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Grammy Latinos: Bisbal y Tomatito, nominados

Evaristo Martínez
Periodista

Los almerienses David Bisbal y José Fernández Torres Tomatito vuelven a estar presentes en los candidaturas a los premios Grammy Latinos gracias a sus últimos trabajos discográficos, ambos editados por Universal Music Spain. El cantante está nominado por Hijos del mar en el apartado de Mejor Álbum Vocal Pop Contemporáneo mientras que el guitarrista lo está en el de Mejor Álbum Instrumental por Spain Forever, que le ha vuelto a reunir por tercera vez en un estudio de grabación con Michel Camilo.

Los Grammy Latinos les esperan

Los galardones que concede la Academia Latina de la Grabación se entregarán el 16 de noviembre en una ceremonia en el MGM Grand Garden Arena de Las Vegas que se retransmitirá en directo a través de la cadena Univision. “Estoy muy contento y muy feliz. Gracias a los miembros de la Academia por confiar en mí. Quiero dedicar al club de fans esta nominación, que es un regalo. Ojalá que se haga un show muy bonito y que sea un homenaje de la música a Latinoamérica y a la gente que ha sufrido los terremotos y huracanes. Os quiero mucho”, ha expresado Bisbal en un vídeo difundido a través de sus redes sociales tras conocer esta nominación.

El cantante -que tras cerrar el 14 de octubre su gira nacional en Huércal-Overa comenzará un recorrido por tierras americanas con conciertos en Panamá, Bogotá, Managua, Ciudad de Guatemala, Ciudad de México, Montevideo y Buenos Aires, entre otras plazas- opta al Grammy Latino por sexta vez en su trayectoria. Lo ha ganado en solitario en dos ocasiones: en 2003, en la categoría de Mejor Nuevo Artista, y en 2012, en Mejor Álbum Vocal Pop Tradicional por Una noche en el Teatro Real. Asimismo, tiene otro premio compartido con Luis Fonsi, Aleks Syntek y Noel Schajris por el tema Aquí estoy yo, Canción del Año en 2009.  Sus discos Corazón latino y Bulería optaron al premio a Mejor Álbum Pop Vocal Masculino en 2003 y 2004 respectivamente. En esta ocasión, David Bisbal tiene como rivales en su categoría a Alejandro Fernández, Camila Luna, Shakira y Sebastián Yatra.

Para Tomatito es su séptima nominación al Grammy Latino, que solo ha perdido en una ocasión: fue en 2007 cuando competía por Spain Again, segunda entrega de su trilogía con Camilo, en Mejor Álbum de Jazz Latino. Sí se trajo el gramófono a Almería en 2000 (haciendo doblete: Mejor Álbum de Jazz Latino por Spain, su primer trabajo con Michel Camilo, y Mejor Álbum de Música Flamenca por París 1987, un directo junto a Camarón de la Isla), en 2005 (Aguadulce), en 2010 (Sonanta Suite) y 2013 (Soy flamenco), en todos los casos en el apartado de Mejor Álbum de Música Flamenca.

En esta convocatoria de los Grammy, el guitarrista -que el pasado verano ofreció por segundo año consecutivo su curso magistral Sonanta en la Universidad de Almería- defenderá Spain Forever frente a los últimos discos de Cesar Camargo Mariano, Gustavo Casenave, Daniel Minimalia y Luis Salinas. En la XVIII edición de los galardones que concede la Academia Latina de la Grabación, Residente es el gran favorito al contar con nueve nominaciones. Tras él, Maluma con siete, Shakira con seis y Kevin Jiménez ADG, Juanes y Mon Laferte con cinco cada uno.

