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Me lo voy creyendo


Antonio Felipe Rubio
Periodista

➤ Paco se doctoró en Medicina, hizo el MIR y es un brillante especialista; tiene tres3 hijos, dos son de su primera mujer. Fernando es soltero y va por la tercera empresa que monta tras dos malas experiencias iniciales. Margarita se licenció en Derecho y aprobó unas complicadas oposiciones a Notaría; hoy tiene un prestigioso despacho; espera su primer hijo, que nacerá allá por abril. Todas estas personas son reales y hasta podría aportar su razón social -solo inventé los nombres-. Todas tienen algo en común: no llegan a los cuarenta años y, desde que nacieron, no han conocido otra cosa que el PSOE gobernando en Andalucía.

Cambio tras 36 años

El régimen del PSOE se ha instalado en la Comunidad andaluza con una red clientelar que le ha propiciado una permanencia propia de latitudes más tórridas, cuyas gentes han sabido apreciar e interpretar el mensaje de “progreso” en la infecta persistencia de la paguica, la subvención y el clientelismo servil.
Sólo los palmeros y arribistas han tenido oportunidades, ayuda e impulso del socialismo que detentó todo el poder para convertirse en lo que siempre venían denostando: el cortijo
Casi cuarenta años dan para mucho. Hay criaturas que han nacido, crecido y multiplicado durante el largo periodo de gobierno que se ha ido creciendo en sectarismo con el paso de los años. Sólo los palmeros y arribistas han tenido oportunidades, ayuda e impulso del socialismo que detentó todo el poder para convertirse en lo que siempre venían denostando: el cortijo. Ya saben, dime de qué presumes…

Ha sido el socialismo, junto a la izquierda radical acomodada y el adaptativo y periclitado nacionalismo andaluz la casta menos progresista y más perniciosa para el verdadero y necesario progreso. Ya sé que me no falta quien dirá que hemos avanzado muchísimo desde finales de los setenta… y no te digo si referenciamos desde Don Pelayo o Viriato. El problema no está en la visión endogámica del acomodo en el regazo del poder para justificar las “modernizaciones” de Andalucía. También Baviera ha sido gobernada por la CSU durante 50 años; pero comparen el avance de Múnich o Núremberg (después de la destructiva II GM) con los “avances” de Jaén y Almería. Además, tengan en cuenta que el Plan Marshall aportó en términos relativos menos dinero que los 107 000 (ciento siete mil millones de euros) que ha recibido Andalucía de los fondos FEDER.
Lo de Almería siempre ha sido una lucha en complaciente y humillante desventaja
Hoy, cuando ya me voy creyendo el cambio, recuerdo que en los ochenta voté al PSOE con la gran esperanza de ver crecer en libertad y progreso a mi Almería y a la Comunidad andaluza. Pero no me acompañó la maleable adaptabilidad a unas circunstancias en las que sólo veía una servil transmisión hacia los intereses del PSOE de Sevilla. Pasaban los años, y también las oportunidades, y los políticos de mi tierra sólo servían para silenciar el clamor de esas oportunidades perdidas y el agravio comparativo. Así las cosas, me declaré crítico activo aprovechando inolvidables soportes (Antena3 de Radio) para denunciar la pasividad en las infraestructuras. Aún recuerdo las iniciativas que me “condenaron” y me otorgaron el marchamo de “facha” al promover la “Burromarcha” y secundar la campaña “Almería sin salidas” para agilizar la llegada de las autovías a una tierra que tenía que llevar los productos de la agricultura por el puente de Rioja y la N-340. Y ya no les cuento con la A-92, Expo Universal… y tantas cuentas pendientes, mentiras, incumplimientos y, lo peor, la pérdida de oportunidades que no volverán y otros aprovecharon. Lo de Almería siempre ha sido una lucha en complaciente y humillante desventaja.

Aunque vaticiné los resultados de las elecciones, confieso que tuve mis reticencias al escenario que hoy se avizora. Ya sí creo que es posible terminar con este ciclo y abrir una nueva senda que discurra, sobre todo, por erradicar los errores cometidos. Esta oportunidad es histórica para que sea aprovechada con sensatez y amplia generosidad. Es preciso que los nuevos gobernantes sacrifiquen egos absurdos, ambiciones oportunistas y envidias improductivas para ganar el tiempo, dinero y esfuerzos perdidos en satrapías, privilegios y sectarismo.
Aquí y ahora nadie sobra, ni nadie es apestado por su ideología que, entendida en buena lid, deseo que aporte el trabajo y la inteligencia necesaria para que -ahora sí- Andalucía sea la primera región de Europa
Es el tiempo de hacer verdad esa pretendida y sobrevalorada “vocación de servicio” que nos condujo a la cola de todos los posibles parámetros de progreso. Aquí y ahora nadie sobra, ni nadie es apestado por su ideología que, entendida en buena lid, deseo que aporte el trabajo y la inteligencia necesaria para que -ahora sí- Andalucía sea la primera región de Europa. Potencialidad para conseguirlo tenemos, ahí está nuestra geografía y sus recursos. Sólo falta que las personas con capacidad de hacerlo posible cumplan y me devuelvan la ilusión que una vez tuve, allá por los ochenta. Me lo voy creyendo. Esta vez, no me defrauden.

El PSOE denuncia subida masiva de sueldos en la Junta


Emilio Ruiz
@opinionalmeria

➤ Aún no hay nuevo Gobierno en la Junta de Andalucía y ya ha saltado la primera polémica entre quienes se suponen que van a desempeñar la nueva responsabilidad, el Partido Popular y Ciudadanos –con el imprescindible apoyo de Vox-, y quien se supone que va a ser el primer partido de la oposición, el Partido Socialista. Los partidos de Juanma Moreno y Juan Marín continúan perfilando sus acuerdos para los primeros cien días y para toda la legislatura. Hasta ahora han establecido 80 medidas que subdividen en tres bloque temáticos. El lunes cerraron el capítulo de medidas económicas y de política fiscal, en el que se recoge el compromiso de acometer una bajada considerable de impuestos (hay que recordar la campaña del “BMI: Bajada Masiva de Impuestos”, del Partido Popular) durante los primeros cien días de Gobierno.

