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Pueblos almerienses en peligro de extinción


Roberto Baca
Diputado provincial de Ciudadanos

➤ La provincia de Almería volvió a aumentar su población durante 2018. En concreto, según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE), el año 2019 comenzaba con 709.340 habitantes censados, lo cual supone un ligero incremento sobre los 706.672 registrados doce meses antes. Hasta aquí, todo bien; el problema, aunque algunos no quieran verlo, es que durante el año pasado hasta 61 municipios de los 103 que hay en la provincia perdieron habitantes, la gran mayoría de los cuales se localizan en el interior de la provincia; siendo Los Vélez, Los Filabres y La Alpujarra las comarcas más castigadas por la despoblación.

Los Vélez es una de las comarcas más afectadas

Si analizamos detenidamente los datos del Padrón de habitantes publicado por el INE, observamos que dichas comarcas conviven con una peligrosa tendencia que, de sostenerse en el tiempo, puede llegar a suponer la 'extinción' de medio centenar de pueblos almerienses. Si bien es cierto que la amenaza de la despoblación es un problema generalizado en buena parte de España, no lo es menos que desde la Diputación de Almería, el actual presidente ha llegado a afirmar que «en otras provincias hay mucho más éxodo hacia grandes urbes», así como que «nosotros hemos logrado paralizar ese éxodo que había del interior hacia la costa, y lo hemos hecho poniendo encima de la mesa planes de inversión».
En Los Vélez, tres de sus cuatro localidades tienen ahora menos vecinos empadronados en una comarca donde residen actualmente 672 personas menos que al comenzar el siglo XXI, es decir, hace 19 años
Sinceramente, se antoja algo osado atreverse a realizar estas afirmaciones con los números del INE sobre la mesa; unas cifras que indican que, en Los Vélez, tres de sus cuatro localidades tienen ahora menos vecinos empadronados en una comarca donde residen actualmente 672 personas menos que al comenzar el siglo XXI, es decir, hace 19 años. Y es que, si tomamos como referencia la evolución demográfica de los municipios almerienses en lo que va de siglo, vemos que, lejos de solucionarse, el problema de la despoblación en nuestra provincia se está agravando cada año que pasa. En Los Filabres-Tabernas dieron la bienvenida al nuevo siglo con hasta 1.468 habitantes más de los que hay censados hoy, y en la Alpujarra almeriense ocurre algo similar, ya que allí cuentan ahora con 1.363 vecinos menos que dos décadas atrás.

Tampoco parece cierta la afirmación de que en Almería hay menos éxodo rural hacia la costa que en el resto de Andalucía, ya que mientras la FEMP (Federación Española de Municipios y Provincias) traslada que el 26,4% de los pueblos andaluces están en 'peligro de extinción' -teniendo en cuenta que ya están por debajo de los mil habitantes-, en nuestra provincia ese porcentaje se dispara hasta el 50%, es decir, el doble que en la comunidad autónoma.

Las cifras hablan por sí mismas: 26 municipios almerienses han perdido cerca del 20% o más de sus habitantes durante la última década (periodo 2008-2018). A esa despoblación hemos de sumar la tendencia al envejecimiento, ya que hay 51 pueblos donde en torno 30% de sus vecinos ya tienen más de 65 años, superando en algunos casos (como Albanchez, Arboleas, Benitagla, Partaloa o Lubrín) el 40%. El panorama no mejora en cuanto a juventud, pues en otros 26 municipios almerienses, el porcentaje de menores de 20 años no llega al 10%, destacando casos dramáticos como Alcudia de Monteagud (2,9%), Beires (4,2%), Castro de Filabres (4,9%), Cóbdar (5,5%), Olula de Castro (1,6%) o Velefique (3,1%).

La despoblación se explica por distintos factores que van desde la baja natalidad -en España se registra una de las más bajas del mundo, al tiempo que Almería es la provincia española donde nacen más niños, ya que en 2016 fue la única de todo el país en superar los cinco nacimientos por cada mil habitantes- a la falta de oportunidades laborales en el mundo rural, pasando por unos servicios públicos mayoritariamente deficitarios, cuando no directamente inexistentes.
Almería lidera la tasa de nacimientos, algo que contrasta con el hecho de que en 13 municipios de la provincia ya no nacen niños
En cuanto a la natalidad, es verdad que Almería lidera la tasa de nacimientos, algo que contrasta con el hecho de que en 13 municipios de la provincia ya no nacen niños. Según el INE, dichas localidades son Alcudia de Monteagud, Alicún, Alsodux, Bacares, Bayarque, Beires, Benitagla, Bentarique, Íllar, Partaloa, Rágol, Senés y Velefique. Ello, combinado con que en 66 de los 103 municipios de la provincia de Almería ya fallece más gente de la que nace, no debería animar a ningún cargo público a realizar afirmaciones como las citadas anteriormente. En ese sentido, sería deseable menos autocomplacencia y ponerse a trabajar en un plan estratégico que contemple acciones trasversales desde todas las áreas de la Diputación para combatir la despoblación del interior de nuestra provincia.