Tomatito, guitarra gitana y jonda

Alejandro
Reyes Domene

Escribir de José Fernández Torres Tomatito, almeriense universal, es sinónimo de guitarra gitana y jonda. Independientemente de su depurada técnica y virtuosismo, es el gigante del ritmo o el compás. Nada más escuchar el primer acorde en sus conciertos sentimos que estamos ante una música flamenca especial. El corazón se nos agita y se nos eriza el vello, porque su sonido es puro pellizco que llega al corazón al instante y nos emociona tanto que nos quedamos absortos ¿Para qué serviría, si no, la música? Esto no es imaginación, es una realidad que podemos apreciar incluso en su ya extensa discografía cuajada de éxitos.

Con Camarón

Flamenco universal, ya ha recorrido más de medio mundo. Nada más que aparece impreso su nombre en los carteles de los auditorios de fama y salas más prestigiosas, y hasta en cualquier reunión de cabales o Festival, levanta tanto la pasión desde todos los aficionados hasta los amantes de la música que siempre llena cualquier recinto en el país que visite porque no hay duda de sorpresas y sobre todo de buen flamenco.

"Sigue trabajando y aprendiendo con su curiosidad insaciable para avanzar cada vez más"

Poseedor de numerosos premios entre ellos varios Grammys, no se para sino que sigue trabajando y aprendiendo con su curiosidad insaciable para avanzar cada vez más. Ahí están incluso sus temas con la música latina, el tango, el jazz, y hasta sus colaboraciones con grandes del pop, el rock, la canción de autor, etc.

Empezó acompañando al inolvidable Camarón de la Isla durante 18 años. Después, a muchos cantaores de los grandes, José Mercé, Enrique Morente, Carmen Linares, Rancapino, Chano Lobato, Pansequito… y desde la muerte del genial Camarón inició su carrera como solista de guitarra flamenca en concierto precisamente en el San Juan Evangelista en el año 1993, donde un año anterior acompañó al genial Camarón en su último concierto del 25 de Enero de 1992, que recoge la imagen. Enhorabuena al paisano y alegría para todos los almerienses.

Tomatito, Medalla de Oro del Mérito a las Bellas Artes

Tania Artajo
@opinionalmeria

El Consejo de Ministros ha concedido la Medalla de Oro del Mérito a las Bellas Artes al guitarrista flamenco almeriense José Fernández Torres, Tomatito. Según las referencias del propio Consejo de Ministros, José Fernández Torres Tomatito (Almería, 1958), a finales de la década de los setenta debutó cara al gran público en el disco histórico La leyenda del tiempo. Desde entonces, y hasta la prematura desaparición de Camarón, Tomatito estaría a su lado.

Tomatito

Ha tocado junto a artistas como Enrique Morente, José Mercé, Vicente Soto. Con su colaboración artística con Michel Camilo, un CD bajo el título Spain, obtuvo el Grammy Latino por el mejor disco de Jazz Latino. Posteriormente, Tomatito recogió otro Grammy por el mejor disco de flamenco por su acompañamiento a Camarón en París 1987.

También han sido galardonados el bailaor y coreógrafo granadino Rafael Amargo y la poetisa sevillana Julia Uceda. Asímismo, se ha galardonado al diseñador de moda Lorenzo Caprile; los actores José Coronado y Ricardo Darín, y la actriz y directora teatral Magüi Mira; la cantante, compositora y actriz Gloria Estefan, la pianista argentina Martha Argerich y el chef Pedro Subijana. Asimismo, ha sido también reconocido con el preciado galardón el matador de toros Julián López Escobar El Juli.

Las Medallas de Oro al Mérito en las Bellas Artes se otorgan para distinguir a las personas y entidades que hubieran destacado de modo eminente en el campo de la creación artística, prestando servicios señalados o fomentando notoriamente la enseñanza, el desarrollo y difusión del arte o la conservación del patrimonio artístico.

Además, han obtenido el reconocimiento del Gobierno en este año 2016 Manuel Borrás Arana, editor valenciano fundador de la editorial independiente Pre-Textos; la arpista madrileña María Rosa Calvo-Manzano; el cantante de jota conocido como El Pastor de Andorra, José Iranzo Bielsa, que lo recibirá a título póstumo, y Miguel Martín, director del prestigioso Festival de Jazz de San Sebastián.