El acuerdo de la discordia

Si se cumple con lo acordado se producirá la práctica eliminación del Impuesto de Sucesiones y Donaciones, se bajará el tramo autonómico del IRPF, ahora mismo entre los más altos de España; se reducirá el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados que grava las hipotecas y se crearán nuevas fórmulas para valorar los bienes a efectos tributarios autonómicos porque el sistema actual "provoca impuestos desmesurados". Respecto a este último punto, son muchas las quejan porque se considera que en la actualidad el valor de una transmisión inmobiliaria, a efectos tributarios, no es el real de mercado, sino el que marca la Administración, en muchas ocasiones un valor desorbitado, alejado de lo verdaderamente pagado por el comprador.

¿Se sube o se baja el sueldo de los altos cargos? La polémica entre el PP y Ciudadanos, por un lado, y el PSOE, por otro, ha surgido respecto al bloque de regeneración democrática y lucha contra la corrupción. En los acuerdos firmados el artículo 4.5 aparece redactado así: "Estableceremos unas tablas salariales que ordenen y socialicen las retribuciones de los altos cargos y directivos públicos de la Junta. Todos cobrarán en referencia a las retribuciones que se establezcan anualmente para los cargos análogos en el Gobierno de la Nación, sin que puedan superar las que se prevean para estos últimos".

Hay que tener en cuenta que son muchas las comunidades autónomas que tienen para sus altos cargos unas tablas remunerativas que superan ampliamente las establecidas para cargos similares del Gobierno de la nación. El sueldo de cualquier cargo medio de la Generalitat de Catalunya, por ejemplo, sobrepasa el del presidente del Gobierno de España. Por no hablar del presidente de la Generalitat, Quim Torra, que casi duplica el de Pedro Sánchez. En Andalucía, los sueldos de los altos cargos son bastante más modestos y de los más bajos de España. Susana Díaz gana 67.000 euros al año, mucho menos que el alcalde de Almería, por ejemplo. Un consejero gana en torno a 65.000 euros, y un delegado, sobre los 47.000 euros brutos.

¿Cómo hay que interpretar el artículo 4.5 del acuerdo PP-Ciudadanos sobre regeneración democrática y lucha contra la corrupción? La mayoría de medios de comunicación no tienen dudas: al tomar como referencia las retribuciones del Gobierno central, lo que va a hacer el nuevo Gobierno andaluz es equiparar las retribuciones de nuestros altos cargos a aquéllos –que aquéllos son también nuestros, por cierto-, de tal manera que la implantación del mismo supondría una subida generalizada de sueldos.

“No se han cortado ni un pelo”. Los socialistas comparten esta interpretación. El consejero de Economía en funciones, Antonio Ramírez de Arellano, no ha dudado en señalar que “el Pacto PP-Cs propone subirse el sueldo como altos cargos en el Gobierno de la Junta. Toman como referencia las tablas retributivas del Gobierno de España, que son en general un 50% más altas”. Si esto fuera así, el presidente de la Junta y los consejeros ganarían 13.000 euros más que ahora, mientras los directores generales llegarían a duplicarse el sueldo, pues un director general del Gobierno de España cobra 104.063 euros, frente a los 55.812 que cobra un director general de la Junta. El PSOE ha puesto en marcha su maquinaria en redes sociales para denunciar estas intenciones. “Pues no se han cortado ni un pelo... ¡Han pactado una SMS-Subida Masiva de Sueldos para altos cargos!”, denuncia el delegado de Gobierno en Almería, José María Martín Fernández.

PP: “Una interpretación torticera”

Juanma Moreno, futuro presidente de la Junta de Andalucía, y Juan Marín, futuro vicepresidente, se han apresurado a calificar de “interpretación torticera” la realizada por el PSOE sobre el dichoso artículo 4.5. Han manifestado que su intención es precisamente lo contrario, que lo que pretenden es bajar los sueldos desorbitados de algunos altos cargos de empresas públicas andaluzas.

Algunas voces apuntan desde Ciudadanos que no han estado muy afortunados a la hora de redactar el artículo 4.5 y propugnan su modificación para que quede totalmente claro. En las mesas de negociación, manifiestan, nunca se ha expuesto el deseo de realizar una subida generaliza de sueldos para los altos cargos ni consideran que éste fuera el propósito del Partido Popular. Muy al contrario, creen que hay que poner fin a la que consideran descontrolada política de salarios de algunas empresas públicas, la que denominan “administración paralela”. Todo parece a apuntar a que finalmente ese artículo será eliminado o redactado nuevamente.

Susana Díaz: “Quieren cobrar más”

La presidenta de la Junta de Andalucía en funciones, Susana Díaz, también está convencida de que el propósito del Partido Popular y Ciudadanos es aprobar una subida generalizada de sueldos para los altos cargos una vez que estén en el Gobierno. En unas declaraciones a la cadena Ser ha manifestado que quieren cobrar más.

Díaz ha destacado que Juan Marín y su partido han estado toda la campaña electoral asegurando que venían a limpiar la política andaluza, “pero ya sabemos en qué consistía esa regeneración política, en que aquí se cobraba poco y ellos quieren cobrar más”. La presidenta en funciones también ha preguntado si PP y Ciudadanos han "pedido permiso" al presidente de Vox, Santiago Abascal, para llevar a cabo dicha medida porque, según ha defendido, "no tienen votos suficientes" para aprobar ninguna cuestión sin el "visto bueno" de la citada formación.

Disparidad de sueldos entre los presidentes autonómicos

Según los Presupuestos Generales del Estado para 2018, el sueldo del presidente del Gobierno asciende a 80.953 euros brutos. Entre los presidentes autonómicos, hay quienes cobran menos que Pedro Sánchez y hay también quienes cobran más.

El presidente de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra, cobra 146.926 euros. Supera también la cifra de 100.000 euros el presidente madrileño, Ángel Garrido (103.090 euros). El del País Vasco, Iñigo Urkullu, se queda algo por debajo, con 99.470 euros. Javier Lambán, presidente de Aragón, percibe 82.602 euros brutos al año.