En cualquier caso, aplaudimos una medida -aprobada por unanimidad de todos los grupos en el último pleno celebrado en la Diputación- que puede y debe contribuir a paliar ese 'vaciamiento' de los pueblos del interior; hablo del programa de lucha contra la exclusión financiera en estos municipios, que va a servir para que 32 localidades que hoy no disponen de cajeros, puedan contar con ellos. Como digo, bravo por esta medida, la primera realmente efectiva para combatir la despoblación aprobada durante el presente mandato; más vale tarde que nunca. Ahora sólo falta que este tipo de actuaciones sigan desarrollándose y extendiéndose por nuestra geografía, y que no quede en flor de un día, más que nada, por el bien de nuestros pequeños pero grandes pueblos.

La transparencia de los pueblos de Almería, uno a uno


Eva de la Torre
Periodista

La transparencia de la gestión de las instituciones públicas es uno de los elementos básicos para un gobierno realmente democrático, en el que los ciudadanos puedan conocer qué, cómo y cuánto hacen sus gobernantes. La plataforma Dyntra ha presentado el análisis realizado con la denominada REED (Regional Evaluation Ecosystem Dyntra) de la Diputación Provincial de Almería, sobre el nivel de transparencia de la Diputación de Almería, las entidades participadas o dependientes de ella y todos los ayuntamientos de la provincia, excepto el de la capital. En total, se ha evaluado la transparencia de 122 entidades.
La trasparencia, pueblo a pueblo

Según la evaluación realizada, la Diputación cumple con 93 de los 123 indicadores del índice de transparencia, alcanzando un 75,61% de cumplimiento de las obligaciones de transparencia. De las categorías que se miden, destaca el cumplimiento del 100% de los indicadores en contratación de servicios y servicio de apoyo a municipios, siendo la de transparencia institucional la que con un 68%, tiene un porcentaje menor. En tres estas dos, Comunicación Pública logra un 79% y Transparencia económico financiera, el 89%.

Si la Diputación sale airosa de este análisis, las entidades participadas se quedan muy lejos de un nivel de transparencia aceptable. Así, las 19 entidades evaluadas, diferenciadas en cuatro tipologías: organismos públicos, empresas públicas, fundaciones y consorcios, tienen un porcentaje de cumplimiento medio del 16,2%. De estos, en el apartado de fundaciones, el ente dependiente más transparente es la Fundación Mediterránea de la Universidad de Almería, con un cumplimiento del 37,9%, seguida de la Fundación Bahía Almeriport. En el lado opuesto está la fundación Almeriense de Tutela que puntúa un 0%.

La Diputación cuenta con una única empresa pública: Gestión de Aguas del Levante Almeriense SA (Galasa), que no sale muy bien parada del análisis de su nivel de transparencia. Aunque de media cumple con el 24,1% del índice de transparencia, analizando las diferentes categorías que se han evaluado se observan importantes diferencias.  Así, cumple con el 12,5% de los indicadores de la categoría transparencia institucional, el 25% de comunicación pública, el 50% de contratación de servicios y un rotundo 0% de transparencia económico financiera.

La Diputación participa en nueve consorcios que obtienen una media de cumplimiento del 14,7% de los indicadores de requerimientos legales de transparencia a los que están obligadas. El que mejor puntuación obtiene es el Consorcio de Transporte Metropolitano, con un 32,7% de cumplimiento, mientras que con un 0% está, el de Recogida y Tratamiento de Residuos del Poniente. Por último, los dos organismos autónomos que obtienen una media de cumplimiento del 29,3%. El Patronato de la UNED cumple con el 34,4% y el Instituto Almeriense de Tutela con el 24,1.

L
os ayuntamientos tienen un porcentaje de cumplimiento medio del 11.81% de los indicadores. Este dato muestra que el cumplimiento de éstos en materia de transparencia está muy por debajo del de la Diputación y de los organismos dependientes, estando lejos de cumplir con las obligaciones legales de transparencia. Según el informe, es importante mencionar las diferencias existentes entre los ayuntamientos evaluados, pues entre el que más puntuación obtiene y el que obtiene un peor resultado existen casi 70 puntos de diferencia.