Recibirán también sus Medallas de Oro Helena Pimenta, directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico; el editor y promotor cultural Leopoldo Zugaza Fernández, así como Guy Philippe Henri Lannes de Montebello, director de museo, entre los que se cuenta el Metropolitan, el Museum of Fine Arts de Houston y el Prado.

A 9.000 kilómetros de donde vimos la luz primera, ¡vivan Almería y Tomatito!

José A. Martínez Soler
Periodista

No lo pude evitar. A más 9.000 kilómetros de mi tierra, entre los aplausos del público californiano, totalmente entregado a nuestro Tomatito y a su hijo José, grité ¡Viva Almería! por todo lo alto. Algunos corearon el viva y, desde el escenario, nuestro paisano se echó a reír. A la salida, nos fundimos en un abrazo. La sonrisa fresca y noble de José Fernández Torres no dejaba lugar a dudas. Estaba feliz con su éxito apoteósico. El público, en pie, aplaudió durante varios minutos hasta que el mayor genio vivo de la guitarra flamenca nos regaló un bis. Fue una actuación espectacular, no cabía un alma en el gran teatro Wilshire Abell de Los Ángeles.

Tomatito, en Los Ángeles

Me acompañaban mi hijo Erik, productor en Hollywood, su amigo Ismael Corpas, fotógrafo de la Fox, una brillante auditora ukraniana y una bostoniana que se casó conmigo hace 48 años. El mundo entero parecía estar representado en el patio de butacas y en los palcos, ambos a rebosar: gringos, coreanos, latinos, chinos, españoles, japoneses, blancos y negros, viejos y jóvenes unidos por su amor al flamenco y su lealtad a Tomatito. Aquello parecía la ONU rendida ante el más grande de los almerienses.  Alegrías, bulerías, tangos, rumbas y –cómo no- una enorme soleá cautivaron a los angelinos aficionados al flamenco en su Festival Internacional. Acompañaron a Tomatito su hijo José del Tomate como segunda guitarra, el Piraña en la percusión, los cantaores Cortiñas y Morenito y el bailaor José Maya.

Hubo mucha complicidad entre todos ellos bajo la batuta del maestro. Especialmente tierna y emotiva fue la sonrisa entre padre e hijo sobre el escenario. Y la cara de satisfacción innegable de Tomatito cuando nos presentó a José del Tomate como “su Benjamín”.

Martínez Soler, con Tomatito en Los Ángeles (Foto: Ismael Corpas)

En el programa oficial destacaron la contribución de Tomatito, “una leyenda viva”, al Nuevo Flamenco y a la fusión musical de varias culturas: el tango, la rumba, el jazz… “pero siempre desde el flamenco”. También celebraron sus  cinco premios Grammy. Y una de sus frases: "La divina huella de Camarón de la Isla es algo que llevo dentro a lo largo de mi vida. No puede ser de otra manera. El no es solo una influencia sino una luz que me guía y, de alguna forma, mi razón de ser”.

Por eso, el público se volcó, nos volcamos, en olés, bravos y palmas cuando, a este lado del Pacífico, se arrancó con la mítica “Leyenda del Tiempo”: “El sueño va sobre el tiempo/ Flotando como un velero/ Nadie puede abrir semillas/ En el corazón del sueño”.

“El flamenco”, dijo Tomatito, “es auténtico cuando es sincero y sale del corazón". A la salida del teatro, le esperaba un cola de aficionados de todas las razas armados de guitarras. El genio almeriense las fue firmando una a una. Una noche inolvidable. Gracias, Tomatito.

Bisbal y Parrita, en la boda de José del Tomate

Tania Artajo
@opinionalmeria

Boda gitana y flamenca, en Rioja, por todo lo alto, con dos invitados de excepción: David Bisbal, que iba acompañado de su novia Rosanna Zanetti, y Parrita. Los contrayentes eran José del Tomate y Rosa Alba Torres. El joven es hijo de Tomatito, y la joven, nieta de Pedro el Funde.