Los demás presidentes cobran menos que Pedro Sánchez. El presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, gana 78.068 euros. El de La Rioja, José Ignacio Ceniceros, y el de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, rondan los 73.000 euros. Fernando Clavijo, de Canarias, percibe 72.215 euros y Juan Vicente Herrera, presidente de la Junta de Castilla y León, 71.425.

La remuneración anual de la presidenta navarra, Uxue Barkos, es de 70.048 euros, mil y pico euros más que el presidente valenciano, Ximo Puig, que gana 68.975 euros. El de Murcia, Fernando López Miras, gana un poco menos: 68.257 euros. Y el del Principado de Asturias, Javier Fernández, 66.041 euros.

Según el Portal de la Transparencia de la Junta de Andalucía, la retribución anual para 2018 de la presidenta es de 66.230,16 euros.

Llorente y Cuenca: Vox saca un diputado en Almería que pierde el PP


Nuria Torrente
@opinionalmeria

➤ Almería es una buena circunscripción electoral para Vox, tal como se ha visto en las elecciones autonómicas, donde el partido presidido por Santiago Abascal ha conseguido dos diputados en el Parlamento de Andalucía. Pero las buenas noticias para esta formación no quedan ahí. Según el último “Monitor de estabilidad electoral” de Llorente y Cuenca, este partido también conseguiría un representante por Almería en el Congreso de los Diputados, el mismo que perdería el Partido Popular. 

Los escaños que conseguiría Vox

Según Llorente y Cuenca, hay una clara relación entre el sentimiento más cercano a España o a la propia comunidad autónoma,  y el modelo de Estado preferido. Los votantes de Vox, PP, Ciudadanos e incluso, ligeramente, el PSOE, son partidarios de limitar el poder de las comunidades autónomas. La posición de los de Podemos es, en cambio, favorable a su ampliación.

Los partidos que pierden diputados en favor de Vox. En Almería, el PP

Ciudadanos tiene que elegir entre el PSOE o Vox


Emilio Ruiz
@opinionalmeria

➤ Todos los dirigentes de Ciudadanos, tanto los estatales como Juan Marín, han repetido hasta la saciedad que el tiempo de Susana Díaz se ha acabado, que ha llegado el momento de poner fin a 38 años de Gobierno socialista. Dicen, también, que el pueblo andaluz se ha manifestado de forma rotunda sobre el deseo de ver a los socialistas fuera de la presidencia de la Junta. Esta interpretación de la voluntad de los electores es un poco sui generis, pues, que uno recuerde, cuando los andaluces acudimos a votar lo único que se nos pidió es que echáramos una papeleta en la urna. Nada más. La interpretación que se hace del sentido de esa papeleta corresponde al interés de cada uno.

Francisco Serrano, líder de Vox en Andalucía

Desmontada la reiterada teoría de Ciudadanos y del Partido Popular de que lo legítimo es que gobierne la lista más votada –a Pedro Sánchez lo consideraban un okupa-, es aceptable que el partido de Albert Rivera estime que la Junta de Andalucía debe ser dirigida por otro candidato y otra mayoría. El candidato lo tienen, y es Juanma Moreno, que no ha cedido a las pretensiones de Juan Marín de arrebatarle el galardón. La mayoría, también, pero para ello es necesario el concurso de Vox, un partido de ultraderecha que predica, entre otras extrañezas, la extinción de todas las medidas para evitar la violencia de género.
Al dar al salto a la política nacional, Ciudadanos viró un poco a la derecha para considerarse un partido liberal, europeísta, de centro
Ciudadanos nació en Cataluña como un partido socialdemócrata que se alimentó principalmente de los desencantados del PSC, un partido que, en opinión de Albert Rivera e Inés Arrimadas, había abandonado a sus tradicionales electores, que eran principalmente no nacionalistas. Al dar al salto a la política nacional, Ciudadanos viró un poco a la derecha para considerarse un partido liberal, europeísta, de centro, con un granero de votos que iba a proceder en una pequeña parte del Partido Socialista y en una gran parte del Partido Popular. Y así ha sido.

En la campaña de las elecciones andaluzas Ciudadanos no ha escondido su deseo de desplazar a los socialistas de sus posibles alianzas postelectorales para comprometerse con el Partido Popular. “Usted y yo siempre nos vamos a entender”, decía una vez y otra Juan Marín a Juanma Moreno. Pero las urnas le han jugado a Ciudadanos una mala pasada: la suma de las formaciones de ambos suman 47 escaños, lejos de los 55 que son necesarios para conformar una mayoría. Los escaños que les faltan son precisamente los que tiene en su poder el ultraderechista Santiago Abascal, con quien Ciudadanos rehúye sentarse en una mesa a tomar café.
Albert Rivera tiene dos opciones: o facilita que Susana Díaz siga gobernando, algo que le horroriza, o requiere los servicios de Santiago Abascal, algo que desprecia
Albert Rivera no quiere pactar con Vox porque siempre ha sentido horror por una pérdida de la virginidad política de esa forma tan traumática, que deshace su discurso moderado y modernista. Pero tiene dos opciones: o facilita que Susana Díaz siga gobernando, algo que le horroriza, o requiere los servicios de Santiago Abascal, algo que desprecia. Hay una tercera opción, marear la perdiz hasta llegar a la repetición de las elecciones, pero posiblemente sus electores nunca le perdonarían que, pudiendo hacerlo, no pusiera fin a 38 años de lo que ellos llaman ‘régimen socialista’. En 2015 las combinaciones no daban, pero ahora sí. Con Vox. Rivera empieza a darse cuenta de que en política algunas decisiones por tomar no son tan simples como él las veía.

Del 28-F a la época de Vox


Emilio Ruiz
@opinionalmeria

➤ Uno de los periodistas conductores de programas de difusión nacional que se ha mostrado más beligerante con la posibilidad de que Susana Díaz siguiera rigiendo los destinos de Andalucía ha sido el almeriense Carlos Herrera. Su programa, ‘Herrera en Cope’, tiene nada menos que 2,02 millones de oyentes diarios, solo superado por el ‘Hoy por hoy’, de Pepa Bueno, en la Ser, que supera los 2,7 millones. En Andalucía, su programa también es el segundo más escuchado.

