha quedado su inconsistencia y la habilidad (¿o el desdén?) de los negociadores del PP para, en menos de 24 horas, acordar un acuerdo en el que no se acordaba nada.  Porque el protocolo firmado por PP y Vox solo era un catálogo de infinitivos tan infinitamente ambiguos, tan lleno de palabras inciertas, que no comprometían a nada al futuro Gobierno.

Javier Aureliano García se lo dijo a Antonia S. Villanueva en la entrevista publicada en La Voz de Almería el domingo pasado: “El acuerdo con Vox podría suscribirlo hasta el PSOE”. Y, pese a la exageración estrafalaria en algún punto, quizá no le faltaba razón. Porque ¿quién no va a estar de acuerdo en luchar contra la corrupción, crear empleo, abogar por el diálogo, garantizar la libertad educativa, mejorar la sanidad pública, apoyar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, cumplir la legalidad así en la inmigración como en la tauromaquia o apoyar la Semana Santa?. Por Dios y Manolo Caracol, ¿hay alguien que no esté de acuerdo con esta epístola a los ingenuos según san Teo?

A los dirigentes de Vox el Gobierno de Andalucía no les interesa y el Parlamento no es más que un escenario en el que exhibir sus consignas de guardarropía medieval
Alentaba con cinismo Romanones a los diputados a que hicieran las leyes que quisieran porque ya haría él los protocolosLos negociadores del PP han sido más elegantes que aquel conde del partido Liberal que fue tres veces presidente del Consejo de Ministros y 17 ministro: pongan uste des los infinitivos -dijeron a los de Abascal- que nosotros firmaremos en el Boletín Oficial. Y será así porque a los dirigentes de Vox el Gobierno de Andalucía no les interesa y el Parlamento no es más que un escenario en el que exhibir sus consignas de guardarropía medieval. Como cualquier partido de extrema derecha (o de extrema izquierda) solo se mueven con comodidad en la lírica vacía, el estruendo hueco o en la cursilería de quincalla.

Gobernar es decidir dónde se construye un colegio, cuándo un centro de salud, en qué territorio una autovía, cuánto se dedica a dependencia o cómo hay que pelear para que los fondos agrarios no disminuyan. Eso es gobernar: tomar decisiones gestionando una realidad escasa de recursos y conviviendo con la decepción de no poder atender todas las demandas, dos vías intransitables para aquellos -de extrema derecha o extrema izquierda, tanto da- que tienen en la simplicidad de las soluciones fáciles la solución para problemas complejos.

PP y Ciudadanos saben que sus compañeros de viaje son como esos malos poetas que solo aspiran a declamar sus ripios ante un patio de butacas completo pero lleno de indiferencia
Nunca lo van a decir, pero PP y Ciudadanos saben que sus compañeros de viaje son como esos malos poetas que solo aspiran a declamar sus ripios ante un patio de butacas completo pero lleno de indiferencia. Cuando pasen los días y la mitad de la legislatura nos alcance habrá llegado la hora de hacer balance. Será entonces cuanto habrá que medir la influencia de Vox en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía.

Será entonces cuando veremos si el pragmatismo refinado del PP ha acabado por relegar a Abascal y sus camaradas andaluces en un grupo rociero cantando en Sevilla y por sevillanas a los toros, la caza y la bandera; cantando a la España de charanga y pandereta, de Frascuelo y de María a la que tanto despreciaba Machado y que no ha vuelto porque nunca se fue. 

Qué modelo de Canal Sur queremos


Emilio Ruiz
@opinionalmeria

➤ Por delante incluso de asuntos tan importantes como el desempleo o la escasa inversión industrial, el presente y el futuro de la Radio Televisión de Andalucía, de Canal Sur, ha ocupado  uno de los mayores espacios en las negociaciones para formar Gobierno en Andalucía. El acuerdo suscrito entre el Partido Popular y Ciudadanos resolvió la cuestión de la mejor forma que puede hacerse para dejar todo como está: constituyendo un grupo de expertos. “Constituiremos un Grupo de Expertos que estudie las posibilidades de redimensionamiento y de mejora de la eficiencia en la utilización de los recursos por la Radio y Televisión Andaluza (RTVA), así como las reformas necesarias para garantizar su profesionalidad, imparcialidad, pluralidad e independencia del poder político”, dice una de las 90 medidas acordadas entre estos dos partidos.