El novio llegó al lugar de la celebración acompañado de su madre, María Ángeles Torres, en un coche de caballos. La novia hizo lo propio, pero acompañada de su abuelo, Pedro El Funde. Parrita entretuvo la espera entre la llegada del novio y la de la novia.

Rosanna Zanetti y David Bisbal con los novios y los padres del novio

David y Parrita, en animada charla

Rosanna Zanetti también se arrancó por bulerías

A la venezolana le sobra arte

David, con José del Tomate y Tomatito

David y Sosanna, con el novio

La llega a la ceremonia de David y Rosanna

Parrita y David no se conocían personalmente. Los dos se fundieron en un abrazo y Parrita agradeció al almeriense la interpretación que había hecho de algunas de sus canciones. El consejo que el maestro dio al ya casi maestro fue sencillo: “Y qué te voy a decir yo a ti, David, solo que estaba deseando que llegara este momento”. David y Rosanna llegaron a la celebración pasada la medianoche. La familia Tomatito salió a la puerta del complejo Jardines de Azahar a recibirlos. La célebre pareja dijo que de ninguna manera quería perderse el momento de compartir sus emociones con su gran amigo Tomatito y toda su familia. (Reportaje gráfico de Juan Antonio Barrios).

Tomatito deslumbra en la bienal dedicada a Paco de Lucía

Manuel Bohórquez
Crítico de Flamenco

La guitarra flamenca ha evolucioanado tanto en las tres o cuatro últimas décadas que si levantaran la cabeza el gaditano Patiño y el madrileño Montoya se tirarían de los pelos. Seguramente no entenderían nada y dirían que lo de ahora no es flamenco, que es lo mismo que les dirían a ellos los anteriores. Sin embargo, si escucharan a Tomatito reconocerían algo que se ha ido transmitiendo de generación en generación, que es el alma, el pellizco, el duende, el aire de los guitarristas andaluces, los flamencos. Eso que los clásicos no entienden a veces. Por ejemplo, que reconozcamos de dónde es un guitarrista u otro con solo escucharlo rasguear o dar un acorde.

Tomatito
Guitarristas gitanos ha habido muchos a lo largo de la historia, pero no en Almería, de donde sí era Julián Arcas y se hacían unas guitarras estupendas en el XIX, sobre todo las de Torres. Algo más tuvo que haber para que saliera de allí un gitanito con unas condiciones fantásticas para tocar la guitarra. Sin embargo, el Tomate toca como toca no por ser de Almería, sino por haberse mirado en el espejo de uno de Algeciras que tocaba como Dios y que creó un estilo único, Paco de Lucía. Y, sobre todo, por haberle tocado durante años a uno de los cantaores más grandes de la historia, gitano de San Fernando, Camarón. No hay que olvidar que es sobrino de otro genio de la guitarra, el Niño Miguel, al que Dios tenga en su gloria.

Anoche, cuando apareció el guitarrista de Almería en el escenario, lo miré a los ojos y vi que buscaba algo. Pepe de Lucía, el hermano de Paco, estaba en primera fila y Tomatito correspondió a su saludo. Sonó el nombre del genio en sus labios y ya la noche tuvo una sensibilidad y un color especiales. No sabíamos nada sobre su repertorio –en el programa de mano figuraba ni esto ni los nombres de su cuadro acompañante–, pero daba igual. Cuando uno va a un concierto de Tomatito sabe que han sido convocados previamente Paco y Camarón. Dos cantaores y su propia hija nos lo recordaron en el sonido. Y él tocó con más alma de lo habitual. No sé si sabía que en ese mismo patio, el de la Montería, ofreció un concierto Paco de Lucía en 1986. Y Sabicas dio otro aquel mismo año, el último que ofreció en Sevilla. Y Morente algunos años después. Y Rafael el Negro bailó una noche de tal forma que hasta el Giraldillo asomó la cabeza.