38 años (Gráfico: Hitsbook)

Uno de los monólogos de Herrera que se hicieron virales durante la campaña lo hizo público un par de días antes de las elecciones. El almeriense dio una serie de datos difícilmente refutables: paro del 23 %, ocho puntos más que la media nacional y que en el caso de jóvenes menores de 25 años sube hasta el 46 %; una renta per cápita de PIB por persona de 18.000 y pico euros, cuando la media española es de más de 24.000; de 1986 al 2020 se han destinado a Andalucía 102.700 millones de euros procedentes fondos europeos… “Significa que estamos gobernados por políticas y políticos inadecuados, creadores de amplias bolsas de colectivos subvencionados e incapaces de consagrar el territorio como un provechoso escenario de inversión y desarrollo”, concluía. Herrera consideraba que si se reelegía al PSOE “quien pierde de nuevo es Andalucía”.

Por esas mismas fechas el economista José Carlos Díez dibujaba sobre Andalucía un panorama más optimista: al finalizar la dictadura, uno de cada dos andaluces estaba sin escolarizar, uno de cada cuatro era analfabeto, únicamente el 5 % tenía estudios universitarios y solo el 15 % había terminado la secundaria. “Hoy –precisaba- el 25% de los andaluces tienen estudios universitarios y uno de cada dos jóvenes va a la universidad. En 1980 trabajaban 1,6 millones de andaluces, 400.000 en la agricultura. En 2018 han superado los tres millones de afiliados a la Seguridad Social y el empleo crece el 3 % anual”. Y añadía Díez que el “crecimiento del empleo en Andalucía desde 1980 supera al promedio de España en 25 puntos porcentuales y dobla el crecimiento del empleo en la Unión Europea. Las exportaciones han pasado de 1.000 millones de euros a 31.000 millones en 2017 superando a Madrid y situándose como segunda comunidad autónoma más exportadora solo superada por Cataluña”. Como se ve, dos escenarios distintos para una misma situación.
La experiencia cotidiana de quienes hemos vivido en esta tierra durante todo este tiempo nos dice que las enormes esperanzas del 28-F se han visto frustradas en una parte considerable
Ahora que parece que un acuerdo PP-Ciudadanos-Vox va a poner fin a casi cuatro décadas de gobierno socialista es inevitable que, quienes nos encontramos metidos en años, remontemos la memoria al inicio de los 80 para recordar las ilusiones que pusimos en la apertura de una época que creíamos que iba a traer el despegue definitivo para Andalucía. Los datos macroeconómicos dicen lo que dicen, los comenten Carlos Herrera o José Carlos Díez. Pero sí es cierto que la experiencia cotidiana de quienes hemos vivido en esta tierra durante todo este tiempo nos dice que aquellas enormes esperanzas se han visto frustradas en una parte considerable. ¿De verdad que no nos podía haber ido mejor? ¿Está Andalucía condenada a vivir eternamente en el vagón de cola del progreso? ¿Cómo es posible que mientras en 1983 el PIB per cápita en Andalucía era equivalente al 75 % del de España actualmente equivalga al 73,9 %? ¿Es admisible que Andalucía vuelva a situarse en el grupo de las regiones más pobres de Europa (“en desarrollo”, según la denominación de Bruselas), pese a la incorporación de los países del Este?
Nada nos hace confiar en que los que vienen lo van a hacer mejor o lo van a hacer peor. Merecen tanto el margen de confianza como el de la duda
Ante el cambio que se avecina no vamos a pecar de ilusos. Tampoco es momento de caer en el pesimismo. Los cambios son buenos si ofrecen resultados positivos y son malos si ofrecen resultados negativos. Nada nos hace confiar en que los que vienen lo van a hacer mejor o lo van a hacer peor. Merecen tanto el margen de confianza como el de la duda. Si lo hacen mejor, el cambio habrá merecido la pena. Si lo hacen peor, tendremos que hacer lo mismo que hicieron los castellano-manchegos y los extremeños cuando decidieron poner fin a décadas de gobiernos socialistas: volver, tras cuatro años, a los mismos porque los otros son aún peores. Es la hermosura de la democracia.

Almería, diana de necios


Antonio Felipe Rubio
Periodista

➤ Un chef locuaz hiperactivo-disperso o un pretencioso escritor y desafortunado columnista, provistos del soporte adecuado, pueden generar una corriente de opinión negativa en función de su propia ignorancia y la necesidad de adquirir notoriedad manipulando ciertas fibras sensibles que suelen encontrar acogida en un público poco avisado de la realidad y fácilmente excitable con conceptos extendidos por cierta ideología que ha logrado forjar frentes con el desprecio que vierten indiscriminadamente sobre la población. El estereotipo y el estigma del racismo, xenofobia, explotación… ahora se acrecienta con la acuñación urbi et orbi de fascismo y ultraderecha; dedicatoria que dirigen a poblaciones de más de cien mil habitantes, de los cuales, unos siete mil han votado a un partido que concurre con toda legitimidad a las elecciones.

Beli Rodríguez, diputada de Vox por Almería

No nos engañemos. El problema no está en las cifras. Ya sea desde una perspectiva relativa o absoluta, este resultado no es la causa del iracundo “análisis” sociológico de El Ejido. ¿De qué se queja la falsa progresía tildando de fascistas a un 15% de sus propios feligreses, los mismos que se han ido del PSOE y Podemos para votar a los “fachas”? La insidia hacia El Ejido no es producto de los resultados de unas votaciones que, dicho sea de paso, está retratando a los “progresistas” y sus medios conmilitones como exegetas de la realidad inversa y “cazadores de insurrecto” a los que ya sólo falta colocarle la estrella amarilla en la pechera.
No es lo mismo difundir con alta voz “hijoputa” a Rodrigo Rato que “maricón” a Pablo Iglesias. Hasta en estos detalles el denominado “Más Periodismo” hace gala de su autocensura a beneficio sectario
Tendría que analizarse -a riesgo de diagnosticar inopinado comportamiento fascista- algunas expresiones como la reciente de Susana Díaz doliéndose de los resultados: “si quitamos los votos de Vox…”. Y la maniobra de delación de La Sexta en la comuna comunista de Marinaleda; versión corregida y aumentada del relato de Sodoma y Gomorra para encontrar y descubrir lo que, dicen, supone una “singularidad” digna de estudio. Ya no se distingue la frontera entre la información y el espectáculo/reality show que frivoliza con el derecho al voto personal y secreto. Así votes, puedes ser codiciado objetivo de mofa y escarnio. Una gratuita delación que, según qué escenario, puede suponer un estigma que supere la peligrosa frontera del público señalamiento. Mientras tanto, esos mismos medios que han subido el volumen a los cuatro exaltados insultando a las puertas de la Audiencia Nacional, ahora cuidan sofocar con un tono agudo los insultos en el escrache a Pablo Iglesias (“mari piiiiiii”). Y es que no es lo mismo difundir con alta voz “hijoputa” a Rodrigo Rato que “maricón” a Pablo Iglesias. Hasta en estos detalles el denominado “Más Periodismo” hace gala de su autocensura a beneficio sectario.