Eva Ruiz y Juan y Medio son las dos estrellas de las tardes de Canal Sur

El tercer partido que conforma la mayoría que apoyará al nuevo Gobierno, Vox, se ha mostrado mucho más beligerante. Durante la campaña electoral apostó directamente por el cierre de la cadena, y cuando se le hizo saber a Santiago Abascal que eso no era posible por respeto a nuestro Estatuto de Autonomía, entonces abogó por reducirla a la mínima expresión, eliminando toda la programación con la sola excepción de los toros y el programa de Juan y Medio. En las 19 medidas que Vox puso sobre la mesa para iniciar las negociaciones con el Partido Popular, el capítulo de la “Radiotelevisión andaluza” lo resolvía reduciendo a la mitad las aportaciones económicas de la Junta y con la eliminación de tres de los cuatro canales de televisión. Finalmente, el acuerdo suscrito entre el PP y Vox deja el tema con la misma ambigüedad que el firmado entre el PP y Ciudadanos: “Reducir el gasto, mejorar la eficiencia y racionalizar los recursos" y "garantizar el servicio público y la neutralidad ideológica e informativa". O sea, dejar la cosa como está.
Hay algún grupo de comunicación autóctono –por cierto, generosamente regado con dinero de la Junta- que se muestra especialmente beligerante con la cadena autonómica, pero da la impresión de que se trata de una postura interesada
El papel que desempeña hoy Canal Sur es un tema de debate permanente entre los andaluces. Hay algún grupo de comunicación autóctono –por cierto, generosamente regado con dinero de la Junta- que se muestra especialmente beligerante con la cadena autonómica, pero da la impresión de que se trata de una postura interesada. No hay día en el que los periódicos de este grupo no propongan a los profesionales de la cadena cómo deben de actuar para mejorar su programación y elevar su audiencia. Nadie se explica cómo no emplean tanta sapiencia en mejorar su propia casa, en caída libre mes tras mes como muestran los datos que nos ofrece la Oficina de Justificación de la Difusión (OJD). Pero, dejando al margen posturas como ésta, es cierto que Canal Sur ocupa tiempo y espacio en las conversaciones entre los telespectadores de Andalucía.
El nacimiento de la cadena autonómica surgió con la televisión analógica y cuando las audiencias medias de una televisión se acercaban al treinta por ciento. Hoy, las audiencias que superen un solo dígito se consideran aceptables
Los medios de comunicación audiovisuales han sufrido una profunda transformación en las últimas tres décadas, precisamente las que coinciden con la existencia de Canal Sur. Una impresión muy extendida en Andalucía es que esta evolución de los medios no ha corrido en paralelo a la propia evolución de Canal Sur, que se ha quedado rezagada. El nacimiento de la cadena autonómica surgió con la televisión analógica y cuando las audiencias medias de una televisión se acercaban al treinta por ciento. Hoy, las audiencias que superen un solo dígito se consideran aceptables. El Canal Sur de 2019 no puede ser el Canal Sur de 1989, y en un parte importante lo sigue siendo, debido principalmente a una parálisis provocada desde la propia administración autonómica. Ninguna empresa privada medio seria soportaría aguantar más de cuatro año con un Consejo de Administración con su mandato cumplido o un director general provisional durante casi seis años. Esta anómala situación se ha mantenida por puro interés partidista y no por el interés de la cadena o de los telespectadores y radioyentes andaluces.
Canal Sur le cuesta a cada andaluz menos de dos euros al mes. Con estos números, ¿beneficia a los andaluces el mantenimiento de una televisión y una radio públicas? 
Algunos medios de comunicación y algunos partidos políticos –y también numerosos ciudadanos andaluces- nos presentan la Radio Televisión de Andalucía como el monstruo de las tres cabezas que hace sangrar la economía de Andalucía por todos sus poros. Nada más lejos de la realidad. En 2009 la aportación de la Junta a la RTVA superaba los 180 millones de euros. Nueve años después, en 2018, la aportación  ha sido de 140 millones. Canal Sur le cuesta a cada andaluz menos de dos euros al mes. Con estos números, ¿beneficia a los andaluces el mantenimiento de una televisión y una radio públicas? Una respuesta afirmativa tiene que ser compatible con la exigencia de unos medios modernos, independientes y con una programación adaptada a la realidad social de Andalucía. El debate no debe ser Canal Sur sí o Canal Sur no. El debate debe establecerse sobre qué modelo de radio y televisión públicas queremos.