El ayuntamiento más transparente, según los resultados, es el de Roquetas, con un 70.5% de cumplimiento, seguido de El Ejido, con un 52.5% y de Níjar con un 42.3%. En la cola, se encuentran un total de 56 ayuntamientos con un porcentaje menor al 10%.

En resumen, el REED Diputación de Almería evalúa 122 entidades: la propia Diputación, dos organismos públicos, una empresa pública, siete fundaciones, nueve consorcios y ciento dos ayuntamientos . Estas 122 entidades alcanzan una media global de cumplimiento del 13,2%. Después de estudiar los resultados, “podemos observar como el cumplimiento de las normativas de transparencia es una asignatura pendiente para las entidades evaluadas en esta auditoría de transparencia”, concluye Dyntra.

¿Hay alguien ahí?


Antonio Felipe Rubio
Periodista

➤➤Una de las injustas condenas sociales que se imponen desde supuestos principios solidarios es la de la subvención providencialista. Evidentemente, cuando nos sobreviene una desgracia o dificultad es necesaria la ayuda y colaboración precisa para salir del bache y, una vez superado, reemprender la marcha que nos permitía trabajar y prosperar en función de nuestras capacidades intelectuales, sacrificio y esfuerzo. La subvención continuada conduce a la pobreza permanente.


Una iniciativa del PSOE, presentada en Almería para su desarrollo nacional, pretende incluir en los Presupuestos Generales del Estado unos trescientos treinta millones de euros para evitar la despoblación de localidades del interior que observan el trasvase de personas hacia lugares de la costa o concentraciones urbanas con mayor futuro.

Que el PSOE elija a Almería para lanzar esta iniciativa tiene dos vertientes abiertas a la interpretación: liberarse de un problema de conciencia o es una broma de mal gusto. El PSOE viene gobernando en Andalucía camino de 35 años, un ciclo vital muy completo; tanto como que algunas personas “nacieron” con La Junta de Andalucía y, a día de hoy, consiguieron dos carreras; tuvieron tres hijos; se casaron dos veces; son presidentes de un consejo de administración… Y es que 35 años dan mucho de sí, tanto a nivel particular como en la buena gestión de una comunidad. La pregunta es: ¿Qué sucedió en Almería durante ese tiempo? Evidentemente, Almería ha avanzado. Faltaría más. El problema es la comparación con referentes que partieron de similares situaciones.
El PER ha supuesto un impulso necesario para posiciones paupérrimas de partida, pero la persistente continuidad de estas medievales costumbres es la constatación de un fracaso que ha propiciado ya dos generaciones de pobres
El PER ha supuesto un impulso necesario para posiciones paupérrimas de partida, pero la persistente continuidad de estas medievales costumbres es la constatación de un fracaso que ha propiciado ya dos generaciones de pobres y dependientes de las más o menos trasparentes y justificadas firmas de peonadas y jornales que fomentan el providencial clientelismo, sin olvidar la frustración para poblaciones ancladas en este modelo “productivo” que ven la inexorable decadencia de sus pueblos que aún tienen un cartel de los fondos FEDER con inversiones que jamás se ejecutaron.

Poblaciones de costa o interior han residenciado inversiones privadas que, no sin problemas, han generado atractivo turístico, actividad industrial y progreso. Eso sí, afrontando y resolviendo las “facilidades” que la Junta de Andalucía ha provisto con sus políticas medioambientales y otras cortapisas que han dirimido en la eclosión -y derribo- de viviendas ilegales (Familia Prior), hoteles polémicos (Algarrobico), la multimillonaria sentencia contra Cuevas del Almanzora… “promociones” de la Junta del PSOE que han facultado una política de “atractivo y publicidad” para nuevas inversiones en un territorio que no para de dar sorpresas en materia tan delicada y disuasoria como la inseguridad jurídica.

La “visión de futuro” del PSOE ha sido de colaborador necesario para el despoblamiento de la provincia. Ya comenzaron por suprimir la línea Guadix-Almendricos. Mantuvieron sin salidas la primera fuente de riqueza de Almería con el puente de Rioja y la N-340. Retrasaron la modernización y vertebración de Andalucía con la demora de 10 años para conectar Almería con la A-92. Tardaron 23 años en completar la carretera de la Alpujarra. Tras 30 años, aún no está terminada la redia del Almanzora… Todo esto han sido oportunidades perdidas, y esa incomunicación y retrasos contribuye a pueblos que pierden población, oficinas bancarias, plazas escolares, Guardia Civil… y las asistencias sanitarias urgentes las solucionan con el mapa de “isocronas” (una entelequia de equidistancia). Lo raro es que, con estas facilidades de “progreso”, aún quede alguien por ahí.

