Tras décadas de esfuerzo, dedicación y paciencia, hemos podido culminar un proyecto largamente anhelado: la reforma integral de nuestra querida Plaza Vieja, el corazón vivo del Casco Histórico de Almería y puerta de entrada al Ayuntamiento, a las Casas Consistoriales, cuya esperada rehabilitación estrenamos hace unos meses.
Desde hace unos días los
almerienses estamos disfrutando otra vez del espacio más importante de nuestro Casco
Histórico, reestrenado como un escenario funcional y de servicio público, abierto
a la cultura, al ocio, al turismo y, en definitiva, al crecimiento de Almería. Unos
trabajos que han supuesto una inversión municipal de 2.705.517,85 euros y la
transformación integral de uno de los entornos más queridos por todos los almerienses.
La actuación, promovida por el
Ayuntamiento de Almería, culmina un proceso de renovación integral iniciado
hace 25 años, desde la firma de un primer convenio de colaboración con la Junta
de Andalucía, dirigido a la rehabilitación de las Casas Consistoriales.
Quiero dar las gracias a los equipos de trabajo de Ordaz Arquitectura y Albaida Infraestructuras, así como a los numerosos técnicos municipales que han venido trabajando en este proyecto durante todos estos años. Su esfuerzo y su talento han hecho posible que hayamos culminado la etapa final.
Esta plaza no sólo es testigo
silencioso de nuestra historia: es memoria viva de nuestra identidad
almeriense. Por eso ahora, al devolverle su esplendor, honramos su legado y
reafirmamos que la historia no se entiende sin mirar al futuro.
Es verdad que han pasado
demasiados años desde el anuncio inicial de reforma de todo el conjunto. Más de
dos décadas de debates, de trámites, de retrasos, de obras intermitentes, pero
sobre todo, de un compromiso inquebrantable por parte del Ayuntamiento de
Almería de culminar este proyecto y ofrecer a los almerienses un espacio de
servicio y de encuentro. Y por eso podemos decir con orgullo que estamos
devolviendo a Almería lo que es de Almería.
Porque la Plaza Vieja es de todos los almerienses. No es de ningún partido, de ningún grupo o de ninguna asociación. Es un patrimonio común que ahora se reintegra a la ciudad. Y eso es lo que de verdad importa. Porque la relevancia de una obra no está en quién la inaugura, sino en el beneficio que aporta a la ciudad. Y esta reforma aporta mucho a Almería.
Con este cambio, la Plaza Vieja
renace como un espacio de todos y para todos, donde el pasado va a dialogar con
la modernidad, y donde nuestras raíces más profundas se van a entrelazar con la
vitalidad de una ciudad que está sabiendo mirar al futuro.
De este modo, la plaza que los
almerienses dedicamos a la Constitución de 1978 se suma al eje histórico y
cultural que une la Alcazaba, el cerro de San Cristóbal, las Casas Consistoriales
y el Parque de la Hoya. Juntos, conforman un mapa de identidad y progreso y un
conjunto patrimonial que nos define y nos impulsa. Pero no nos equivoquemos:
inaugurar una obra es algo más que descubrir una placa: es asumir un
compromiso. Un compromiso por cuidar lo
logrado, por mejorar lo imperfecto y por seguir trabajando, juntos, en proyectos que sigan transformando y ensanchando la dimensión de Almería. Y ojalá que al caminar por la Plaza Vieja, que ahora luce a nuestros pies el histórico sol de Villalán, cada almeriense sienta que pisa no solo un suelo renovado, sino el orgullo de pertenecer a una ciudad que sabe cuidar su pasado para construir un futuro mejor. Seguimos trabajando.
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