La puesta en escena de Ciudadanos contra Vox


Emilio Ruiz
@opinionalmeria

➤ Ciudadanos ha declinado, hasta ahora, cualquier invitación para formar parte de los consejos de Gobierno de las autonomías donde su voto afirmativo o su abstención eran necesarios para alcanzar mayorías. Ha preferido firmar acuerdos parlamentarios quedándose al margen de responsabilidades gubernamentales. Si lo hubieran deseado, consejeros de Ciudadanos habrían formado parte de los equipos de Gobierno de Andalucía, con el PSOE, o de Castilla y León, Murcia y Madrid, con el Partido Popular. En todos los casos habrían sido pactos sencillos, entre solo dos partidos. Además, a izquierda y derecha, con el PSOE y con el PP. Ha sido en Andalucía donde Albert Rivera ha decidido dar el paso de participar en el Gobierno regional. Pero, en este caso, el resultado electoral no hacía posible un pacto a dos, sino a tres. Y la casualidad ha querido que, por la derecha,  el tercer invitado sea un partido que tiene un ideario situado en el lado más extremo. Vox no es, como afirma mucha gente, un partido inconstitucional –ni siquiera los partidos independentistas lo son-, pero sí es un partido que vislumbra una España más propia del siglo XX que del XXI, de la España preconstitucional.

Santiago Abascal y Albert Rivera (Foto: Actual)

En las negociaciones para formar la mayoría en Andalucía, Ciudadanos ha intentado transmitir la idea de que sus acuerdos iban a ser únicamente con el PP. La tarea era ardua porque PP y Cs solo suman 47 escaños, y la mayoría precisa de 55. De esta manera, la negociación que no se ha querido hacer con luz y taquígrafos se ha tenido que realizar entre cortinas, pero el resultado ha sido el mismo: Marta Bosquet (Cs) es hoy presidenta del Parlamento y no lo es Inmaculada Nieto (Adelante Andalucía) porque ésta solo ha sumado los votos de su formación y los del PSOE mientras la almeriense ha sumado los de su partido, los del Partido Popular… ¡y los de Vox! La misma combinación tiene que hacerse para la elección del presidente. Las matemáticas no fallan, y 55 (PSOE+AA) son más que 47 (PP+Cs), pero menos que 59 (PP+Cs+Vox).
Ciudadanos ha optado por el acercamiento y el acuerdo con el partido de Santiago Abascal y tiene que ser consecuente con esa decisión
Albert Rivera sabe que esto es así y así lo ha querido y aceptado. Pero para limpiar la imagen de Ciudadanos, sobre todo en Europa, ha emprendido una campaña de desprecio hacia Vox, un partido que necesita en Andalucía no solo para disponer de la mayoría en el Parlamento y para elegir al presidente, sino, principalmente, para aprobar los presupuestos que posibiliten la ejecución de las medidas que pretende llevar a cabo. No se puede pactar con Vox y contra Vox al mismo tiempo. Ciudadanos ha optado por el acercamiento y el acuerdo con el partido de Santiago Abascal y tiene que ser consecuente con esa decisión. Es absurdo repudiar a quien necesitas y carece de sentido elaborar una serie de bandazos dialécticos para negar las evidencias. Dice Rivera, cuando el camino emprendido en Andalucía está a medio recorrer –porque falta lo más importante, la elección del presidente-, que con vistas a próximas citas electorales su prioridades de pactos serán con partidos constitucionalistas, entre los que no incluye a Vox y a Podemos. O sea, Vox hoy sí, pero mañana no... ¡por inconstitucional! No es creíble tanto travestismo político.
No debe ser agradable verse en la oposición tras 37 años en el Gobierno y después de ser el partido más votado
Antes de terminar esta columna quisiera mostrar mi asombro por la actitud de los diputados socialistas ante la elección de Marta Bosquet como presidenta del Parlamento de Andalucía. Según ha declarado la propia Bosquet a este periódico, ningún miembro del PSOE le ha felicitado. Mal por todos los diputados del PSOE, pero muy mal por Susana Díaz, aún presidenta de la Junta de Andalucía, y por el presidente saliente del Parlamento, Juan Pablo Durán. Y, sobre todo, extremadamente mal por los tres representantes socialistas almerienses en la cámara. La cortesía no debe estar reñida con la rivalidad. No debe ser agradable verse en la oposición tras 37 años en el Gobierno y después de ser el partido más votado, pero los socialistas saben que el ascenso de la derecha al poder en Andalucía es al menos tan legítimo como el de Pedro Sánchez al Gobierno de la nación. La elegancia no debe perderse ni en los momentos menos agradables.

