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José Heras, padre de la Biblioteca de Autores Almerienses

Antonio Torres
Periodista

La Feria del Libro ha tributado un homenaje póstumo José Heras, especialista en Gómez Arcos y depositario de la obra de Villaespesa. Su hijo, el profesor Antonio Heras Fernández, encabezó el homenaje póstumo tributado a su padre, José Heras Sánchez (La Calahorra, 1942-Almería, 2023), profesor de la Universidad de Almería (UAL) que peleó por la educación universal y gratuita. Su pasión última estaba centrada a que rompieran la pantalla y salieran a la calle figuras almerienses de las letras como Francisco Villaespesa, Carmen de Burgos Colombine, Agustín Gómez Arcas, autor de El niño pan, novela centrada en el hambre que siguieron a los primeros años del franquismo en su pueblo natal Enix.

Antonio Heras, en el centro, arropado por Miguel Gallego y Alberto Guillamón / A. Torres

El director de la Editorial de la UAL, Miguel Gallego Roca, alabó el papel exigente de Heras para la edición y el trabajo contextual como gran virtud. Uno de las últimas tareas de José Heras fue la coordinación de la novela Quitolis donde narra la historia de un cura humilde y sincero. El autor es el periodista José Jesús García Gómez (Almería, 1865-1916), licenciado en Leyes por la Universidad de Granada. Intervino en el homenaje póstumo Alberto Guillamón. “Admiré su generosidad investigadora y el diálogo pausado que irradiaba cada una de sus palabras” vino a decir Guillamón cuyo tatarabuelo es el poeta de Dalias Ramón Giménez Lamar (1867-1918), doctor en Derecho que publicó en el periódico madrileño El Globo y en la prensa ilustrada de Málaga, Granada y Almería. El autor de Quitolis fue un gran defensor de Almería frente al caciquismo. La novela lleva una cita de Carmen de Burgos: “Los libros que nos ha dejado Pepe Jesús bastan para perpetuar su nombre y honrar a la tierra en que nació”. 

Alternó la política, el periodismo y la literatura con la profesión de la abogacía. Fundó y dirigió El Radical firmándose Rigoletto y Perico el de los palotes, seudónimo también utilizado por Carmen de Burgos. En política, fue diputado republicano durante el periodo 1905-07 y en dos legislaturas concejal de Almería. Su entierro en Almería congregó a cerca de 10.000 personas. La Crónica Meridional informó que fue sepultado en la tierra, como él quería, bajo la sombra de un árbol amigo y adonde el sol bajase diariamente a visitarlo. 

Antonio Heras agradeció a la Feria del Libro y a la Editorial de la Universidad la organización de este acto de homenaje a su padre. “Decía Ortega que la vocación es la llamada que hacia un tipo de vida sentimosuna voz o grito imperativo que asciende de nuestro más radical fondo. Según Ortega, esa voz con la que se identifica la vocación llega a convertirse para la persona en un imperativo, podríamos decir que en un deber. Este es uno de los rasgos que creo que caracterizaron la vocación de José Heras, ese imperativo que él convirtió en perseverancia, persistencia, tenacidad. El entendimiento de la vocación como una proyección hacia el trabajo; como un compromiso, primero, y sobre todo, con él mismo, y después con la sociedad. Porque su vocación fue el Bien común, y el suyo fue, fundamentalmente, un compromiso social. Unamuno afirmó que “cuando se ve el fin social de lo que se trabaja, aparte de la recompensa que por ello se recibe, se encuentra otra más íntima recompensa en el trabajo mismo. El trabajo socialmente útil es, como la virtud, premio de sí mismo” Yo veo a mi padre definido, reflejado en estas palabras. ¿Y cuál era la vocación de Pepe Heras? Yo creo que su vocación fue la entrega a los demás. Así, en sentido amplio. Sé que es un concepto muy amplio, difuso, por eso voy a intentar profundizar un poco para explicarlo. Para su familia, amistades, compañeros, y en general cualquier persona que se cruzara con él, esta vocación se traducía en generosidad y en dedicación, siempre con mucha paciencia y con mucha prudencia. Significó estar siempre dispuesto a entregar sus cualidades personales, que, me van a permitir, eran muchas, para ayudar desinteresadamente a quien lo necesitara. Hay infinidad de casos, situaciones y anécdotas que podría relatar, pero creo que hoy nos corresponde centrarnos en su vocación literaria, su vocación por la cultura”, fueron las primeras palabras de Antonio Heras en un acto celebrado en la Delegación del Gobierno de la Junta de Andalucía a la que asistieron muchos familiares y amigos procedentes de toda la provincia como el cirujano Diego Ramírez de Vera o el profesor Francisco Miras, uno de los padres del estudio de la psicología en la UAL. 

José Heras se formó en el Seminario de Almería y ejerció el sacerdocio durante cinco años, en Vélez Blanco y Vera. Posteriormente cursó la Licenciatura de Filosofía y Letras, sección de Filología Románica, a la vez que desempeñaba varios trabajos. “Aportaré sólo un ejemplo, rememoró su hijo, “durante sus años en el Instituto Castillo de la Yedra de Cazorla en la década los 70. Creó el grupo de teatro del centro, al que en poco tiempo llevó a hacer gira por toda la provincia de Jaén. Fue el germen de un movimiento cultural que fue creciendo paulatinamente. Hoy en Cazorla se celebra un Festival Internacional de Teatro”. Esa vocación de entrega a los demás se tradujo, en el ámbito literario, en el trabajo para el reconocimiento y la recuperación de autores apartados, olvidados, incluso marginados. Pepe Heras eligió para realizar su tesis doctoral una novela de Agustín Gómez-Arcos, uno de los literatos más insignes de Almería, pero que era (y sigue siendo probablemente) un gran desconocido en nuestra tierra. “Creo que mi padre vio en Gómez-Arcos, además de su indudable calidad literaria, la figura de un escritor denostado, injustamente olvidado. Y trabajó para que pudiese ser conocido y reconocido en su tierra”. “Más adelante, en su etapa universitaria, siguió dedicando su labor investigadora y editorial, además de a Gómez-Arcos, a numerosas autoras y autores almerienses, como Carmen de Burgos, Álvarez de Sotomayor, y sobre todo Francisco Villaespesa; básicamente indagando y profundizando en aspectos de sus obras, algunas inéditas, o que estaban pendientes de investigar. También dedicó varios artículos a la Semiótica, otro de los campos a los que dedicó parte de su labor investigadora y docente”. “En sus últimos años de docencia, y desde que se jubiló, probablemente su principal aportación a la divulgación de la literatura almeriense ha sido el Proyecto de web de escritores almerienses, pendiente aún de presentación oficial. Y por supuesto, también, la Biblioteca de Autores Almerienses, que hoy nos trae aquí. En colaboración con la editorial de la Universidad y la Fundación de Unicaja…Una de los conceptos que, junto al de servicio público y compromiso con el bien común, más identifican a mi padre”, palabras emotivas de un hijo emocionado y orgulloso en representación de su admirada familia de Vera, Cuevas del Almanzora y Almería.

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