Por cierto, bueno sería alertar a la profesión periodística de lo que acaba de firmar Pedro Sánchez en Marruecos; firma que han rehusado Austria, Italia, EEUU, Hungría, Chile, Croacia, República Checa, Israel, Australia, Polonia, Bulgaria, Eslovaquia. Entre otras cosas, el gobierno puede llegar a cerrar los medios de comunicación que llamen “inmigración ilegal” a la inmigración ilegal…y se fijan inversiones estatales, bonificaciones laborales y exenciones fiscales para fomentar el emprendimiento de los inmigrantes, de las que no se beneficiarían los emprendedores nacionales. El asunto merece amplio capítulo aparte; y, como ven, poco o nada se ha informado.

Volvamos a lo anterior. Aquí la noticia es un bote de herbicida prohibido, un inmigrante ilegal explotado y el “terrateniente” tocándose los cojones en el yate con el Moët & Chandon… y las cámaras buscando al pardillo que votó a Vox para exhibirlo como el paleto estandarizado de un pueblo inculto y, como tal, fascista.

Desconozco la fecundidad bibliográfica del tal Llamazares, pero he leído su deyección literaria en El País en la que denota un profundo desconocimiento y gran capacidad de ofender gratuitamente… o quizá no. Es posible que envidie la evolución, progreso y pujanza de un pueblo que surgió del abandono y la más rustica pobreza hasta alcanzar -con trabajo y esfuerzo- el prestigio internacional por su agricultura, su Festival de Teatro (este año, 70 representaciones y 47 compañías), sus bibliotecas y la editorial de autoedición más prolífica de Europa. Y es posible que lo envidie porque Llamazares ya no tiene pueblo. Vegamián era una localidad de Castilla-León que desapareció en el año 1969, cuando las aguas del río Porma lo inundaron para lo que hoy es el embalse Juan Benet.
Aquí sale un tropel oportunista a clamar por el cierre de Alcoa (Pablo Iglesias defendiendo una multinacional norteamericana de Pittsburg, Pensilvania) y esta misma extrema izquierda no cesa de dar hostias a las principales fuentes de riqueza de Almería
¡Ya está bien! Aquí sale un tropel oportunista a clamar por el cierre de Alcoa (Pablo Iglesias defendiendo una multinacional norteamericana de Pittsburg, Pensilvania) y esta misma extrema izquierda no cesa de dar hostias a las principales fuentes de riqueza de Almería con sus lisérgicas propuestas: Turismo de alpargata, fundamentalismo ecológico y agricultura de boñiga. Y, además, reducto de infectos fascistas.  Lo dicho. Almería, diana de necios.

Vox ha conseguido en Andalucía 391.889 votos. Si dividimos entre ocho provincias, el resultado es 48.986. Evidentemente, este es un resultado lineal que no responde a la proporcionalidad poblacional de cada provincia. Por tanto, aunque es significativo como orientación, descendamos al marco provincial para centrar mejor las cifras. Si restamos de los 48.986 los 7.377 del El Ejido, aún quedan 41.609. O sea, que 7.377 es un “escándalo” para un escenario de 48.986. Y 7.377 es “indecente” para un escenario de 391.889.

Tragaderas


Miguel Ángel Vázquez
Periodista / Consejero de Cultura

➤ En este tiempo de posverdad y fake news, Partido Popular y Ciudadanos pretenden amoldar la realidad de los resultados de las elecciones de Andalucía a su conveniencia. Lo hacen sin complejos y con mucho desahogo. Y ni ellos han sido los ganadores de los comicios ni su suma (47 escaños, 26 más 21) supera a la izquierda (PSOE, 33 y Adelante Andalucía, 17). Para lo que quieran hacer necesitan del apoyo directo y activo de los ultras de Vox, desde la constitución de la Mesa del Parlamento a una eventual investidura.

Abascal, Rivera y Casado

Peperos y naranjas intentaban hacerlo de tapadillo, por la puerta de atrás, como si de una simple abstención se tratara y que nadie se diera cuenta de sus peligrosos compañeros de viaje. Pero la aritmética es tozuda: si quieren peces se tendrán que mojar el culo, como reza la castiza expresión española. Y así se lo ha recordado en las últimas horas la formación de extrema derecha planteando entrar en la negociación para formar nuevo gobierno.
¿Qué precio tendrán que pagar para obtener el plácet de Vox?
¿Qué precio tendrán que pagar para obtener el plácet de Vox? ¿Cuánta involución llevará incorporada el pago del peaje a las huestes de Abascal? ¿Cuántas conquistas sociales destrozará el ansia de revancha de este tridente conservador?  El PP no tiene ningún problema en abrazarse a la extrema derecha. De hecho ya la ha blanqueado y comparte públicamente muchos de sus argumentos y falacias. Casado dixit.

Ya sabemos que los de la gaviota tienen amplias tragaderas. ¿Y Ciudadanos? (Sería mejor hablar de Rivera y sus ambiciones nacionales). ¿Un partido que se presenta de centro y liberal está dispuesto a compartir cama política con la ultraderecha? Desde luego sus compañeros de bando ideológico, léase Macron o Valls, no lo aceptarían. Y seguramente una parte importante de su electorado, tampoco. A ver cuánto están dispuestos a abrir sus fauces para tragarse ese enorme sapo. Desalojar a los socialistas no lo justifica todo.

