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Pedro Asensio recuerda "Los años de la señorita Celia"

Marta Rodríguez
Periodista

La Almería de los años 40 era una ciudad de 70.000 habitantes en la que el hambre y la infravivienda campaban a sus anchas. La Almería de los 40 era una capital marginada con altos índices de analfabetismo. Pero en esa misma Almería surgió el movimiento indaliano, la corriente artística más grande que ha dado esta tierra y que la situó en el mapa. Su irrupción propició un ambiente cultural en el que una mujer adelantada a su tiempo brilló con luz propia.

Nuevo libro de Pedro Asensio
Celia Viñas llegó a Almería en 1943 como catedrática de Lengua y Literatura del Instituto de Bachillerato, ubicado en la actual Escuela de Artes. Tal y como narra Pedro Asensio en el libro ‘Los años de la señorita Celia’ (Verbum, 2014), lo que en principio parecía un destino temporal antes de regresar a Palma de Mallorca junto a su familia acabó convirtiéndose en el lugar en el que se quedaría a vivir para siempre. “Sus primeros años aquí fueron difíciles, pero con el tiempo acabó sintiéndose realizada como docente. Aunque no llegó a ser una literata muy reconocida (se presentó sin éxito a varios certámenes), la huella que dejó en tantos alumnos y su voluntad por hacer algo nuevo en la poesía merecen este reconocimiento”, reflexiona el autor.

Con el objetivo de rescatar la figura de la maestra y poetisa, el escritor almeriense acaba de publicar esta historia novelada que presentará el próximo jueves 20 de noviembre a las 18.30 horas en el Salón de Plenos del Ayuntamiento, en el marco de la Feria del Libro. A lo largo de las 292 páginas de la obra, el lector acompañará a Celia en sus pasos por “una ciudad de aire colonial con unas avenidas preciosas, en la que todavía no se había producido el desastre de los 60”. Pero la escritora no caminará ni mucho menos sola, sino que lo hará de la mano de Jesús de Perceval y el resto de indalianos, que juntos protagonizarán  las interminables tertulias en el Café Granja Balear. 

“Para una ciudad tan provinciana fue una proeza lo de aquellos artistas. No en vano, al frente de ellos estaba un genio, Perceval, que si hubiese desarrollado su talento en otra ciudad hoy sería más reconocido. Él tuvo la oportunidad de irse a Madrid y hacer carrera, pero se quedó porque era un ‘almeriensista’ comprometido”, señala Pedro Asensio. A ojos del autor de ‘Los años de la señorita Celia’, hay que despojarse de prejuicios para comprender que en ese momento el régimen apoyó la vida cultural de Almería. “En esa época se creó la Biblioteca Francisco Villaespesa, se reformó el Instituto de Bachillerato y se organizó el viaje de los indalianos a Madrid para exponer en el Museo Nacional de Arte Moderno”, indica.

Si bien esa apuesta por la cultura almeriense queda patente en el libro, en contrapartida también lo hace otra cara del franquismo, la censura. Los artistas que protagonizan la obra son analizados con lupa, en especial Celia Viñas. “Hay cartas de la juventud de Celia en las que se aprecian ideas de izquierdas, aunque finalmente, al igual que la mayoría de la gente que se quedó a vivir en España, tuvo un punto de pragmatismo y se adaptó a las circunstancias”, dice.

El novelista Agustín Gómez Arcos, el historietista Manuel García Ferré y el cineasta Leo Anchóriz, alumnos de especial sensibilidad de Viñas, desfilan asimismo por este volumen. “Si consultas las hemerotecas, te das cuenta de que en términos relativos la actividad cultural de los 40 era mayor que la de hoy”.

En 2015 se cumplen cien años del nacimiento de Celia Viñas y de Jesús de Perceval. Una doble efeméride que Pedro Asensio quiere aprovechar para reivindicar sus figuras a través de su libro ‘Los años de la señorita Celia’, que dará a conocer en Palma de Mallorca, tierra de la maestra. Asensio (Almería, 1967) es licenciado en Economía y Derecho y ha desempeñado diversos cargos en el sector público local. Ha publicado dos ensayos y ésta es su tercera novela.

Me he borrado del partido

Pedro Asensio
www.pedroasensio.com

El abogado, economista y escritor Pedro Asensio, jefe de servicio del Área de Movilidad del Ayuntamiento de Almería, gobernado por el Partido Popular, ha anunciado el pasado 28 de octubre en su página web su abandono del partido. Reproducimos a continuación su explicación:

"Me he borrado del partido"
A veces nos vemos obligados a cerrar página. No obedece a una decisión impulsiva causada tan solo por esta epidemia de corrupción que tanto apesta, ni a un sustancial desencuentro ideológico, ni a reproches o enfrentamientos de carácter personal, ni a un desinterés por lo público.

