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Cantoria: va llegando la hora de limpiar la casa

Emilio Padilla Chirveches
Periodista cantoriano

El Ayuntamiento de la villa es, para decirlo con claridad, la empresa pública más importante de Cantoria. Así lo confirman no solo las cifras de la plantilla municipal, unos 63, más o menos, entre funcionarios, trabajadores y miembros del gobierno liberados, y las de los estados financieros, que echan para atrás, como al que huele a muerto en descomposición, con tanto número rojo, sino la encuesta de opinión que la destaca como una de las más endeudadas de la comarca del Almanzora, pese a los desmentidos continuos de un gobierno cuya credibilidad anda en sus horas más bajas.
Por tal motivo, las acusaciones sobre episodios de presunta corrupción en el Consistorio y las cifras que acompañan son motivo de inmensa preocupación entre los ciudadanos preocupados por el buen funcionamiento de sus instituciones. Los episodios que han visto la luz -que hacen referencia a hechos que han venido sucediendo en los últimos años- constituyen un campanazo de alerta sobre la necesidad de efectuar las investigaciones pertinentes y sancionar en forma ejemplar, caiga quien caiga, a aquellos que hayan cometido actos al margen de la ley y de la buena conducta.

Iglesia de Cantoria
No puede ser de otro modo. En momentos en los que la construcción experimenta innegables turbulencias a nivel local, provincial, regional y nacional, lo que se requiere es garantizar que la nave esté lista para afrontar el oleje, por fuerte que azote. Y eso solo se logra eliminando de raiz cualquier tipo de manejo que suponga un incremento en la ya de por sí abultada deuda municipal, cifrada por la oposición socialista en unos tres millones de euros. Si no hay contraprestación al alza, cualquier operación que endeude al pueblo aún más, se hace necesaria erradicarla, si se impone el sentido práctico, ético y moral en la administración institucional.

No podemos permitir que este gobierno siga aprobando operaciones de tesorería, para pagar sueldazos que no se ganan, como el del alcalde, el de la teniente de alcalde (3.600 euros/mes) y el de Pedro Llamas, que cobra de la empresa local de descapacitados finiquitada 2.100 euros al mes, que suman varias decenas de miles de euros al año y que ayudan a hipotecar a cotro y medio plazo el modelo de desarrollo que queremos para nuestro pueblo.

En razón de lo anterior, es obligación del gobierno entrante, esperemos no sea el actual, por la cuenta que nos trae, llevar a cabo las actuaciones a las que haya lugar y producir resultados a la mayor brevedad. Las pesquisas iniciales segieren que se trata de actos encadenados por intereses creados de unos pocos, debido a lo cual hay que reaccionar con presteza, para que el Ayuntamiento pueda tomar un segundo aire y enfrentar con determinación los desafíos que vienen del ajuste de cinturón aconsejado por cualquier experto, para que la bajada de pantalones no nos deje con el culo al aire al sol que más enfría.

Los retos no son de orden menor. Como bien lo sabe la opinión, los ingresos de las arcas municipales han caído en picado desde el estallido de la burbuja inmobiliaria y de los desmadres urbanísticos ilegales consentidos por quienes tienen el deber de poner orden en tanta anarquía constructora y, simplemente, se han enriquecido con ella, como esos pescadores en aguas revueltas.

Más allá de las estrategias que tiene que poner en práctica el gobierno local entrante para reducir los números rojos, hay que cambiar la mentalidad en el gasto del dinero público, que no es de nadie, sino de todos. Y en esa guerra de resistencia el compromiso del gobierno y la colaboración de la ciudadanía deben ser ejemplares y aviso a navegantes para que se sepa que con el dinero del contribuyente no se juega cuando se pierde una partida tras otra.

El Ayuntamiento cuenta con fortalezas y debilidades. Entre las primeras se encuentra el hecho de poseer los instrumentos y herramientas necesarios para la hacer de nuestro municipio un lugar atractivo para la avispada inversión, que siempre está atenta cuando hay beneficios, y acude rauda y veloz a la llamada. Y será en ese momento cuando la capacidad inventiva, ingeniosa de los representantes institucionales y sociales, se ponga a trabajar en serio, en ese desafío de mantener la rienda corta en el manejo de la Administración Local, en favor del desarrollo del modelo de futuro sostenible que queremos para el crecimiento racional de nuestra comunidad, a través de nuevas iniciativas enfocadas a la consecución de los objetivos perseguidos, de las que trataré en profundidad llegado el momento.

Y para sortear con éxito el reto, no hay un camino diferente al de contar con una administración concentrada en llevar la nave a puerto seguro. Eso solo será posible si la corrupción es extirpada, ante lo cual la ciudadanía espera celeridad y -en ello insisto- penas ejemplares que demuestren que con el patrimonio público de los cantoriano no se juega, porque no está en juego.