Juan Marín: “El cambio no es quitar a los de los ERE y poner a los de la Gúrtel”


Tania Artajo
@opinionalmeria

➤ Juan Marín, el líder andaluz de Ciudadanos, sigue empeñado en querer ser presidente de la Junta de Andalucía pese a ser la tercera fuerza política más votada. En declaraciones a los periódicos del grupo Joly, Marín se muestra contundente: “No sería cambio quitar a los de los ERE para poner a los de la Gürtel”. En esas declaraciones Juan Marín pide al PSOE que se aparte, pero al mismo tiempo manifiesta que la primera medida que va a tomar como presidente va a ser “levantar las alfombras del PSOE en la Junta”. O sea, pide que el PSOE le apoye para investigar al PSOE, lo que no deja de ser una curiosa manera de hacer una petición.

Juan Marín

Además, Juan Marín justifica su opción a la presidencia de la Junta de Andalucía porque “Ciudadanos no deja de crecer y crecer cada vez que se abren las urnas y el PP ha pasado de 50 escaños a 26 con Moreno Bonilla al frente”. Pide “un gobierno limpio de corrupción, que no esté pendiente de Bárcenas, de la Gürtel, de Lezo… A ver si ahora para quitar a los de los ERE vamos a tener a la Junta manchada con la corrupción de los otros”.

¿Cambio? ¿Qué cambio?


Antonio Felipe Rubio
Periodista

➤ El abuso de la discriminación positiva, el discurso políticamente correcto y la permisividad delincuencial por encima de la salvaguarda de los derechos del agredido (okupas, agresiones reincidentes, ilegalidades, abusos, agravios comparativos…), estas evidencias han supuesto evidente desazón entre la gente que observa cómo se acrecientan esos problemas con la inacción de los diferentes gobiernos que, como ocurre actualmente, apremian beneficios al último que llega. Este es el discurso de Vox. Y cabe preguntarse si, incorporando el riesgo de fractura y el denuesto de símbolos y tradiciones seculares, también sería un discurso aceptado por votantes que nada tienen que ver con el “fascismo”.

"Los votantes de Vox en El Ejido han confiado en alguien que dice que va poner orden en tanto desorden"
  
De la noche a la mañana no aparecen en Andalucía casi cuatrocientas mil personas “fascistas” de la “extrema derecha”. El concepto de extremismo viene de los verdaderos radicales que anidan en la extrema izquierda. Para los comunistas y populistas de Podemos y confluencias, más de media España es de extrema derecha. Ellos colocan en donde les da la gana a los que se les antoja  y cuando les viene bien. Por tanto, temer que la extrema izquierda vaya etiquetando a la población no es motivo para perder el tiempo; siquiera molestarse, pues no ofende quien quiere sino quien puede.
La izquierda y la extrema izquierda lamentan que el Poniente almeriense sea un reducto de la “extrema derecha” por el gran apoyo otorgado a Vox
La izquierda y la extrema izquierda lamentan que el Poniente almeriense sea un reducto de la “extrema derecha” por el gran apoyo otorgado a Vox. Y no faltan fetiches tardocomunistas  como Cristina Almeida justificando el éxito de Vox porque “esta gente de El Ejido que vota a la extrema derecha son los que se aprovechan de los inmigrantes maltirados (…) ya que ellos y sus hijos son incapaces de doblar la espalda si se les cae un tomate”. Así califica la extrema izquierda a las personas (casi siempre familias) que han logrado el milagro almeriense y que, con el haber de su hacienda, riesgo, esfuerzo y sacrificio salen adelante dando trabajo y riqueza a la provincia y a Andalucía… y quitando la mucha hambre que viene de África.

Los votantes de Vox en El Ejido han confiado en alguien que dice que va poner orden en tanto desorden. Al empresario y al trabajador no les interesa la situación de ilegalidad, avalancha, incertidumbre y precariedad. Los votantes de El Ejido no eligen a Vox por racismo, xenofobia y todos los calificativos que dispensa con rabia de perdedor la extrema izquierda. El problema radica en la ausencia de soluciones para regular, legalizar y racionalizar. Es decir, gobernar y gestionar evitando los vacíos y desorden que no arregla la demagogia populista.
Agitan a la población para protagonizar algaradas callejeras para revertir una democrática decisión que no gusta a la extrema izquierda
Lo gracioso de la extrema izquierda, la que quiere destituir al Rey; la que pretende implantar a la brava una república; la que inspira el secesionismo de las regiones; la que afrenta a cierta fe y símbolos; la que fomenta la venta ilegal;  la que se entiende con etarras… y la que asegura que Madrid está más sucio porque ha bajado el precio del cartón que recogían los indigentes. No me digan que esta cosa es la que viene a calificar a los votantes de El Ejido como “horda de la extrema derecha”. Además, agitan a la población para protagonizar algaradas callejeras para revertir una democrática decisión que no gusta a la extrema izquierda. Es decir, invalidar lo que no se ajuste a los criterios de estos “demócratas progresistas”. Además, invitan a salir a la calle a luchar contra el “fascismo”. Interpretación de los que pretenden sofocar una decisión democrática con su particular visión de la libertad. Ahora imaginen a estos “demócratas” cuando los mismos zangolotinos saliesen a las calles protestando por el ascenso al poder de los perroflautas y el comunismo.
Ahora va a resultar que el partido que se pasea con los etarras que secuestraron a Ortega Lara es más demócrata que el partido donde milita Ortega Lara
Ahora va a resultar que el partido que se pasea con los etarras que secuestraron a Ortega Lara es más demócrata que el partido donde milita Ortega Lara. Lo dicho, en España los gorriones cazan escopetas. No se producirá cambio alguno si C´s se hace apoyar por el PSOE, aunque sea con cambio de cromos -como ya lo hizo con Chaves y Griñán- sería persistir en lo mismo, pero  en formato tutelado con la regencia de una maquinaria aplastante que lograría destruir al iluso que ose meterse en esa trituradora.

