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Sobre el caballo 'Lucero' de Rioja

Javier Romero
Periodista

Los bomberos de la capital rescataron en torno a las cinco de la tarde del domingo un caballo que estaba en un agujero de más de dos metros de profundidad y que estaba tapado por chapas metálicas. Explicaba uno de los bomberos que había actuado en el rescate a la Cadena SER que cuando llegaron al paraje La Chincha del municipio de Rioja se encontraron “dentro de un agujero de grandes dimensiones un caballo quejándose lastimosamente tapado con unas chapas. Pedimos a la Guardia Civil la presencia de un veterinario y emprendimos las tareas de rescate”.

El caballo, antes de ser rescatado

Según dicen los bomberos el denunciante es “un señor que se identifica como el hermano del propietario, dueño que aparece allí y delante del 062 explica que ha sido él quien ha hecho el agujero y que lo ha llevado allí con parálisis de las patas traseras”. Tras el reconocimiento del caballo por parte del veterinario, según los bomberos, “el diagnóstico mostraba que estaba deshidratado de los días que llevaba en el agujero pero que estaba en perfectas condiciones hasta el punto de que tras rescatarlo el caballo empezó a andar perfectamente”.

El equino fue rescatado mediante el coche escalera usado a modo de grúa. Una vez fuera, el caballo quedó en manos de la protectora y a disposición de los agentes de la Guardia Civil, que investigan la procedencia del equino ante la presunta comisión de un delito de maltrato animal al considerar que el dueño habría querido de este modo desprenderse de él. Según las primeras indagaciones, el propietario del equipo es el concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Rioja.

"Tomé una decisión que ahora me doy cuenta de que fue errónea" 
José Sánchez González
Concejal de Urbanismo en el Ayuntamiento de Rioja por Izquierda Unida

José Sánchez, con su caballo, ya rescatado

Ante las acusaciones que tanto en redes sociales como en prensa y televisión vienen propagándose, hago constar lo siguiente en relación a la mala información que circula: Que soy duelo de Lucero desde hace 23 años, teniendo en regla toda su documentación y los seguros correspondientes. Que el sábado 3 de diciembre, como siempre, acudí en dos ocasiones a alimentar a Lucero. La última visita que le hice fue por la tarde, sobre las 18 horas, encontrándose mi caballo perfectamente.

El domingo 4 de diciembre por la mañana, sobre las 8, volví a darle de comer a Lucero, encontrándomelo tirado en el suelo, sin respiración. Ate la estampa que tenía delante, pensando que Lucero estaba muerto (no era nada extraño ya que es un caballo muy mayor) llamé a un hombre que tiene una pala retroexcavadora para que me hiciera un agujero para poder enterrar a mi caballo, con la intención posteriormente de acudir a darlo de baja. (Aclarar que actualmente está permitido cuando se muere un animal poder enterrarlo en tu propiedad según la orden de 29 de abril de 2015, por la que se regula la ordenación zootécnica, las condiciones de bienestar animal, sanitarias y de movimiento de los équidos y de las explotaciones equinas, y su inscripción en el Registro de Explotaciones Ganaderas de Andalucía).

El operario que acudió con la pala hizo el agujero para enterrar a Lucero y se marchó, tras ayudarme con la máquina a moverlo unos 14 ó 15 metros hasta el agujero, siendo yo mismo quien introduje a Lucero en el hoyo. Al caer Lucero empezó a moverse e inmediatamente tras comprobar que no estaba muerto, comencé a llamar al veterinario que normalmente se hace cargo de él, siendo imposible localizarlo tras muchas llamadas.

Ante la imposibilidad de localizar al veterinario tomé una decisión que ahora me doy cuenta que fue errónea ya que es la que ha dado lugar a que todo el mundo haya hecho sus interpretaciones, malintencionadas algunas. Decidí, tras darle agua, como era imposible por mi parte sacarlo solo del agujero, y como estaba lloviendo, echarle una manta, tapar el agujero con unas chapas y marcharme para volver posteriormente, tras seguir intentando localizar al veterinario.

Volví a las 16,30 a ver a Lucero. Seguí intentando localizar al veterinario sin éxito y me marché de nuevo, hasta que sobre las 17:30 horas, ni media hora después de haberme ido, me avisó por teléfono un familiar diciéndome que estaban los bomberos y la Guardia Civil en las instalaciones donde tengo a Lucero.

Al llegar, la Guardia Civil me preguntó si yo era el propietario del animal y así se lo confirmé, facilitando toda la información que me pidieron.

Sobre las 10 de la noche acudió una veterinaria enviada por el Seprona, que le ha estado administrando suero y medicación, tras hacerle un lavado de estómago. Ahora mismo se encuentra bastante recuperado, tal y como se puede ver en la foto. Según la veterinaria mi caballo tenía un cólico muy grande.

Hacer constar que las distintas informaciones sobre los hechos que se están difundiendo no son ciertas, careciendo de veracidad y siendo el único objetivo dañar mi imagen y a mi partido, como claramente se oye en el vídeo que se ha difundido.

Mi declaración se va a difundir por la misma vía por la cual está circulando el vídeo del supuesto desenterramiento de mi caballo (que nunca llegó a estar ni enterrado ni semienterrado), con la intención de que aquellos sectores radicales que se han encargado de transmitir malintencionadamente el vídeo y los comentarios realizados sobre el mismo se hagan eco de lo que en realidad sucedió y del daño que están haciendo tanto a mi persona como a mi familia y a mi partido.

Quiero dejar claro que yo soy el primero en condenar el maltrato animal. Por mi parte, esta es la única declaración pública que voy a hacer, solo facilitando información a Seprona y al Juzgado cuando corresponda. Asimismo hago expresa reserva de las acciones legales que me puedan corresponder en Derecho.