Ciudadanos estudia cómo perder la virginidad


Emilio Ruiz

➤ La política de pactos postelectorales de Ciudadanos ha estado meridianamente clara hasta ahora. Facilitaba el acceso al Gobierno del partido que obtenía más votos y escaños a cambio de ciertas exigencias. En todos los casos renunciaba a formar parte de los ejecutivos. Cuando los periodistas preguntaban a Albert Rivera por esta facilidad que daba a determinados partidos para conformar Gobierno tenía una respuesta simple: “Porque es el que ha ganado las elecciones, ya me gustaría a mí que las hubiera ganado Ciudadanos”. Y cuando se le requería por su posición negativa a aceptar consejerías, la respuesta era igualmente convincente: “Ciudadanos no es como los viejos partidos, no está para buscar sillones”.

Albert Rivera, en Los Desayunos de TVE

Esta postura la ha mantenido Ciudadanos desde que dio el salto de Cataluña a la política nacional. Susana Díaz (PSOE), en Andalucía, fue investida presidenta con el voto favorable del grupo encabezado por Juan Marín.  Cristina Cifuentes y Ángel Garrido (PP) accedieron a la presidencia de la Comunidad de Madrid con el voto positivo del grupo dirigido por Ignacio Aguado. Y en Murcia, Pedro Antonio Sánchez y Fernando López (PP) también consiguieron la presidencia del Gobierno autonómico gracias a los votos de los diputados de Ciudadanos.
Finalmente los electores han decidido votar más al PP que a quien se postulaba como su compañero de viaje. El original antes que la copia, que se suele decir
Con la convocatoria de las elecciones en Andalucía algo cambió en Ciudadanos. Durante la campaña electoral Juan Marín no se cansó de repetir a Juanma Moreno (PP) que “usted y yo siempre nos vamos a entender”. Y el propio partido, por boca de todos sus portavoces, recordaba a Susana Díaz continuamente que “usted no va a ser más presidenta con nuestro voto”. Este cambio de estrategia de Ciudadanos –más que el cambio de estrategia, la insistencia en anunciarlo públicamente- sorprendió a una parte del electorado, pues no suele ser habitual que un partido anuncie antes del día de la votación con quién va a pactar posteriormente. Ciudadanos debería estar seguro de superar en votos al Partido Popular para actuar de esa forma. De hecho, la mayoría de los sondeos así lo certificaban. Finalmente los electores han decidido votar más al PP que a quien se postulaba como su compañero de viaje. El original antes que la copia, que se suele decir.

Los resultados de las elecciones andaluzas han dado a Ciudadanos un importante incremento del número de escaños. Pero no los suficientes como para superar al PP. Y tampoco los suficientes como para prescindir de la colaboración de un partido de extrema derecha como es Vox. Por esta doble circunstancia, Ciudadanos vive un momento de incertidumbre. Quien se define como un partido progresista, europeísta, liberal, moderno, ahora se debate entre dos opciones a cuál menos deseada: una, dejar que siga gobernando el PSOE, incumpliendo sus juramentos preelectorales, y otra, facilitar la presidencia al Partido Popular en un triple acuerdo con un partido como Vox que tantos rechazos recibe en Europa por la radicalidad de sus posiciones.
Podía haber entrado, si lo hubiera deseado, en los Gobiernos de Andalucía, Madrid o Murcia con un simple pacto a dos. Ahora, que ha decidido formar parte del ejecutivo andaluz, el pacto a dos no es suficiente; es necesario un pacto a tres
Con las elecciones andaluzas Ciudadanos ha decidido perder su virginidad. Algún día tenía que dar ese paso, porque no se puede vivir eternamente en el limbo. Podía haber entrado, si lo hubiera deseado, en los Gobiernos de Andalucía, Madrid o Murcia con un simple pacto a dos. Ahora, que ha decidido formar parte del ejecutivo andaluz, el pacto a dos no es suficiente; es necesario un pacto a tres. Pero el tercero en discordia no es un partido cualquiera. Es un partido que choca frontalmente con los postulados ideológicos que a Ciudadanos le han dado valor y que son los que tiene homologados en Europa.

Ante un panorama como éste es lógico que Ciudadanos no sepa cómo perder su virginidad. Al final tendrá que retratarse porque no se puede vivir siempre en la indefinición. Y las opciones son dos: o sigue gobernando Susana Díaz o facilita el acceso de la presidencia a Juanma Moreno con el necesario concurso del repudiado Vox. Tome un camino u otro, en lo sucesivo Ciudadanos será mirado de distinta manera.