El cambio está claro, y lo piden los ciudadanos en el bloque más apoyado, y por este orden: PP, C´s y Vox. Además, piden más sinceridad, valentía y soluciones. Pero este resultado nos brindará otro juego de estrategias y una interminable sesión de negociaciones con el típico paseo de sobacos ilustrados con las carpetas multicolor. Nada está decidido, y lo más sorprendente está por llegar. Cambio, lo que se dice cambio… ya veremos.

Ciudadanos, en la encrucijada


Emilio Ruiz
@opinionalmeria

➤ La polarización de los resultados electorales de Andalucía en dos grupos, el de la izquierda, formado por el PSOE y Adelante Andalucía, y el de la derecha, integrado en principio por el PP y Ciudadanos, a los que se ha añadido Vox tras la apertura de las urnas, no es un invento de los medios de comunicación o de los electores. Son los propios partidos quienes lo han determinado. Recordemos en campaña, por ejemplo, a Juanma Moreno (PP) y Juan Marín (Cs) reclamándose para sí la presidencia de la Junta y para el otro la vicepresidencia si la suma de ambas formaciones superaba en votos al PSOE. O a Susana Díaz (PSOE) reclamando a estos dos partidos una postura clara en el caso de de conseguir esa mayoría con los votos del partido de Santiago Abascal. O a Teresa Rodríguez (AA) poniendo un único cordón sanitario favorable al PSOE: el que evitaría el acceso de la derecha al Gobierno de la Junta.

Suman 59 diputados sobre 109

Los resultados electorales surgidos en la noche del 2 de diciembre son inequívocos: la derecha ha obtenido una contundente victoria. Supera a la izquierda en más de 200.000 votos y en más de cinco puntos porcentuales y los diputados conseguidos son 59 frente a 50. Es la primera vez que en unas elecciones autonómicas de Andalucía se produce una situación como ésta. Si hubiera que interpretar el deseo de los ciudadanos andaluces manifestado en las urnas, esta interpretación se traduciría a efectos prácticos en una salida de la izquierda del Gobierno de Andalucía para dar paso por primera vez a un Gobierno de derechas.

Pero los intereses partidistas y las luchas entre partidos no siempre facilitan una interpretación de los datos de forma sencilla. A día de hoy, tres son los candidatos que se han postulado para ocupar la presidencia de la Junta de Andalucía: Susana Díaz, que se considera legitimada por las urnas para llevar la iniciativa negociadora al ser el PSOE el partido más votado; Juanma Moreno, que se ve como legítimo presidente por ser su formación la triunfadora en el polo de la derecha, y Juan Marín, que estima que Ciudadanos es el único merecedor a ese puesto por ser el partido de la derecha que más ha subido en votos y escaños. A Vox le es indiferente que el presidente sea Marín o Moreno.
Pablo Casado y Juanma Moreno han mostrado su disposición a aceptar con agrado los 12 diputados de Vox
Pablo Casado y Juanma Moreno han mostrado su disposición a aceptar con agrado los 12 diputados de Vox. El presidente nacional ayer mismo incluso llegó a ofrecer a esta formación la titularidad de algunas consejerías en el Gobierno que se forme. El problema con Vox quien lo tiene es Ciudadanos. El partido de Albert Rivera se encuentra en la encrucijada por dos razones: una, porque no sabe cómo administrar los votos de Vox, que necesita, y otra, porque considera que en unas próximas elecciones generales le puede perjudicar su papel de facilitar el acceso a la presidencia de la Junta de alguien que es militante del “partido de la Gürtel”, como llaman al PP.

El grupo liberal europeo, al que pertenece Ciudadanos, ha alertado a Albert Rivera de la improcedencia de hacer pactos con un partido de ultraderecha. Manuel Valls, candidato franquicia de Ciudadanos a la alcaldía de Barcelona, se ha manifestado en el mismo sentido. Valls tiene experiencias sobradas sobre cómo organizar cordones sanitarios en Francia para evitar el acceso al Gobierno de Marine Le Pen. En esta enloquecida situación en que se encuentra, Ciudadanos se ha sacado de la chistera una propuesta original: que el PSOE facilite con su abstención el acceso de Juan Marín a la presidencia de la Junta. “Queremos un cambio en Andalucía, pero que venga desde el centro y desde posturas moderadas”, ha manifestado José Manuel Villegas, secretario general de Ciudadanos. Susana Díaz ya ha dicho que no, que carece de sentido una renuncia a la presidencia por parte del partido más votado en favor de quien ha resultado en tercer lugar.

Mientras esta intrincada situación se resuelve (y que nadie tenga duda de que se resolverá), Santiago Abascal, presidente de Vox, sigue desplegando su lista de exigencias para apoyar a quien quiera ser presidente de la Junta de Andalucía. La última, el cierre de Canal Sur.

Claves tras el terremoto del 2-D


Pedro Manuel de la Cruz
Director de La Voz de Almería

➤ El director del diario La Voz de Almería, Pedro Manuel de la Cruz, es uno de los analistas políticos de Andalucía que mejor conoce la realidad de nuestra tierra. En este artículo describe las cinco claves que, en su opinión, han determinado la jornada electoral del 2 de diciembre.

La sorpresa de Vox

El desplome socialista. El resultado no admite otro calificativo que el de catastrófico. La pérdida de 14 escaños es una bomba de destrucción masiva con efectos devastadores, no solo en el PSOE andaluz, sino en las réplicas inevitables que tendrá a nivel nacional. Los cuatrocientos mil andaluces que hace cuatro años votaron a Susana Díaz y el domingo le dieron la espalda lo han hecho motivados por varias razones. El agotamiento de un modelo hegemónico durante más de 36 años en el que han convivido una mejora incuestionable de las condiciones de vida con una incuestionada secuencia de casos alarmantes de corrupción, la persistencia de unas cifras de paro insoportables si no fuera por la coexistencia de una economía sumergida, la burocratización de una gestión política en la que la militancia tenía más valor que el mérito, la desorientación sobre las demandas de las nuevas generaciones, el declive permanente de una marca -el PSOE- que, elección tras elección, ha ido perdiendo apoyos sin que nadie analice las causas y trabaje en la búsqueda de soluciones, la ocurrencia como táctica y la contradicción permanente como estrategia en la que el gobierno de Sanchez lleva inmerso desde su llegada al poder, la debilidad intencionada con que Moncloa se enfrenta al reto del independentismo… Estas y otras razones son las que han provocado el naufragio de un partido que, en su mochila, llevaba el peso de un pasado de casi cuarenta años -tan llenos de grandezas, tan llenos de miserias- que se olvidó hace años de mirar al futuro y ese es un error que, siempre, se acaba pagando. 