Cuento esto porque José Fernández Torres, Tomatito, es un gitano muy gitano y anoche lo fue más aún. No tocó un solo por soleá, que en Sevilla tendría que ser algo obligado porque es como un himno de esta ciudad, la cuna de Tomás Pavón y del Niño Ricardo. Se templó con aires levantinos y luego todo fue fiesta, velocidad, compás vertiginoso, picados con sabor a vino de solera y, eso sí, una balada de esas que te ponen más tierno que una torrija, pero que no es nada flamenca. ¡Pero qué sentimiento nos regaló el Tomate en esa balada! Para desquitarse de la falta de flamenquería, unas alegrías muy airosas en las que ya se acoplaron las voces, como la de su hija, que es un alfiler moreno, de fina que es, pero con ayes tan lastimeros como los Clarito Mojama. Puro contraste con la de Simón Román, que rompe los tonos y cruje como la leña de encina seca. Aunque dejó algo de pujanza para las bulerías, lo más flamenco de la noche. 

Me refiero a la que tocó Tomatito, en concierto. Es su palo, por ahí no tiene rival y a nadie le suena la guitarra como le suena a él por bulerías. Impresionante escucharlo tocar de esa manera en tan venusto marco sevillano y con Paco y Camarón en el aire y en la cabeza de todos. Después llegaron los tangos, más bulerías, bulerías por soleá con una Paloma Fantova hecha puro nervio, y poco más. ¿Hacía falta más? La Bienal tendría que ser más tomatera, es decir, más flamenca, con más torniscones, con más y mejor aire. Sencillamente porque es lo que buscan los aficionados de otros países, sin olvidarnos de los de la tierra. Una vez más, Tomatito vino y nos metió el flamenco en las entrañas. No fue solo un concierto de guitarra flamenca, porque él no es un concertista a la antigua usanza, aunque anoche acarició las cuerdas como pocas veces lo hemos oído. Fue, como decía, algo más que un concierto de flamenco. Anoche vino un gitano de Almería a lastimarnos de gusto.
Artículo original:

Huelva canta a Niño Miguel

Cristina Delay
Flamencóloga

Como es preceptivo, me presento ante quienes visitan esta página andaluza: me llamo Cristina Delay, soy de Huelva, aficionada al flamenco y fiel seguidora de Miguel desde muy pequeña ya que formó parte de mis vivencias en mi ciudad natal. Miguel Vega de la Cruz, mejor conocido como Niño Miguel (Huelva, 27 de enero de 1952-23 de mayo de 2013) fue un guitarrista español, hijo del almeriense Miguel Fernández Cortés El Tomate y hermano, por parte de padre, de José Fernández Castro, el padre de Tomatito.

Cartel del homenaje al Niño Miguel
Miguel heredó de su padre su maestría, el gusto por la guitarra y su sensibilidad artística, así como el nombre, pero no el apellido. El padre de Miguel formó en Huelva una familia distinta de la que se había dejado en Almería. Fruto de esta segunda unión nació Miguel. Pero el Niño Miguel  era un auténtico Tomate.

Era considerado, a pesar de la inconstancia de su carrera, uno de los grandes intérpretes del flamenco. Aprendió a tocar junto a su padre y siendo un niño ya le acompañaba en el canto en tabernas y las calles de Huelva. En los años 1970 su forma de tocar causó sensación. Obtuvo en 1973 el premio de honor del Concurso Nacional de Guitarra de la Peña Los Cernícalos de Jerez y Televisión Española le dedicó un especial en el programa Raíces. Fallecío en Huelva por complicaciones de una neumonía y problemas intestinales.

Miguel y su amada guitarra siempre han estado juntos. Hasta en sus peores momentos, que no han sido pocos. Han estado siempre unidos, siempre fiel el uno a la otra.

