El inédito
apagón energético del 28 de abril en España y Portugal, que afectó de manera
parcial a Francia, Italia y Alemania, puso de relieve que tenemos un Gobierno
eficaz y una ciudadanía admirable. Pedro Sánchez ha demostrado nuevamente su
eficacia, seriedad y humanidad ante una catástrofe sin precedentes, como lo
confirma el hecho de que 8 comunidades autónomas pusieran la gestión de esta
crisis en sus manos, entre ellas Andalucía. Tan confiados estaban que, incluso,
el presidente andaluz, Moreno Bonilla, se permitió el lujo de viajar a Valencia
a un congreso de su partido mientras los andaluces comenzaban a hacer el
cálculo de sus pérdidas. ¿Qué va a plantear para compensar a los afectados?
Responsabilidad, cero. Empatía, por debajo de cero.
El retorno a la
normalidad ha puesto en evidencia el desierto energético que dejó Rajoy a su
paso por el Gobierno de España, al sacar de la planificación energética la
autopista eléctrica desde Vera a Caparacena. De hecho, si ya se está
implantando y está a punto de terminarse la nueva subestación de Antas, es
gracias al ejercicio de responsabilidad del Gobierno de Pedro Sánchez.
Si los
almerienses estamos en una isla energética y de comunicaciones, es sín duda,
gracias a los palos en la rueda que los mandatarios del PP pusieron durante sus
mandatos en España: primero con el AVE, tapiando los túneles de Sorbas, y
ahora, como vemos, con la energía, bloqueando esta infraestructura energética
vital para el desarrollo de la provincia.
Para la
antología del ridículo quedarán las declaraciones de Moreno Bonilla dando
pábulo a teorías conspiranoicas en plena crisis y reclamando la intervención
del ejército para evitar pillajes que, como hemos visto, no llegaron a
producirse. O las del diputado del PP, Rafael Hernando, acompañadas de una
imagen falsa de la península ibérica completamente a oscuras, cuando la
realidad es que a las nueve de la noche buena parte de España había recuperado
la normalidad. Lo mismo que las de Núñez Feijoó, acusando al Gobierno de falta
de transparencia, con la de incógnitas que aún quedan por resolver de la crisis
de la DANA en Valencia.
Aunque les pese, el Gobierno de España actuó como uno de los más avanzados del mundo, demostrando la gran fortaleza institucional de nuestro país y la profesionalidad de cada uno de los agentes implicados en devolver la normalidad.
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