La dulce derrota histórica del PP. Matemática y política, agua y aceite. La aritmética parlamentaria convierte la derrota en victoria y el triunfo en fracaso. Javier Arenas lo vivió en aquella noche amarga de 2012 cuando, con 50 diputados, el mayor éxito electoral del PP en Andalucía, asistió desde el desconsuelo a la permanencia de Griñán en el poder con el apoyo de IU. Nunca el mayor triunfo acabó en el más estrepitoso de los fracasos. Seis años después vamos a asistir a cómo el mayor fracaso acaba siendo el mayor triunfo. El PP cosechó el domingo el peor resultado en toda la historia electoral de Andalucía y, sin embargo, es el más firme candidato para gobernar la comunidad en los próximos cuatro años. Juanma Moreno, el último y mayor discípulo político de Arenas, alcanzará, con la mitad de los escaños que Arenas entonces (habrá que esperar a las negociaciones, complejas, que comenzarán en los próximos días), lo que su progenitor no pudo lograr. Freud puro. Pero en este caso el hijo no matará al padre. La filosofía escolástica siempre ha distinguido entre el poder y la influencia; Arenas, como experto democristiano, lo sabe. Por eso sabe que ahora su lugar está, como príncipe de la iglesia popular, en el espacio preferido por la diplomacia vaticana. Mandar es, en política, un verbo transitivo; influir, un estado permanente. Y en ese espacio del claustro Arenas es imbatible.

Ciudadanos solo tiene que esperar. Solo la imprudencia en exhibir sus previsiones ha privado a Albert Rivera de ser el gran triunfador. Pasar de 9 a 21 escaños es tan espectacular que solo podría haberlo sido más si no hubieran situado su primer objetivo en el sorpasso al PP. A Ciudadanos le pierde su ímpetu adolescente, su irremediable ingenuidad de querer comerse la tarta de un bocado. Sin hacer apenas campaña (o, al menos, no en la medida que lo han hecho PP y PSOE), el tándem Rivera/Arrimadas ha alcanzado un resultado espectacular. No han superado al PP pero le han hecho sentir su aliento y esa cercanía en votos, que no en escaños, les llevó la noche del domingo a ser los primeros en anunciar la candidatura de Juan Marín a la presidencia de la Junta. Su lejanía con el ejercicio del poder (con el coste que gestionar conlleva) y la defensa, sin complejos, de una España unida y constitucional frente al independentismo son dos argumentos de intensa seducción para antiguos votantes populares y socialistas. Como un dios del centro derecha Rivera solo tiene que esperar que los desencantados por la corrupción y el buenismo con los separatistas se acerquen a él. Habrá que esperar a qué decide en los próximos días y será en esa negociación para la gobernanza de Andalucía, que se prevé laberíntica y en la que muchas veces nada será lo que parece, donde Ciudadanos acabará despejando la duda entre la bisoñez que aparentan o la madurez que necesitan. Solo habrá que esperar.

La irresistible ascensión de VOX. Nadie pensó, nunca, que Abascal y sus camaradas de fuego de campamento lograrían, no solo tener las llaves del gobierno andaluz, sino, además, estar en condiciones de formar parte de él. El hastío provocado por una clase política ensimismada en sus intereses electorales y la indignación ante la acumulación de corrupciones abonan el terreno más propicio para que los predicadores de respuestas sencillas para problemas complejos alcancen una gran cosecha.Sucedió con Podemos en las últimas europeas y ha vuelto a ocurrir en las andaluzas del domingo con Vox. El populismo, de extrema izquierda o de extrema derecha, qué más da, encuentra en los alquimistas de feria a aspirantes a iluminados dispuestos a decirles lo que ellos quieren oír. La quimera tiene, para los permanentemente (y, muchas veces justificadamente) enojados, una pátina de indudable atracción. La lírica delirante siempre ha contado con oídos ansiosos de escuchar lo que muchos piensan y no saben o no se atreven a decir. Con VOX la extrema derecha ha llegado para quedarse. La incapacidad de la clase política, la complicidad tolerante de quienes hasta ayer fueron compañeros de militancia (PP), el comportamiento frívolo de medios de comunicación que, pretendiendo apagar el fuego de la audiencia, aventaban sus mensajes y la complacencia, intencionada pero torpe, del gobierno de Sánchez con los independentistas catalanes, han sido sus mejores aliados. Que no se lamenten ahora. En Francia, Alemania o Italia aparecieron antes. Ahora es en España y cara al sol del sur donde empieza a amanecer para la extrema derecha. Y el día será largo.

Adelante fue hacia atrás. Hay una posición que los viejos marxistas siempre han defendido con la vehemencia incuestionable de quien está en posesión de la verdad: El partido no se equivoca nunca, lo que se equivoca es la realidad. Después de la experiencia fracasada de las últimas generales, Podemos e IU han regresado al error de pensar que en política uno más uno son siempre dos. El resultado no deja lugar a dudas. La confluencia de las sonrisas ha ido, como siempre les ha sucedido, de victoria en victoria en los mítines, hasta la derrota final en las urnas. Ahora comenzará algo tan característico en la dialéctica radical de la izquierda como hacerle la autocrítica al contrario. Todos habrán tenido la culpa de su fracaso menos ellos. Lo de siempre. Aunque esta vez han tenido éxito: aspiraron a sacar a Susana de San Telmo y lo han conseguido. Lo que no sé es si ya se han dado cuenta de que en el viaje de ida y vuelta, quien puede ocupar algunos sillones en el consejo de gobierno es la extrema derecha. Anguita, mitad monje, mitad soldado, estará contento.