Este articulo es para que sepan que el próximo día 26 de noviembre, en Hueva, coincidiendo con el medio año que hace que se nos marchó, se va a celebrar un gran homenaje en su honor, actuando grandes artistas con el  fin de recaudar fondos para erigir en el cementerio un pequeño panteón.

Os esperamos. Miguel se merece esto y mucho más. Él lo dio todo por el flamenco y ahora somos nosotros quienes debemos darle las gracias por todo lo que nos ha dejado y lo que hemos aprendido de él, tanto a nivel artístico, que fue mucho, como a nivel personal.

Morente: ¿Quién me quita mi sitio en Nueva York?

José Antonio Martínez Soler
Periodista

Morente y Tomatito iban a actuar en Nueva York (en 1996) y yo tenía que cubrirlo para el Telediario. La anécdota ocurrió poco antes de las elecciones generales que ganó José María Aznar, y que provocaron mi despido improcedente como corresponsal de TVE en Nueva York. Tenía una cita concertada con el maestro Morente para grabar durante su ensayo, en la víspera del gran concierto programado en la Sala Filarmónica del Lincoln Center de Manhattan en homenaje a su paisano el granaíno Manuel de Falla.

La ocasión merecía, sin duda, una pieza para el Telediario de TVE, pues era la primera vez que los abonados a los conciertos de aquella catedral mundial de la música clásica iban a escuchar flamenco, buen flamenco, cante grande. Acudí con Fernando, el cámara de la corresponsalía, a la Sala de la Filarmónica, quizás con demasiada antelación, pues estaba totalmente vacía y a oscuras.

Solo vimos, al fondo, una pequeña luz en el inmenso escenario. Di las voces de rigor:

-”¿Quién vive?, ¿Hay alguien por aquí?, ¿Nobody home? “, etc.

Pronto apareció una figura con guitarra sobre las tablas. Me acerqué y subi al escenario a darle un abrazo.
Era mi paisano, el almeriense José Fernández, “Tomatito”. Mientras Fernando montaba el tripode para grabar y esperábamos la llegada de Enrique Morente y de los técnicos de iluminación y sonido, Tomatito y yo charlamos y reimos sobre las cosas de nuestra tierra, sentados en sendas sillas que habían colocado en el centro del escenario frente a unos micrófonos. En unos minutos, oímos una voz potente, procedente de un altavoz de las alturas, que nos pedía:

“Please, can you say something for me? Please: say one, two, three,  for example”.

Eso hicimos, al instante, los dos almerienses que ocupabamos, en aquel momento, el impresionante escenario, huérfano de orquesta, ante un enorme patrio de butacas totalmente vacío:

-”Un, dos, tres, un, dos, tres. One, two, three…”

-”Thank you!, nos respondió la voz del técnico de sonido desde la oscuridad de las alturas.

Al momento, después de ajustar algunos chirridos, la misma voz nos pidió que tocaramos algo para probar el micrófono de la guitarra.

-”Please, can you play something for me… with the guitar?

Le dije a Tomatito:

-”José, ahora te toca a ti probar el micro. Yo no entiendo de guitarras. Lo mío es el clarinete… y muy mal”.

Tomó su guitarra el maestro y tocó unos acordes, para sentar cátedra, con esas manos que, pocos años antes, habían hecho estremecer al mismísimo Camarón.

-”OK. Thank you again. Now, please, can you sing something for me?”

Y aquí venía lo peor. Apenas pude entender la petición del técnico de sonido de la Sala Filarmónica del Lincoln Center de Nueva York. Venía mezclada con ruidos, chirridos y pitidos de prueba. O quizás -por pánico escénico- no quise entenderle a la primera.

-”What did you say?“, le pregunté.

Y lo repitió, alto y claro. Me había tomado, en la lejanía y con tan poca luz, por el propio Enrique Morente, que estaba al caer de un momento a otro, y nos pedía un cante flamenco.

-”¡Madre mía! Paisano, que dice el técnico que le cantemos algo para probar el micro éste, el de Enrique”.