La mitad de los pueblos de Almería están en riesgo de extinción

Emilio Ruiz
Gráficos: Paqui García

El periodista Antonio Fernández iniciaba uno de sus reportajes de la semana pasada en La Voz de Almería de esta forma: “Los vecinos de Alcudia de Monteagud echan de menos las risas, los gritos, los juegos infantiles, las ruidosas pandillas que recorrían hace unos años las calles del pueblo. Están tristes porque definitivamente se han quedado sin niños, sin alegría. Ha sido un proceso lento pero inexorable; el año pasado aún quedaban media docena de ellos, aunque desde hace ya varios años la antigua escuela permanece cerrada a cal y canto por falta de alumnos a los que proporcionar enseñanzas”. La crónica reflejaba una situación que no por inquietante es excepcional. Alcudia de Monteagud es un pueblo precioso, pero que lentamente se muere. Y, como Alcudia, muchos pueblos de España y de Andalucía y también muchos pueblos de Almería.

Dos bolsas de despoblación

La provincia de Almería estrenó el siglo XX con 366.170 habitantes. Medio siglo después, en 1950, lejos de incrementar población, los habitantes eran 361.769. Ha sido a partir de 1960 cuando el crecimiento de población almeriense se ha hecho continuado. A partir de 2001 este crecimiento se hizo especialmente acentuado. Entonces los habitantes eran 536.731. Quince años después el número de habitantes de Almería ha pasado a ser de 704.297, un 31 % y 167.566 habitantes más.

Sin embargo, este crecimiento continuado de población almeriense en las últimas cinco décadas no ha tenido una distribución armónica por toda la provincia. Mientras hay municipios que han duplicado o triplicado su población (El Ejido, Garrucha, Huércal de Almería, Mojácar, Níjar, Pulpí, Roquetas de Mar, Vera, Vícar…) hay otros que la han reducido a casi la mitad (Alboloduy, Beires, Benitagla, Benizalón Canjáyar, Castro de Filabres, Cóbdar, Lubrín, Olula de Castro, Rágol, Senés, Serón, Sierro, Tahal, Velefique…). Pareciera que el mapa de la provincia de Almería ha sido atravesado por una enorme brecha que lo trocea en dos partes casi iguales: la mitad incrementa población y la otra mitad la disminuye.

La Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) ha dado la voz de alarma: la mitad de los municipios españoles se encuentran en riesgo de extinción. En estos momentos subsisten con menos de mil habitantes 4.995 municipios de los 8.125 que hay en España. Son pequeños pueblos que padecen un continuo envejecimiento de su censo demográfico y un mínimo o nulo relevo generacional, con escasas o nulas cifras de natalidad.

La fotografía de la preocupante situación nacional se reproduce en la correspondiente escala en la provincia de Almería. De los 103 municipios almerienses, la mitad, 51, se encuentran en esa situación. Son municipios que, según la FEMP, se encuentran en riesgo de extinción.

Población que tenían en 1930 y la que tienen ahora los pueblos de Almería en peligro de extinción

Todos estos datos se aportan en el informe “Población y despoblación en España 2016”, que ha sido presentado a la Comisión de Despoblación de la FEMP por su presidente, Juan Antonio Sánchez Quero. El estudio ha sido realizado a partir del análisis del último padrón de habitantes publicado por el INE. En el informe se destaca que en España son 2.652 las localidades que subsisten con censos de menos de 500 habitantes. De ellas, 1.286 ni siquiera pasan de los cien vecinos.

Sánchez Quero estima que a la luz de este informe “es necesaria la aplicación de urgentes políticas de Estado”. Considera imprescindible la adopción inmediata de medidas concretas para sostener e incrementar la población de los pequeños y medianos municipios “no solo por una cuestión de interés social sino también económico”.

El presidente de la Comisión de Despoblación de la FEMP ha apelado a la necesidad de realizar un plan nacional contra la despoblación entre Estado, autonomías y FEMP, que se elabore y desarrolle con la voz protagonista de las Diputaciones y de los Ayuntamientos, “que conocen de primera mano la crisis demográfica y son, en su día a día, la ‘punta de lanza’ en la lucha contra la despoblación rural”.

