El orientalismo y
el populismo con multitudes manipuladas son aspectos que desarrolla José María
Perceval en sus dos últimos libros. Orientalismo sigue siendo un ambiguo
concepto añorante, dramático, a veces perverso, sobre un mundo mágico y
elitista, siempre al borde de su destrucción. Nació en un carmen, la casa
típica granadina del Albaicín, se
extendió por la Europa femenina de los salones y se remodeló con los Cuentos
de las mil y una noches, afirma el recientemente jubilado docente de la Facultad de
Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona José María
Perceval Verde (Almería, 1955), autor de El Orientalismo. El sueño y la
pesadilla que construyó Occidente.
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José María Perceval, con Antonio Torres / A. Torres |
El orientalismo de García
Lorca. “Es el cantor del desierto que sueña con el oasis. Es el lugar de las
pasiones secas, de las pasiones, del odio ancestral y el familiar de
generaciones enfrentadas entre vientos del levante que nubla los ojos y los
pensamientos. Lorca es el oriente exuberante en sentimientos, pasiones,
erotismo, adjetivos donde resuena el agua en verso de su poesía”.
Perceval asegura que Orientalismo se
lo debe a tres maestros, el pintor y viajero Miquel Barceló, al historiador
Bernard Vicent (que recientemente ha pasado unos días en Mojácar, en la casa
del ingeniero y escritor Clemente Flores y con el editor Juan Grima) y especialmente a quien
se lo prometió personalmente como es su añorado amigo Juan Goytisolo y
sus Campos de Níjar, según Perceval. “Es el oriente seco y austero
en prosa y en recursos, en pobreza de campos secos y habitantes de sentimientos
primigenios de Nijar y la Chanca. La confluencia de ambos es el drama, donde
los sentimientos apasionados provocan la catástrofe. Los une Bodas de
sangre, en el campo de Nijar tanto goytisoliano como lorquiano”.
José María Perceval lleva el apellido de uno de los grandes intelectuales de Almería, el padre del Movimiento Indaliano, Jesús de Perceval. Es sobrino del artista al que sigue admirando y poniendo en valor cada vez que surge una oportunidad.
“Después de
la conmoción de la invasión napoleónica de Egipto, el orientalismo impuso la
perspectiva de cartógrafos y académicos que acompañó al imperialismo colonial,
lo justificó tanto como canalizó la rebelión personal y colectiva contra la
imposición de las normas morales hipócritas occidentales. El orientalismo es,
en fin, un caleidoscopio de poder, sueños, pesadillas y subversión, cómo
el orientalismo de Lorca y el de Juan Goytisolo se enfrentan y confluyen en
Almería”. “En el calidoscopio que es el orientalismo, una imagen formada por
desiertos, oasis, despotismo, odaliscas, paraísos, sueños y pesadillas, hay dos
orientalismos que se oponen y se conjuntan: el mundo exuberante de la huerta de
regadío, imagen del paraíso, siempre rodeado de desierto y secarral donde
habitan demonios (djinn) y alucinaciones. También es el lugar del despotismo,
la decadencia, el lujo y la sensualidad ambigua de sentimientos que unen la
amistad eterna y los odios celosos”.
En su nuevo trabajo intenta Perceval constituir ese paisaje
orientalista con sus contradicciones y sus engaños, lugar que ha atraído a los
occidentales que lo inventario y lo soñaron. “Oriente no es un lugar, es una
línea en el horizonte. Y esta es su magia, conforme el viajero avanza, el
oriente se aleja. Los distintos orientes se irán sucediendo conforme avance el
poderío de los barcos de vapor pueda alcanzarlo. El hito fundamental para la
ruptura espacio temporal es la construcción del canal de Suez, inaugurado en
1870. Oriente, los orientes, están cinco veces más cerca que antes”.
Los Orientes se suceden. “El
oriente árabe, el oriente de la India, el oriente chino y el oriente japonés.
Cada uno de ellos conformará un viaje como objetivo en la mochila, unos
recuerdos (materiales e inmateriales) como parte del bagaje obtenido
Una industria del viaje que comienza con las guías y
los libros, las compañías de transporte, las navieras especializadas, los
hoteles en las etapas, los guías y los inevitables ladrones y estafadores a lo
largo de la ruta”. “Todos los orientes se construyen sistémicamente con una
estructura idéntica. Un mundo pleno de lujos y de miserias que se ofrece como
un destino misterioso y relativamente peligroso, un peligro controlado eso sí.
Un mundo de sensaciones y de emociones diferentes a las occidentales, un mundo
que se encuentra en el comienzo de su final, que debe ser captado antes de que
desaparezca definitivamente. El orientalismo acompaña al imperialismo, es su
triunfo estético más evidente llenando los museos, la arquitectura y la pintura
europea con su estilo”.
Demagogia frente a debate. Otro trabajo de Perceval que está cosechando éxito es El populismo. Cómo las multitudes han sido temidas, manipuladas y seducidas. “El siglo XXI es el siglo más pasional de la historia. Es el siglo de los sentimientos extremos que se manifiestan en red, viralizan sus contenidos de odio provocando reacciones incontroladas y multitudinarias. La política no puede vivir sin una empatía emocional, pero las emociones desatadas pueden matar la política”. “El momento populista actual encuentra su parecido en la crisis de la república romana donde la demagogia acabó con la democracia, el espectáculo mató el debate y el entusiasmo de los juegos sustituyó a la discusión de la asamblea. El resultado fue el fin de la democracia del senado en manos de un emperador tiránico apoyado por la violencia de las legiones. Y a Cicerón le cortaron la cabeza”.
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