-¿Y a qué esperas, tocayo, para arrancarte por fandangos o por peteneras o por lo que tú quieras? Tú empieza a cantar y yo te acompaño“, me dijo, como si nada, Tomatito.

Ni corto ni perezoso, le propuse un cante de Almería y le dije:

-”José, esto es increible. ¿Te das cuenta? Dos almerienses cantando y tocando flamenco, por primera vez en la historia, en esta catedral mundial de la música clásica. ¡Menudo estreno! Cuando lo contemos, no se lo va a creer nadie en nuestra tierra”.

Y me puse a cantar esa que dice:

“Dicen que Almería es fea
porque no tiene balcones.
Pero tiene unas chiquillas
-madre de mi corazón-
que roban los corazones”
No se lo van a creer, pero al teminar mi cante sonaron unos aplausos en la Sala Filarmónica que yo suponía vacía. Procedían -con unas risas, también- del cámara de Televisión Española que no había tenido tiempo de grabarnos aquel estreno mundial de dos almerienses: un artista imponente y impostor descarado. ¡Qué fallo!

Al ruido de mi cante siguieron unos pasos rápidos, desde la tramoya, y una voz potente y amiga que decía:

-¿Pero qué es esto? ¿Quién me quita mi sitio aqui en Nueva York?

Era la voz inconfundible del maestro, que estalló en cariñosa carcajada al comprobar que era yo mismo el intruso, el impostor atrevido que ocupaba su silla y su lugar junto a Tomatito.

Le di un abrazo y le dije:

-”Maestro, acabo de obtener el mejor título de mi carrera y lo pondré en mi curriculum: he sido telonero del gran Morente en Nueva York”.

A partir de ahí, grabamos el reportaje para Televisión Española y dejamos a los artistas que ensayaran a solas con los micrófonos en su punto.

Al día siguiente, acudí con mi hijo Erik al concierto flamenco. Fue algo espectacular: por los dos artistas tan grandes que ocuparon el escenario, por el especialista que explicaba con mimo los cantes y traducía sus letras al inglés y, sobre todo, por las reacciones emocionantes y los aplausos sentidos de aquel público de oidos tan exquisitos tantas veces acariciados por Mozart y ahora por Morente.

Al concluir el concierto, ya en la puerta de la Filarmónica y frente a la Opera de Nueva York, le pedí a mi hijo Erik que nos hiciera una foto a José y a mí, junto a la fuente que hay en la plaza del Lincoln Center, para presumir en Almería de nuestro cante de la víspera gracias a que el técnico me confundió con el maestro Morente.

Cuando se disponía a disparar la cámara,Tomatito interrumpió a mi hijo.

-”¡No, no!.  Erik, la foto buena no está aquí, junto a esta fuente, sino ahí en la calle, apoyados los dos en esa impresionante lismusina blanca. Como si fuera nuestra…”

Y eso hicimos. Una foto histórica de dos almerienses que, gracias a Enrique Morente,  se estrenaron juntos cantando y tocando, por primera vez en la historia, en la Sala Filarmónica de Nueva York. ¡Casi na!

Desde la muerte -tan prematura, de un zarpazo- del inmenso artista, creador y renovador del flamenco, que fue nuestro querido y admirado Enrique Morente, no me puedo quitar de la cabeza sus recuerdos, sus cantes, las pequeñas  anécdotas -como ésta- que compartimos hace años.

Hace un rato, volví a escuchar “La aurora de Nueva York” y se me puso la carne de gallina.  Me estremecí como todos los españoles que escuchamos el desesperado quejío de dolor de Estrella Morente junto al ataud de su padre. Cantó -¡y con qué desgarro!- la “Habanera imposible” de Carlos Cano, otro enorme granaíno ausente.

Descanse en paz el gran maestro del cante flamenco que supo conciliar, con audacia, sin miedo, la tradición con la revolución. ¡Cuanto le debemos los vivos a este gran artista y excelente y decente persona!
(http://blogs.20minutos.es/martinezsoler/)