36 pueblos de Almería no llegan a 500 habitantes

El problema de los 51 pueblos de Almería que están en riesgo de extinción según la FEMP no es que tienen pocos habitantes, es que su población se ve diezmada año tras año hasta llegar a situaciones como la contada por Antonio Fernández sobre el municipio de Alcudia de Monteagud, en el que no quedan niños. Un pueblo sin niños es un pueblo sin futuro, un pueblo condenado a la desaparición.

Son 36 los pueblos de Almería que ni siquiera llegan a los 500 habitantes. Uno, Benitagla, no llega la centena. Solo tiene 69 vecinos. Menos de 200 tienen Alcudia de Monteagud, Almócita, Alsodux, Beires, Castro de Filabres, Cóbdar, Laroya y Olula de Castro. Y entre 200 y 500 habitantes están los municipios de Alicún, Armuña de Almanzora, Bacares, Bayárcal, Bayarque, Benizalón, Bentarique, Chercos, Enix, Íllar, Instinción, Líjar, Nacimiento, Padules, Paterna del Río, Rágol, Santa Cruz de Marchena, Santa Fe de Mondújar, Senés, Sierro, Somontín, Suflí, Tahal, Terque, Turrillas, Urrácal y Velefique.

Completan el grupo de 51 pueblos almerienses en peligro de extinción todos los que tienen una población inferior a 1.000 habitantes, que son Albanchez, Alboloduy, Alcoela, Alcóntar, Alhabia, Bédar, Felix, Huécija, Las Tres Villas, Lucainena de las Torres, Lúcar, Ohanes, Partaloa, Taberno y Uleila del Campo.

El día que los pequeños fueron grandes

Cuatro pueblos de Almería tienen menos de 150 habitantes: Benitagla (69), “un lugar tranquilo en una comarca tranquila de la Almería tranquila”, según reza su página web, es el pueblo más pequeño de Almería. Le siguen Beires (114), Alsodux (134) y Castro de Filabres (139). Pero estos pequeños pueblos no siempre fueron tan pequeños; un día, incluso, llegaron a ser ‘grandes’. En el año 1930, por ejemplo, Benitagla tenía nada menos que 381 habitantes. Beires tenía 694 vecinos. Alsodux tenía 570 empadronados. Y Castro de Filabres, 431. Lucainena de las Torres ha pasado en estos años de ser un ‘poblachón’ de 3.080 habitantes a ser un ‘pueblecito’ de 569 habitantes. Eran los tiempos en los que, entonces sí, las escuelas y plazas estaban llenas de chiquillos. Hoy, donde había escuelas se han construido pistas polideportivas… que también siguen vacías.

El compromiso de empadronarse en el pueblo

Muchos alcaldes de pueblos pequeños recurren a una práctica poco ortodoxa para mantener el número de habitantes: pedir a nativos del municipio residentes en otras localidades que se mantengan empadronados en sus pueblos de origen. Según la normativa del padrón de habitantes están obligados a empadronarse en un municipio quienes residen en el mismo durante más de 183 días al año. No ampara la ley a quienes tienen la casa en el pueblo y van de visita los fines de semana. No obstante, los alcaldes de los pueblos ‘receptores’ de estos vecinos suelen ser tolerantes con los colegas de los municipios pequeños, con los que se solidarizan en el esfuerzo por mantener un padrón medianamente presentable.

Los ocho municipios menos poblados de España no llegan a 10 habitantes

Benitagla, el municipio menos poblado de la provincia de Almería, tiene 69 habitantes. Son pocos, pero Benitagla casi es un poblachón si se le compara con el número de personas que tienen otros pueblos españoles. Los pueblos con menos habitantes de España, según el último censo, son Jaramillo Quemado (Burgos) y Villarroya (La Rioja), que tienen cinco habitantes cada uno. El primero llegó a tener 365 vecinos en 1900, y el segundo, 404. Villarroya fue el primer municipio de España en cerrar el colegio electoral en las pasadas elecciones municipales tras votar todos los electores. Fue dos minutos después de la apertura. Su alcalde, Salvador Pérez Abad (PP), se mantiene en el cargo desde las elecciones de 1979. Cada cuatro año hay que convencerle para que presente su candidatura.

Illán de Vacas (Toledo) tiene seis habitantes. Valdemadera (La Rioja) tiene uno más, siete. Con ocho habitantes hay tres municipios en España: Castilnuevo (Guadalajara), Villanueva de Gormaz (Soria) y Estepa de San Juan (Soria). Uno más, nueve, tiene Valtablado del Río (Guadalajara).