Se trata de la simple necesidad de romper el vínculo de la militancia, un deseo que rondaba alrededor de mi cabeza desde hacía mucho tiempo, y que me proporciona cierta coherencia y libertad intelectual.

Pero, ¿acaso la afiliación política te impide desarrollar tu libertad de expresión? ¿Debe el militante sobrevivir sin traspasar las fronteras de la ideología y el dogma? ¿Y a qué ideología y a qué dogma me puedo referir? 

Demasiadas preguntas, quizá. No, no está en mi ánimo extenderme demasiado. Tampoco pretendo que me entiendan, ni que me aplaudan, ni que me rechacen. Se trata de una decisión personal que no admite mayor explicación.

Finaliza una etapa que ha durado veintitrés años. Ya no encuentro motivos para mantener una relación que carece de aliciente, emoción y compromiso. Por eso, como diría mi madre, me he “borrado” del partido.

Elecciones universitarias

Pedro Asensio
Economista

Imagine que realizamos una encuesta a pie de calle y preguntamos si considera necesario incrementar el nivel de formación de los graduados universitarios, aunque eso suponga menos alumnos y más suspensos. Yo creo que la respuesta sería, en general, afirmativa. ¿Y usted? Si además planteáramos la posibilidad de garantizar la solvencia académica y profesional del profesorado con pruebas selectivas constantes, donde, además de apreciar el esfuerzo en la investigación y el desarrollo aplicado (no publicaciones en revistas tediosas y en muchos casos estériles), se podría vincular el nivel retributivo e incluso la estabilidad laboral, ¿qué resultado sospechan que obtendríamos? Posiblemente a favor, ¿no? Finalmente, si formulamos la cuestión de si estima necesario reducir gastos en administración, vicerrectorados absurdos y personal de servicios generales, en aras de alcanzar los nobles principios de eficiencia y eficacia (quizá con otras palabras…), ¿qué contestaría la gente? Que de acuerdo, ¿a que sí? Ahora bien, llevemos estos mismos temas, expuestos con claridad, sin pamplineos retóricos, a la comunidad universitaria. Más todavía, proponga esos objetivos en un programa electoral a rector. En téminos de marketing político sería un suicidio, desde luego. Hablo de marketing porque una elección es un intercambio en el que uno te pide un voto a cambio de algo que se materializa en un programa de gobierno (promesas más o menos concretas). También me he referido a la política porque se trata de gestionar asuntos colectivos en el ámbito de lo público. El objetivo de un candidato, no nos engañemos, no se lee en clave de política universitaria con mayúsculas; es algo tan sencillo como cosechar el mayor número de papeletas a su favor. Una de las perversiones de este sistema de elección de las universidades públicas es que parte de los intereses de sus votantes no coinciden con los de la sociedad. A veces llegan a ser contraproducentes. Los objetivos se enmarcan en el corto plazo. Es legítimo, pero imperfecto. Es un tópico cansino aquello de referirse la Universidad como un proyecto de formación, investigación y cultura orientado a la sociedad, y tal y tal; sin embargo, los procesos electivos de sus dirigentes no traspasan sus propias "fronteras".

Un Tribunal de Exámenes, por ejemplo, constituye una aspiración que puede ser más o menos aceptada, pero es un medio, no un fin. Tampoco es crucial la "funcionarización" del personal de administración y servicios, sin embargo, me atrevo a pensar que, en términos de estrategia, puede inclinar la balanza. Termino con una "disparatada anécdota": 2.800 plazas de aparcamientos es la demostración de un gran fracaso.
(Publicado en elalmeria.es) 

El viento de Almería

Pedro Asensio
Economista
 
Si hay algo que no le falta a la ciudad de Almería es viento. Por eso, quizá, las autoridades de la Junta de Andalucía han decidido promocionar en nuestro puerto una regata de catamaranes, dicen que la Fórmula 1 del mar. No entiendo de barcos, ni tampoco de coches, pero los que saben aseguran que esto constituye un gran espaldarazo al turismo almeriense. Tengo mis dudas. El año pasado también se celebró este evento y aún recuerdo la nota de prensa de ASHAL, los hosteleros almerienses, lamentando la poca repercusión que la competición había tenido en sus negocios. A rebufo de la festividad del Pilar y su puente, es posible que se hable de miles de turistas, que conocieran o no de qué iba esto del Extreme Sailing es otro cantar. En cualquier caso, no crean que los de la Junta de Sevilla son muy generosos con Almería; ellos, fieles a su estilo. En este tipo de iniciativas vinculadas a "competiciones de alto standing" nos mantenemos a la cola, detrás del golf de San Roque (3 millones) y el tenis de Marbella (1,8 millones). Almería, si no me equivoco, recibe 0,8 millones, no sé qué parte va para los organizadores y qué proporción se destina a actividades complementarias. Por cierto, ¿se sabe algo de esa maravillosa Escuela de golf que iban a construir en el Toyo? Más "historias de amor". Hace ya unos años, el que ahora es consejero de Trabajo recriminaba en público al Ayuntamiento porque no había presentado ninguna solicitud para acogerse al Plan de Turismo Sostenible. La administración municipal respondió de la forma más elegante y resolutiva posible: elabora un plan, perfectamente encuadernado, y lo deja en una oficina de registro de la JA, como bien señala la Ley de Procedimiento Administrativo. De eso hace ya más de un año. Aún no han contestado. Cuando preguntas, te dicen que el expediente se encuentra en una oficina de Sevilla, cómo no. A ver si el consejero, que por allí andará, le da un empujoncito, el hombre. Y ya de paso, que explique cómo es posible que a Almería no le haya correspondido ninguna de las otras seis subvenciones solicitadas a Turismo, tras la oportuna convocatoria pública.

Pero lo más esperpéntico, lo del Torreón de Cabo de Gata. El Ayuntamiento tiene una propuesta de rehabilitación en la que se instalaría un centro de interpretación de la pesca y una oficina de turismo. Sabedores de cómo se las gastan, el Ayuntamiento paga todo. Sólo precisa la cesión del inmueble, cuya titularidad se desconce. Y empieza el ping pog. Guardia Civil, Fomento, Patrimonio, hasta llegar a la JA. Cinco años dando vueltas, mareando al personal. Ahora salen con un tema de protección. A ver si el expediente se lo ha llevado el viento…

El terragal

Pedro Asensio
Economista
Lo deseable sería que la Junta reconociera con total sinceridad las graves deficiencias y carencias que padece el recién inaugurado Parque del Andarax. Pero no seamos ingenuos, esto nunca va a ocurrir. Por respuesta, se observa una actitud defensiva plagada de argumentos, a cual de ellos más peregrino.

El Ayuntamiento de Almería tiene la obligación de poner de manifiesto, desde un punto de vista técnico y a través de un informe, qué es lo que esta administración autonómica pretende ceder a nuestro municipio. Que en tono coloquial se utilicen términos como terregal o pellejería es también de agradecer, porque, al fin y al cabo, son las expresiones que mucha gente emplea cuando se topa con la realidad. Muchos pensarán que el informe de más de doscientas páginas es una confirmación de lo que ya veíamos con nuestro propios ojos; en cualquier caso, a los gobernantes les pedimos defender nuestros intereses, con rigor y con argumentos.

Los políticos de la Junta sostienen que la mayoría de las páginas del dichoso informe son fotografías. ¿Y qué? ¿No dicen que una imagen vale más que mil palabras? En determinadas situaciones hay que dejar constancia de lo que pasa, por si alguien peca de contumaz. También se insta a que acudan a los Tribunales, como si estos conflictos fueran de naturaleza judicial… El problema de fondo reside en el mínimo peso que el PSOE de Almería ejerce en Sevilla. Dudo que exista algún dirigente provincial que pudiera exigir y defender nuestra provincia con valentía y efectividad. Y si me equivoco, que me lo demuestren. La sensación de debilidad es terriblemente acusada. Imagino que alguien llamó por teléfono, interesándose por el problema, y en Sevilla, desde algún despacho de la Isla de la Cartuja, o desde otro lejano lugar en el que se toman las decisiones que nos incumben, se les diría: "Esto es lo que hay y búscate la vida".

La confrontación entre Almería y la Junta de Andalucía no es un hecho aislado que afecta sólo al Partido Popular. No nos engañemos. Ni siquiera se trata de una estrategia, como intentan hacernos ver. Es un asunto de mayor calado. Aquí también se equivocan todos estos delegados de la Junta que una y mil veces se ven obligados a justificar lo injustificable.

En esta provincia, el sentimiento de marginación, agravio y abandono a los que nos somete el gobierno andaluz es una realidad muy asumida por la inmensa mayoría de la opinión pública. En esta batalla perderán los almerienses, y será así mientras gobierne el PSOE. ¿Sería igual con el PP? No lo sé. Ellos llevan 30 años consecutivos y aún no ha habido alternancia.
(Publicado en elalmeria.es)